Sábado, 10 de marzo de 2012 | Hoy
El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora acaba de dejar con la boca abierta a más de uno al darles a los vecinos un nivel de protección a su patrimonio y su calidad de vida que se destaca. Este mes, los concejales aprobaron una reforma al Código de Planeamiento Urbano que restringe fuertemente la altura de los edificios en zonas residenciales y prohíbe demoler nada anterior a 1960 sin un trámite especial ante una comisión de patrimonio en formación. El partido que gobierna el kirchnerista Martín Inzaurralde puede estar a punto de dar un ejemplo a nivel nacional, si es que supera la ínfima calidad institucional que muestra el PRO en la Capital.
Los concejales kirchneristas, duhaldistas, de la Coalición, radicales y hasta macristas votaron por unanimidad la reforma, que afecta a la ciudad de Lomas en sí y a Banfield, Temperley, Llavallol, Turdera, Villa Fiorito, Ingeniero Budge, Villa Centenario, Villa Albertina y el Barrio San José. O sea, zonas muy diversas socialmente, que van de La Salada a los viejos barrios ingleses de hace un siglo. La medida más llamativa en cuanto al patrimonio es la que ordena el trámite especial para todo lo construido hasta 1960, considerado potencialmente valioso. Estos trámites serán considerados mandatoriamente por una comisión que reúna a concejales, arquitectos y vecinos. ¡Vecinos! Si la porteña Comisión Asesora en Asuntos Patrimoniales tuviera vecinos... pero ni siquiera dejan entrar como oyentes a las ONG patrimoniales.
El otro tema de fuste es la bajada drástica de alturas en las zonas residenciales, donde hasta ahora se permitían hasta tres pisos. La altura máxima pasa a ser de apenas 8,40 metros, suficiente para planta baja y primer piso, con un segundo parcial apenas. También se reducen las alturas sobre las avenidas, que eran un festival de construcciones enormes. El nuevo código no sólo busca controlar la densidad urbana, que los especuladores inmobiliarios venden como una panacea, sino que hasta piensa en el futuro de un modo envidiable. Todo edificio nuevo debe tener cocheras, una de quince metros cuadrados por unidad, sea comercial o residencial, sin excepciones. Los concejales ya vieron la degradación urbana que está causando el tránsito descontrolado en su partido.
Por supuesto, las entidades que lucran con apilar cemento sin pensar en el mañana protestaron, anunciando recesiones y desastres varios. Lo que se animaron a criticar fue la baja de alturas y la preservación, pero guardaron silencio ante el nuevo rigor en cosas como la superficie mínima de viviendas y ambientes. Con tantas zonas carenciadas, Lomas de Zamora tiene un viejo problema de viviendas inaptas, hacinadas de fábrica. La misma comisión que aprobará demoliciones de edificios anteriores a 1960 tendrá mandato para estudiar y aprobar las subdivisiones de terrenos, para evitar el hacinamiento de viviendas en lotes pequeños.
Con lo que este partido está dando un ejemplo de rigor y planeamiento a futuro digno de imitarse. Es evidente que con voluntad política se puede pensar en un futuro donde no terminemos viviendo en un infierno para que se enriquezca una industria especulativa.
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