CON NOMBRE PROPIO
Arañas hechas con rosarios de plástico. Alfombras de pasto sintético. Mesas con etiquetas. El universo objetual de Nacho Fabi de Fabio Objetos.
› Por Luján Cambariere
El barrio de Once es su centro de operaciones, su proveedor, su parque de diversiones e inspiración. Es que, después de un tiempo de trabajar en diseño formal y cortés en un estudio de mobiliario urbano, Nacho Fabi se decidió dar rienda suelta a su gusto personal y desarrollar sus propios objetos.
¿Las primeras en salir a escena? La colección de luminarias Laslegrán, en obvia alusión a la señora de los almuerzos, marca registrada de un estilo definido por el diseñador industrial con el mayor respeto, aclara, como “elegancia berreta”. Una serie de lámparas estilo imperio hechas con rosarios de plástico de colores. “Mirta, la pionera, amada, odiada, temida. Una araña hecha con cien rosarios de plástico intervenidos, estructura de acrílico y artefacto de hierro pintado al horno”, detalla Fabio. “Goldi, la hermana desconocida de Mirta, más chata, para techos más bajos, y Marcelita, la más chica, hecha con cincuenta rosarios. Además, tienen el plus de estar hechas con rosarios que brillan en la oscuridad. Se cargan cuando está prendida”, aclara.
A ellas, siguieron la mesa Etiquetamesita!!!, una mesa heredada de su abuela que customizó con un sin fin de etiquetas flúo con las que diseño una estructura pixelada. Las alfombras Plasto de pasto sintético y flecos. Y, a estrenar, especial temporada primavera-verano, los farolitos hechos con portaligas de colores. “Objetos pensados y fabricados con un poco de astucia y muchísima buena onda. Pirotecnia geométrica para todos”, remata Fabi.
–Como diseñador me llama mucho la atención cómo los objetos canalizan tradiciones, supersticiones, cómo se cargan de sentido y cómo las personas que conviven con ellos o los ven interactúan (o no) con ellos. De ahí sale lo de la “elegancia berreta”. Cuando digo berreta a veces suena un poco peyorativo, pero no es la intención. Estoy tratando de definir ese concepto con objetos que planteen en algún aspecto un diálogo con el que los ve o los usa. Que propongan o sugieran un mensaje incompleto y que cada uno llene el espacio en blanco como quiera. Con el proyecto arranqué en diciembre del año pasado, paralelo a mi trabajo en un estudio de mobiliario urbano/corporativo. Hace unos meses decidí que es a esto a lo que le quiero dedicar más tiempo, trabajo y energía. Así que renuncié y ahora estoy arrancando por mi cuenta. La base del proyecto es re-funcionalizar objetos que encuentro o que me encuentran, que tengan alguna carga semántica: por la forma, por el material, por el uso que se le da, descontextualizarlos, experimentar jugando con ellos para llegar a productos que si bien son funcionales tienen valor por otro lado. La idea es divertirme trabajando y que el que vea mi producción se divierta conmigo.
–El nombre tiene que ver con la proyección de esta familia híper mediática como estandarte de lujo y estilo. Mirta comiendo platos gourmet rodeada de las vedettes y los galancitos de turno en una mesa elegante pero de mentira, en un living con cuadros de flores en un estudio de TV, todo lleno de cables, luces, y maquillaje, transmitiendo en vivo para todo el país. Muy fuerte. La forma de las lámparas sale de jugar con los rosarios, cortarlos, pegarlos, ver cómo caen, cómo se iluminan y las sombras que proyectan.
–Me sorprende mucho la reacción de la gente que las ve. Yo, al trabajar tanto sobre los rosarios, ya estoy “anestesiado” con la carga que tienen, pero he tenido reacciones de gente que se muere de la risa, otros a los que les da miedo o les parece macabro, otros (pocos) que lo ven como un homenaje a Cristo y otros que me piden que les corte las cruces. Las alfombritas berretas están hechas con pasto sintético y flecos de seda. La idea, con ellas, era descontextualizar el pasto sintético (pasto trucho) y usarlo como una piel o una alfombra lujosa. Al ponerlo en un entorno hogareño y de interior se hace más evidente que es de plástico. Tiene una textura interesante al tacto que busca imitar el pasto natural, pero que por supuesto no lo logra. Por eso la forma ovalada y los flecos de colores, para exagerar el cambio de contexto.
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