Sábado, 11 de julio de 2009 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
Lúdicos, juguetones y preocupados por la calidad de vida de las personas, diseñadores españoles en la muestra itinerante Living Spain dan el pulso de un país con una fuerte apuesta por la disciplina.
Por Luján Cambariere
Itinerando por el mundo (hasta hace una semana estuvo en San Pablo gracias al apoyo del Senac y del Centro Cultural de España en esa ciudad y antes en Francia, Alemania y Finlandia) la exposición Living Spain, curada por Marcelo Leslabay, diseñador argentino radicado hace más de veinte años en España, muestra el trabajo de 24 profesionales que demuestran la potencia del diseño en ese país. Mobiliario, iluminación y complementos del hábitat que dan cuenta de la creatividad de jóvenes proyectistas pero, sobre todo, de la apuesta de diversas firmas españolas por la disciplina.
Como señalara el propio Leslabay: “Living Spain es una selección de diseño contemporáneo con la que queremos contar cómo vivimos y nos relacionamos con nuestro entorno. Cómo han interpretado los diseñadores españoles los escenarios de nuestra vida cotidiana y cómo nuestros empresarios se han comprometido en materializar este estilo de vida. En nuestros espacios habitables se observan influencias del arte, de la moda y de otras culturas, se perciben guiños al pasado y al futuro. Con un lenguaje proyectual ecléctico, de continuas mutaciones y de límites difusos entre lo racional, lo onírico y lo lúdico. Otra característica es que tipologías de productos muy distintos son compatibles para zonas de interior y de exterior, aspecto que resalta la intensa relación con el sol, las playas y el excelente clima que caracteriza a grandes regiones de España a través de objetos pensados para vivir intensamente y disfrutar de la naturaleza”, detalla.
¿El ADN del diseño español? Leslabay responde: “En España se hace buen diseño y de esto ya hace varias décadas, pero no resulta tan claro hablar de un estilo propio. La diversidad formal y de estilos de los diseñadores refleja la imagen de un país con una gran riqueza cultural, en la que percibimos ciertas características intangibles, que incorpora los sedimentos dejados por el paso de diferentes culturas con un riquísimo patrimonio artístico. De todos modos, cuando el diseño español cruza las fronteras es cuando se ven las diferencias, deja entrever su espíritu latino y se comprueba que el Made in Spain se ha transformado en un signo positivo”, remata.
Dentro de ellas, una jugada favorita por lo reflexiva y sobre todo por ser una las pocas en pensar en poblaciones vulnerables como las trabajadoras sexuales, es el Kleensex, sábanas de bolsillo desechables recomendadas para un contacto limpio en polietileno reciclable. La licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y diseñadora industrial de la Central Saint Martins School of Art and Design de Londres, Ana Mir, presenta dos productos. El Tomato, un puf que por su forma orgánica, su acabado blando y sus generosas dimensiones ofrece un punto de descanso informal a pocos centímetros del suelo (realizado en espuma de poliuretano de 66 cm de diámetro en cuatro colores –negro, amarillo, rojo y morado–, es apilable, lavable y se adapta tanto a espacios públicos como domésticos). Y en autoría con su socio en el estudio Emiliana, Emili Padrós, y producido también por Nani Marquina, el Pillow Play. Una serie de ligeros y elásticos almohadones que se adaptan al cuerpo. “Son maleables e invitan al juego y a experiencias sensoriales en diferentes situaciones: relajarse, dormir e incluso sumergirlos dentro del agua”, sugiere Mir.
En tren de dar cuenta de emblemáticos del diseño español, los Wabi de Camper (con local en nuestro país). “Zapatos hechos con un mínimo de operaciones y con sólo tres elementos independientes para un reciclaje más fácil y un proceso más sostenible. La fibra de coco de la que están compuestos (CocoFootbed) actúa como un colchón, regula la temperatura y absorbe la humedad”, aseguran.
Siguiendo dentro del paisaje doméstico, dos piezas de diez+diez diseño. El banco Miriápodo en fundición de aluminio, destinado tanto a interiores como a exteriores, de una gran versatilidad y crecimiento ilimitado. Y el Neobotijo, la actualización de una jarra tradicional en porcelana esmaltada. Las bandejas Delica diseñadas por el estudio Zoocreative que se propone “buscar la relación entre el factor humano y el objeto mediante una intervención esencialista”. Y los Simples de Martín Ruiz de Azua y Gerard Moliné, piezas para baño de propileno de rotomoldeo producidas por Cosmic que pueden tener un uso alternativo en garajes, cuartos de limpieza y también en el jardín.
La tumbona y la mesa 356 de José Gandía y Pablo Gironés fabricadas con polietileno mediante rotomoldeo por Gandía Blasco. Fabricada en acero galvanizado y tiras de fórmica, la sombrilla Ensombra de los odosdesign inspirada en el arte oriental. Y la Waterproof de Héctor Serrano fabricada por Metalarte, una lámpara para utilizar en el agua –piscinas, fuentes o estanques–. Durante el día se mantiene apagada boca abajo fuera del agua y por la noche se lanza flotando boca arriba en posición de encendido. Fabricada en polietileno rotomoldeado, es totalmente resistente al agua y sumergible, dentro alberga una batería recargable que ofrece seis horas de uso. “En este caso no se ha diseñado una nueva lámpara sino un nuevo contexto. El resultado es una nueva tipología de lámpara que se caracteriza por lo surrealista y mágico de la relación entre el arquetipo de lámpara de mesa y el agua”, explica el propio Serrano.
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