Sábado, 22 de marzo de 2003 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
Ana Pastor escapa a las tradiciones con temas de la naturaleza, humor y una estética de la mano sobre la porcelana.
Por Luján Cambariere
Ya desde que comenzó con su primer curso de pintura sobre porcelana, hace más de diez años, Ana Pastor le escapa a los cánones de la técnica tradicional con su vajilla extremadamente delicada, ingeniosa y original. Inquieta, sensible y tremendamente observadora, en vez de copiar o calcar directamente en la vajilla dibujos o estampas clásicas, apuraba su pincel a mano alzada incursionando en sus propias formas y figuras. Escapándoles a los motivos clásicos de flores o los típicos de la porcelana china, desde el inicio ensayó con el mundo que a ella le fascinaba y la sensibilizaba y, sobre todo, con una meditada intención de sorprender y hacer cómplice de ciertos guiños o bromas sutiles ya fuera desde un plato, fuente o taza, a sus usuarios.
Escapándole
a lo clásico
Así,
las fuentes de inspiración para todos sus diseños son de lo más
variadas. Puede ser desde la naturaleza, la forma de una hoja, determinado
insecto o el proceso de germinación de una planta. Su investigación
rigurosa de cada temática hace el resto. Su desvelo pasa por descubrir
cada matiz, cada tonalidad y las distintas formas del motivo en cuestión,
por eso puede llegar a pasarse días investigando en libros de botánica
u observando distintas especies de insectos durante horas.
Siempre lejos de la copia, el sello de su obra pasa por un trabajo impecable
y sobre todo por esa vuelta lúdica que involucra al usuario o que también
logra mediante la fracción de un determinado motivo o diseño.
Me gusta que conforme tengan contacto con la pieza vayan descubriendo
ciertas ocurrencias o que se sorprendan con ciertas detalles como un bichito
de San Antonio que aparece como caído azarosamente dentro de una taza,
una margarita que se deshoja o hasta un tallo de amapola que comienza en un
lado de un plato y que descubre su flor en plenitud en el otro. Yo misma me
voy entreteniendo con esos juegos y una vez que agarro el pincel nunca sé
dónde va a terminar la historia, señala.
Piezas
claves
Completan
sus líneas las famosas libélulas que recrea desde fuentes, bandejas,
todo tipo de platos, tazones de campo, teteras, azucareras, saleros, pimenteros,
jarras y sets de baño. Sus originales flores visitadas por bichitos de
San Antonio, suelen caerse en el fondo de tazas, lecheras o azucareras. Y las
cañas o bambúes para platos cuadrados propios de un estilo más
zen o minimalistas.
¿La porcelana como material? Es única. El pincel se desliza
en ella tan dócilmente que parece que fuera solo. Además la porcelana
es sumamente noble, no se cacha, ni se tiñe. Perdurable, inalterable
en el tiempo, explica. ¿La vajilla de autor como elemento de la
casa? El ritual de la mesa es fundamental. Cuando uno lo practica hace
sentir bien a su agasajado o a las personas que habitan en esa casa. Una mesa
bien puesta viste la casa, habla del anfitrión y siempre crea un clima
especial, remata. n
Ana Pastor: 4744-0171, 15-44749361.
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