La obra que se cierne en la calle Reconquista sobre el convento de Santa Catalina no para de espantar a quienes la conozcan. Al amparo presentado para frenarla se suma ahora la Defensoría del Pueblo porteño, que envió este miércoles una resolución pidiendo un freno al atentado. Es que el edificio las tiene a todas en contra: es una “excepción” clásica, en este caso a la ley que extiende el Area de Protección Histórica, cubriendo la City hasta Plaza San Martín, y es un atentado a toda idea de proporción. Si se lo construye, será un murallón que dejará enanos a sus vecinos de la vereda de enfrente en Reconquista y reducida a una maqueta a nuestro viejo convento. Para peor, la excavación se va a cargar un campo arqueológico –era el huerto de las monjas y el basural colonial– y va a crear la riesgosa situación de un profundo pozo de cocheras en contacto con cimientos de barro... Es por eso que el ombudsman adjunto Gerardo Gómez Coronado le recomendó oficialmente al subsecretario de Planeamiento Urbano, Héctor Lostri, que “arbitre los medios necesarios para la reformulación del proyecto arquitectónico”. Y también que consulte a la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos para que evalúen el impacto.