Sábado, 13 de octubre de 2012 | Hoy
Formosa festejó la quinta edición de la Feria Internacional del Mueble y la Madera, que es la materialidad emblemática de la región.
Por Luján Cambariere
Como ocurre cada dos años desde el 2004, la cita obligada del calendario del diseño de los primeros días de octubre es en Formosa y por cuenta de Fedema, la Feria Internacional del Mueble y la Madera. Es importante aclarar que es justamente en el interior, en Tucumán, Corrientes, Formosa, donde los eventos de diseño tienen continuidad. Esto se debe al empuje de diseñadoras-gestoras culturales como Alejandra Rumich, quien hace años junto a la arquitecta Marcela Lepore viene promoviendo la radical incumbencia del diseño en el sector forestal-industrial. Un rol por demás importante, más aún donde ella tiene injerencia, la región del Chaco americano, la mayor área forestal del continente americano después de la Amazonia.
A la exposición donde se dan cita cientos de fabricantes de muebles, maquinarias, insumos y herramientas, rondas de negocios, seminarios y conferencias, y el emblemático encuentro de escultores, se suma como en años anteriores un espacio especialmente destinado al diseño. Un enorme salón del Predio Ferial Vuelta Fermosa frente a la bella costanera del Paraguay, donde se reúnen las propuestas de los participantes del Concurso Internacional de Diseño de Muebles y el de Juguetes y, en esta edición, los resultados del workshop Toco Madera de Satorilab, llevado a cabo del lunes 1º al jueves 4 de octubre, previos a la inauguración de la feria.
La quinta edición de los concursos de diseño organizados por la feria, el gobierno de la provincia y la Agencia de Desarrollo Empresarial de Formosa, tuvieron como siempre el objetivo de seguir promoviendo el empleo de la madera para fomentar la cultura del diseño industrial en el sector del mueble. “Promover el respeto medioambiental desde el diseño de productos; demostrar el papel crucial que desempeña el diseño en el proceso de adecuación al uso y a la innovación y, por lo tanto, su insustituible contribución al éxito industrial. Por eso, la materia prima utilizada es principalmente madera maciza y los proyectos deberán evidenciar la racionalización y optimización de su empleo, premiándose aquellas obras que se destaquen por su capacidad de innovación; compromiso ecológico; calidad estética y ergonómica; factibilidad productiva y evolución tecnológica”, señalan.
El jurado compuesto por los diseñadores Alejandro Sarmiento, Patricio Machado e Ivens Fontoura de Brasil, y los fabricantes de muebles Martín Barreneche (presidente de la Agencia de Desarrollo Empresarial de Formosa), Jorge Antueno (presidente de la Unión industrial de Formosa) y Adrián Cometto, otorgó el primer y único premio del concurso de muebles a la silla de recepción Haiku, del cordobés Ernesto Torriano, que ya nos tiene acostumbrados a su obsesiva factura.
Justamente fue la óptima solución industrial y cuidado del detalle lo que destacó el jurado, junto al hecho de que su pieza significa un giro de 180 grados en la concepción del mueble de algarrobo desde una visión más contemporánea y sustentable. Es un asiento liviano que, según su autor explica, nace de la premisa de convertir cuatro patas en tres, ser íntegramente manufacturada en madera recuperada maciza, ser apilable y totalmente desarmable, lo que facilita su embalaje para distribución y exportación. “Algarrobo (patas); mara o cedro reutilizado (superficies) alternativamente palo blanco y compensado de eucaliptus (en desarrollo); vínculos en acero, recubrimientos en aluminio o madera, tornillería M6. Preparación y cepillado del material reutilizado; caja-espiga por escopleadora, terminaciones curvas a polea; desbaste del apoyo por router y plantilla; torneado de vínculos y recubrimientos; terminación melacrílica semimate”, detalla Torriano materiales y procesos.
El voto popular, el de la gente que concurre a la feria, también fue para este diseñador, pero por su mesa Quipu. Es una pequeña mesa lateral de cierta altura, que oficia como apoyo auxiliar de netbooks o recarga de dispositivos personales portátiles, permitiendo sujetar y ocultar cables en su pie de apoyo. “Una conformación íntegra en madera del NEA o reutilizada, totalmente desarmable y de peso muy reducido”, señala.
En el concurso de juguetes, donde la elección fue más reñida, el jurado y el voto del público coincidieron en el primer premio: el Samuh de los colombianos Diego Díaz, Alejandra Londoño y Laura Manrique. Es un juguete tres en uno que es tambor, maraca y pandereta en madera de palo borracho, árbol característico de la zona. El jurado valoró el incentivo del empleo novedoso de la madera de la región al uso comercial, el promover, el compartir, su funcionamiento también como banco, que estimula el valor por la música y tiene una fuerte carga de identidad.
También hubo dos menciones especiales. Una para el Wiggle, una lámina curvada en madera para promover el equilibrio, balanceo y el desarrollo psicomotor de los también colombianos Daniel Ruiz Ortega y Sergio Spath Uribe. Fue merecedor de la distinción por innovar en la solución formal, incentivar el equilibrio y tener múltiples usos. La otra mención fue para el Geo 3D, un juego de encastre que apela a desarrollar la motricidad fina, fabricado en palo blanco, madera originaria de Formosa, de Daniel Callegari, Diego Martín y Germán Sbrascini, de Buenos Aires.
Otro de los destaques de la feria fue el taller Toco Madera de Satorilab, que apelando al carácter fetichista del material contó con la participación de estudiantes de diseño y de escuelas técnicas, y de artesanos de las etnias wichí y toba de la región. Fue justamente a estos últimos a los que les tocó dar cátedra en el empleo cuidado de materiales como el palosanto y la fibra del chaguar, que recolectan y tiñen naturalmente con flores, frutos y semillas. Los estudiantes de escuelas técnicas mostraron un renovado entusiasmo por trabajar este noble material, dando esperanzas de que con ellos no se pierda el oficio. ¿Los resultados? Todo tipo de bancos, luminarias y juegos, aunque lo más interesante se cuece en el proceso de explorar este material tan sensorial.
La feria fue también la oportunidad para dar a conocer la nueva colección de muebles Irupé, proyectada por la propia Rumich en el marco de un proyecto productivo organizado por el Subsecretaría de Recursos Naturales del Chaco, el antropólogo Agustín Noriega y el Centro Tecnológico de la Madera. La línea está realizada en maderas nativas no tradicionales –palo lanza, guayabí, ibirá pitá– y busca promover su valorización más allá de servir para hacer carbón. También se establecen redes colaborativas como por ejemplo con los productores, la cooperativa de carpinteros Raquel de la localidad de Plaza. Es una serie de petit muebles –mesas de estar, una consola, mesas de centro y de costado, un banco– y accesorios como perchero y espejo que incorporan artesanía de la zona como bellos platos de cestería que remiten morfológicamente a la planta acuática que presta su nombre a la colección y crece en toda la región de los ríos Paraguay y Paraná.
También se vio la colección Moberá, ideada por una cooperativa de diseñadores formada por estudiantes de diseño industrial de la Facultad de Artes y Diseño de la UNaM de Oberá –Guillermo Dresch, Julián Fiorani, Gilda Olivera, Gabriel Quintana, Laura Díaz Quintana, Matías Rea, Sergio Nielsen–, junto a sus docentes de la cátedra Bianchi, el propio Pablo Bianchi y la diseñadora Mara Trumpler, otro ejemplo de mujer emprendedora a quien conocimos años atrás a través del proyecto Ñandeva, iniciativa que apelaba a los cruces entre artesanía y diseño.
“Moberá nace del proyecto de investigación de la facultad”, cuentan, “donde les tocó relevar los descartes de la industria forestal maderera, el fuerte de la región. De todo lo descubierto, les llamaron principalmente la atención ciertas piezas como los meolos –descarte de laminado de maderas nativas–, palos de escoba, despuntes de vigas y toritas de leña de madera de monte nativo. Dando vida, con ellos, a productos bien resueltos y bellos visualmente, como los bancos Meoloco, realizados a partir del torneado de los meolos, y el Toco, a partir del aglomerado de distintos recortes de vigas prensadas. Y la lámpara Tora, realizada a partir del torneado de recortes de toritas de madera destinadas a su uso como leña”.
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