Sábado, 4 de abril de 2009 | Hoy
Por Matías Gigli
El taller de arquitectura de Miguel Angel Roca en la FADU cumplió 25 años, lo que no es poco. En los primeros años de democracia, el cordobés Roca fue invitado por el centro de estudiantes a abrir una cátedra vertical. Roca ganó por concurso y comenzó a dictarla en 1984. Desde ese momento el taller funciona por las mañanas y desde el año pasado lo comparte con el profesor titular Horacio Sardín.
El taller sigue teniendo un empuje y un entusiasmo contundentes por parte de los alumnos, que este año son casi mil, contando extranjeros. Este espacio de enseñanza está dirigido además por los profesores adjuntos Víctor Villasuso y Celia Victoria Cura, y los jefes de trabajos prácticos Cecilia Bobbio, Fernando Brocca, Nelson Brufal, Pablo Curone, Alejandro Ledesma, Marcelo Manfrino, Crisian Proupin, Jorge Sorhanet y Oscar Vázquez.
El criterio pedagógico, según Roca, “es dejar aprender, que la enseñanza es fundamentalmente dejar aprender y que los temas centrales de nuestro tiempo son básicamente tres: hacer ciudad, la producción y, por último, el problema del lenguaje”. Si algo caracteriza la cátedra son los trabajos y las pautas de enseñanza de la arquitectura. Recuerda Oscar Vázquez que “siempre les cuento a mis alumnos que cuando por primera vez me inscribí en la cátedra Roca, fui a ver la exposición de fin de año. Me sorprendió gratamente, ya que vi proyectos totalmente diferentes, donde se respetaba al alumno, existía pluralidad de ideas, su multiplicidad de arquitecturas surgidas de correcciones colectivas”.
Desde la cátedra consideran que los alumnos deciden en forma absolutamente libre y responsable sus posiciones frente a los temas y programas planteados sucesiva y alternativamente por la cátedra. En esa perspectiva se estudia cuáles son los elementos estructurantes y configurantes del espacio urbano, qué es hacer ciudad, cómo elaborar una estrategia de intervención, cómo leer una ciudad, cómo interpretarla, cómo actuar sobre ella haciendo. El planteo se nutrió de diversas vertientes y orientaciones arquitectónicas que han servido como excusas conceptuales y metodológicas para crear una relación abierta al aprendizaje y a la discusión de temas y reflexiones. Por otro lado siempre se recalca que en la cátedra se forman personas. Esto significa estar formando seres pensantes, autónomos. Dar la confianza de que no van a ser reprimidos ni sancionados, ni contaminados con nuestra manera de pensar. Así le gusta poner en la mesa de discusión las cosas a Roca.
Aclarando que el docente colabora en estas etapas como un integrante más en el proceso de diseño, privilegiando las posiciones personales por sobre las que pudiesen surgir del consenso y en el mismo taller, dentro del mismo nivel, se escuchan las campanas de varios docentes, situación poco frecuente en los ámbitos académicos habituales. A los integrantes del taller los unen admiraciones, respeto, afectos profundos, pero no necesariamente convergencias ideológicas. Cada uno piensa de manera distinta, y encuentran enriquecedora esta postura.
Roca lo define: “La cátedra es un zoológico asumido y los estudiantes se han asumido y se han expresado como zoológico. La libertad ha reinado. ¿Para qué está la libertad? Para generar capacidad de reflexión y, al mismo tiempo, responsabilidad”.
Desde el punto de vista de la pluralidad de trabajos a escala urbana de baja y alta complejidad, se incrementa el número y la variedad de situaciones tendientes a adquirir una manera de aproximación, un proceso y un ritmo condigno a las demandas de un mercado profesional.
Entender a la Arquitectura como asignatura síntesis, donde deben aparecer rescatados los contenidos de otras disciplinas: morfológicas, técnicas, históricas, verificándose a través de la práctica concreta del proceso de diseño, los conocimientos específicos de esos campos y sus interrelaciones de manera creativa.
Se desarrolla en los alumnos una actitud de reflexión filosófica y crítica: la arquitectura y la ciudad a través de una elaboración conceptual sobre la naturaleza esencial del tema, planteado como problema–tema. Luego, los temas emergentes. Finalmente se hace hincapié en la validez de las conclusiones arribadas. Se intenta desarrollar la plenitud de la capacidad creativa, a partir de un marco conceptual, para la concreción de una imagen cuya formalización sea válida y coherente con un enfoque y con una postura personal.
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