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Sábado, 5 de febrero de 2011

CON NOMBRE PROPIO

Etéreos

Los tejidos –desde accesorios hasta cortinas– realizados con corte láser, de Renata Meirelles, visten la casa y tatúan el cuerpo.

 Por Luján Cambariere

Negativo y positivo. Fondo y figura. Contenedor y contenido. El trabajo de la paulista Renata Meirelles transita esos opuestos en un juego absolutamente sutil, etéreo y exquisito.

Artista plástica de profesión (se formó en la FAAP), fue su marido en la industria quien la puso en contacto con maquinaria que si bien era concebida para otros fines, ella comenzó a compartir empleándola en pos del diseño de sus propias piezas.

Al principio, fueron trabajos de gran envergadura para empresas y estudios de arquitectura –ambientaciones, mobiliario e interiorismo– desde su marca Performa, hasta que hace algunos años comenzó con una gran investigación su más reciente trabajo, que ya fue galardonado con varios premios. Recibió una mención honorífica en el Premio Museu Da Casa Brasileira, participó de la Bienal Brasilera de Design en Curitiba, donde una de sus piezas más imponentes, una instalación de siete metros con varios paneles de tejido superpuestos colgaba en la entrada dando la bienvenida y el mes pasado realizó una muestra en Toronto, donde sus piezas se venden en la tienda del Museo de Arte Textil, así como en la del MOMA de Nueva York. Una apuesta donde combina su parte más artística y artesanal con lo industrial. Y atraviesa todo tipo de fronteras, ya que sus textiles visten la casa y tatúan el cuerpo.

Recortes

Así se llama la colección basada en el empleo del corte láser que, entre otras cosas (y una cuestión nada menor por cierto), le permite aprovechar el ciento por ciento de los tejidos que emplea –microfibras, shantung, tafetas–. Meirelles emplea el positivo y el negativo. Cuenta que cuando descubrió esa posibilidad, su trabajo viró por completo. La “sobra” para otros es puntapié de los más bellos y delicados objetos. Desde collares a chales que se pegan al cuerpo o enormes paneles y divisores de ambientes. “Este trabajo combina la producción industrial con la artesanal. Yo dibujo a mano alzada cada uno de los diseños (al día de hoy, más de 57 patrones gráficos inspirándose sobre todo en la naturaleza) y después los digitalizo y recién ahí quedan rediseñados en un software 2D para que la máquina los corte”, cuenta de paso por Buenos Aires.

¿El resultado? Recortes y tramas que crean movimientos, contornos y efectos inesperados.

¿Diseño eco? “El impacto ambiental y generar el menor número de residuos siempre fueron mis preocupaciones en la concepción de los productos. Por eso mis proyectos son concebidos para que los negativos resultantes de los cortes sean también totalmente aprovechados y compongan una línea de productos dando vida a todo tipo de collares, pulseras y broches, resultando en cero la pérdida de material. Con los recortes que hago, aprendí que lo que descartamos en un proceso puede ser reutilizado, la materia prima ideal para otro. Esta retroalimentación es el secreto para mí hoy de la sustentabilidad y, en lo personal, acabo siendo parte fundamental de mi proceso creativo en la elaboración de nuevos productos.” “Además”, continúa, “yo disfruto de entrar a la fábrica y acompañar todas las etapas del proceso. Mi sueño es hacer una exposición mostrando cada fase del desarrollo de mis productos y su evolución: desde la concepción de la pieza al diseño, el traspaso para el diseño vectorial a través de un programa 2D, hasta el formato final, utilizando las técnicas del láser.” Moda, arte y arquitectura cosechan sus frutos.

Renata Meirelles: [email protected]

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