Sáb 08.10.2011
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Yo reconsidero, tú reconsideras...

Esta nueva manera de lograr excepciones municipales toma velocidad, con seis en el temario de esta semana. La city tiene APH, mientras el macrismo les hace un lugarcito a los amigos.

› Por Sergio Kiernan

El tema de las “reconsideraciones” en el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, CAAP, que fue tema de tapa de nuestra última edición, se está acelerando. En su sesión de este martes, el Consejo tenía en su temario nada menos que seis reconsideraciones, un crecimiento exponencial. Evidentemente, corrió la voz en la industria de que todavía se pueden lograr las famosas excepciones municipales que tan mal recuerdo dejaron. Y no sólo se pueden pedir, sino que rutinariamente llegan al CAAP con la firma del subsecretario de Planificación, Héctor Lostri.

En el temario compilado por la Dirección General de Interpretación Urbana para la reunión del CAAP de este martes figuraban las reconsideraciones pendientes de sesiones anteriores de Vidal 2259 y Quito 3666. El temario imponía cuatro nuevas, en Echeverría 2774 y 3045, Moldes 1828/30 y Guatemala 5093. Todos estos edificios habían sido ya “estimados” por el Consejo, que recomendó incluirlos en el listado preventivo para que los expedientes fueran a la Legislatura. Y ahora se pedía que lo pensaran mejor.

El nivel de desprolijidad con que trabaja el CAAP ya es temerario. Estos graves temas, que implican mucho dinero, les llegaron a los miembros el viernes 30 de septiembre a las 15.57. Si alguno de los miembros quería hacer alguna consulta o ir a ver el lugar cuya existencia misma tenía que sancionar, debía usar el fin de semana, el lunes o la mañana del mismo martes en que se hacía la reunión. Si no, tenía que conformarse con la información que le mandara la DGIU. El mail con que llegó el listado y las fichas correspondientes incluía una disculpa “por no haber podido enviar ayer la documentación, pero hubo un corte general de energía eléctrica”. La frase es reveladora, porque muestra que lo normal es que las fichas lleguen los jueves, con lo que hay dos días hábiles para decidir el destino de los edificios.

Para más trabajo, vienen las reconsideraciones, que significan ver todo dos veces. Los miembros del CAAP deberían pensar bien antes de aceptar siquiera que puedan existir reconsideraciones. Esto es por dos razones: para no participar en trámites de gran impacto económico, que pueden terminar despertando sospechas; y para no perder de vista que son parte de un trámite legislativo y no administrativo, con lo que ni la DGIU, ni Lostri, ni el ministro de Desarrollo Urbano, ni el mismo jefe de Gobierno pueden pedirles legalmente que reconsideren nada, poder exclusivo de los legisladores electos.

Un miembro del CAAP, Mónica Capano, titular de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteño, se quejó por nota del recorte de plazos, de la confusión con que llega el material –ni se numeran los items, con lo que nadie sabe realmente si le llegó todo o falta algo– y de que nunca, pero nunca se cumplan los plazos que marca la ley.

La city

Este jueves a la noche, la Legislatura le dio la segunda y final sanción a la preservación de un amplio sector de nuestra ciudad. Los diputados aprobaron nuevamente la ley creada por el titular de la Comisión de Patrimonio, Patricio Di Stefano, que amplía el Area de Protección Histórica del Centro viejo y cubre 39 manzanas de la city porteña. Un golazo en el que se regula de otra manera ese lugar, favorito de las torres, y se catalogan individualmente 192 edificios.

La ley sanciona efectivamente un APH que va de Parque Lezama a Plaza San Martín, porque los límites de la nueva protección son la avenida Alem, el APH 1 que cubre San Telmo y la Avenida de Mayo, la Plaza San Martín (APH 38) y la calle Florida, que por fin se protege en conjunto. La gran novedad es que este APH, que contiene una cantidad monomaníaca de rascacielos, de hecho los descarta, prohíbe los trucos contables de perímetros exentos y subsuelos descontables, y ordena a la construcción nueva considerar el entorno.

Lo que probablemente se vea más rápido será el aspecto exterior de la región, ya que al ser APH comienza a aplicarse la mucho más estricta legislación de cartelería y señalética. Así como la avenida Callao cambió dramáticamente por el APH creado por Marta Varela, en esta nueva zona no se podrá más usar cartelones que cubran más del 5 por ciento de la planta baja y no se podrán romper más los ornamentos de fachada para colgar equipos de aire acondicionado.

En peligro

El miércoles, en la misma Legislatura, se presentó el libro Salvemos Buenos Aires, que reúne las ponencias del encuentro realizado del 13 al 15 de septiembre del año pasado de mano de Basta de Demoler y la Fundación Ciudad. Como no ocurre siempre con este tipo de publicaciones, el libro es muy legible y de hecho compone un manual de ideas de gestión y de leyes especiales, el aspecto del encuentro que más impresionó hace un año.

Una de las invitadas de entonces, Norma Barbacci, estuvo esta semana de nuevo presente y compartió una primicia. Barbacci es la especialista en “castellano” –Latinoamérica e Iberia– de la gran institución que es el World Monuments Fund. La espada del WMF es su Watch List, la lista de lugares y edificios en peligro a nivel mundial que publican cada dos años. Así como ya figuramos por dejar caer la Sinagoga Brenner o permitir la piqueta libre en el Centro porteño, los argentinos volvimos a figurar este año con nada menos que tres agachadas graves.

Una es la Casa del Puente, la belleza saqueada, quemada y vandalizada que Amancio Williams diseñó encima de un arroyo para su padre músico. Esta joya moderna cercana a Mar del Plata nunca termina de ser nacionalizada o provincializada para ser rescatada, con lo que ahora se suma al papelón internacional. Otro ítem en la lista es la ciudad de La Plata, así entera, gracias a los desmanes legislativos del Concejo Deliberante local, que nunca terminan de arreglarse. Y el tercero es el Pucará de Tilcara, en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy, amenazado por el turismo y el desarrollo sin control. Este papelón es particularmente grave, porque la quebrada y la fortaleza precolombina son patrimonio de la Unesco...

Otra vez el Copua

El Consejo del Plan Urbano Ambiental es un órgano que, teóricamente, funciona con poderes delegados de la Legislatura, cosa bastante preguntable desde el punto de vista legal. Pero al menos hasta ahora se podía decir que las eventuales macanas las cometían representantes de instituciones que se sentaban en este Copua con un mandato legal. Ahora, ni siquiera: este jueves, el Boletín Oficial porteño anuncia que el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, cambia por resolución la composición de un organismo creado por la ley 71.

Lo que decidió Chaín es que la Comisión Asesora del Copua cambie de personal, y los cambios son realmente llamativos. En el nuevo Consejo estarán el Centro Argentino de Ingenieros, el indecible Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, la Sociedad Central de Arquitectos, la FADU-UBA, el Consejo Profesional de Ingeniería Civil, el departamento de Transporte de la carrera de Ingeniería de la UBA, la FADU Universidad de Belgrano, la Universidad de Palermo, la Maestría de Economía Urbana de la Universidad Di Tella.

Pero entre tanto profesional y académico aparecen entidades sorprendentes como la Asociación Empresarios de la Vivienda, la Cámara Argentina de la Construcción y la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos. Si esto suena a mucho empresario asesorando al Estado porteño, lo mejor viene al final, porque también figura algo llamado AG Green Building, que es directamente una empresa privada. Estas entradas reemplazan a las salidas de todas las ONG que formaban el Consejo.

El Copua solía entrometerse en los trámites legislativos de nuestra ciudad oponiéndose, siempre oponiéndose, a catalogar edificios, a la vez que “exigía” ser consultado en estos temas. Los diputados les hicieron notar que el Consejo no tiene ni remotamente mandato para ser consultado en estas cuestiones. Se ve que encontraron otras actividades y Chaín le hace lugar ahora al sector privado para que opinen sobre el urbanismo y el medio ambiente de los porteños.

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