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Sábado, 29 de agosto de 2009

La sinagoga-rancho de Villaguay

Uno de los monumentos culturales más deliciosos de este país es un rancho que se alza en una hectárea arbolada en las afueras de Villaguay, Entre Ríos. El lugar está en pleno corazón de lo que fue una Argentina rural judía y es un producto sólo posible por las experiencias migratorias: es un rancho de adobes parejos, con galería de palo picado y piso de ladrillos, bien plantado entre eucaliptos añosos y dominado por una gran estrella de David. Es la única sinagoga rancho del sistema solar, un artefacto sólo creíble entre los gauchos judíos.

Los lugareños están acostumbrados a que les caigan visitas buscando el edificio. El escritor y periodista Andrew Graham-Yooll organizó, hace tantos años ya, una pequeña expedición para buscarla. Su interés nacía de que los escoceses –que tienen una inmigración argentina mucho más antigua de lo que se suele creer– también crearon un templo de adobes, la famosa rancho-kirk.

Resultó que su par judía era custodiada por una de las pocas familias de la gran inmigración organizada por el barón Hirsch que no terminó en las ciudades. Criollísima, la familia cuidaba la sinagoga como propia, se sabía su historia de memoria y la abría a quien quisiera verla. Y contaba que la vieja colonia local, ya disuelta, había dejado otro tesoro, un galpón lleno de libros, muebles y artefactos traídos de Europa, además de infinitas herramientas y objetos fabricados ahí mismo por el herrero, traído especialmente de Ucrania a Entre Ríos.

Gracias a nuestro editor sub rosa Jorge Cohen, nos enteramos de que la Asociación Israelita Argentina de Villaguay se reunió hace unos días con el gobernador entrerriano Sergio Urribarri para pedirle ayuda para poner en valor el lugar y declararlo monumento histórico. El rancho tiene entrada por su galería sencilla y se divide en dos ambientes. El principal todavía muestra sus bancos de madera dura, su elaborado mueble de custodia de la Torá y una serie de lámparas de carburo, coloridas y elaboradas, que son un deleite. Atrás hay un segundo ambiente con amplias ventanas al principal para las mujeres y los niños, que doblaba como escuela confesional.

La Torá fue restaurada hace pocos años por especialistas, que se encontraron con un bello ejemplar hecho en Rusia hace muchos años. El edificio, con el mantenimiento que le puede dar una familia, estaba entero y sin graves patologías, pero la misma fragilidad de sus materiales le da un toque de milagro a su misma existencia. Ojalá que el pedido sea escuchado y de paso se ponga a la sinagoga de Villaguay en el mapa cultural de la provincia, para que sea más visitada.

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