Sábado, 28 de noviembre de 2009 | Hoy
Ayer se inauguró un lugar que pasa de idealista y se anota en la patriada. La firma Ctibor, una fábrica de ladrillos que ya pasó del siglo, inauguró su propio museo dedicado a ese esencial material. La Ctibor fue fundada por un inmigrante, Francisco, que se dedicó a proveer materiales para la naciente ciudad de La Plata. En 1905 se mudó al lugar actual y las oficinas de ese momento son el núcleo del museo en un amplio predio, ahora urbano, donde todavía quedan chimeneas y hasta un gran horno desactivado, y donde se fabricaron millones de piezas para la ciudad. El edificio es una de nuestras sencillas casas criollas y un verdadero catálogo de temperaturas y técnicas de cocción: se hizo con ladrillos que no se vendieron por razones diversas y van del rosa al marrón vehemente. El museo, diseñado por el arquitecto Guillermo García, le agrega al viejo edificio original un volumen de vidrio que aloja un gran auditorio y reúne máquinas, muebles, herramientas y muchos ladrillos de época. En la restauración del edificio se rescataron materiales originales y se despejaron las cámaras de aire bajo pisos y cielorrasos, con lo que el caserón vuelve a funcionar como antaño. Se agregaron tecnologías de control de humedad y, alegría, se preservó el jardín. Informes y horarios en www.museodelladrillo.com.ar.
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