El CellScope, instrumento médico en el Iphone.

La ciudad de San Francisco, California, acaba de ver un encuentro de líderes profesionales con un inspirador objetivo en común: aportar soluciones innovadoras a problemáticas sociales y humanitarias a través del diseño. El encuentro fue en el marco de la primera conferencia de la Asociación de Diseñadores de EE.UU. –AIGA– dedicada enteramente al “Diseño y el valor social”.

Un ejemplo del potencial rol del diseño en situaciones complejas es la de Together+ (http://togetherplus.co.za) una campaña antixenofobia en Sudáfrica llevada a cabo por un grupo de estudiantes del programa de Diseño Gráfico de la Universidad de Notre Dame, en Indiana. En un contexto de crisis económica y alto desempleo, refugiados e inmigrantes africanos en Sudáfrica eran blanco de constantes ataques xenofóbicos. La peor manifestación se dio en algunos casos de justicia por mano propia, en la que inmigrantes acusados de robo fueron linchados por sus propios vecinos. Esto desató una ola de violencia contra inmigrantes en distintas ciudades de Sudáfrica.

Ante este problema, que continúa, los jóvenes estudiantes de diseño viajaron con su profesor a Johannesburgo para comprender la situación y promover, junto con la comunidad local de vecinos, un mensaje de unidad a través de la diversidad. Para combatir la problemática propusieron una “guía de bienvenida” con información para los refugiados, un libro para niños para ser usado en las escuelas dentro de la currícula académica, una serie de afiches educativos acerca de los derechos a la atención médica y hasta un mural para promover el valor de comunidad en el vecindario.

La salud

La empresa de Silicon Valley Rock Health (http://rockhealth.com) es un ejemplo de cómo profesionales provenientes de distintas disciplinas pueden usar la tecnología y el diseño para crear una experiencia médica mejor y más eficiente, permitiéndole al sistema ahorrar billones de dólares. Agrupando a emprendedores, inversores y profesionales de la medicina, Rock Health funciona como una incubadora de ideas innovadoras. Entre ellas se destacan una aplicación para tabletas digitales llamada Mobilect que permite compartir en tiempo real imágenes médicas, como placas de rayos X o resonancias magnéticas. También crearon un accesorio para iPhone llamado CellScope, que chequea el oído y mediante un software que analiza imágenes, diagnostica enfermedades evitando la inconveniencia de una visita médica. Otra idea es Healthy Labs, una red social que ayuda a conectar a pacientes entre sí y compartir información para afrontar sus enfermedades crónicas. Finalmente, está Omada Health, claro ejemplo de utilidad y trascendencia de un diseño a la hora de salvar vidas, un sitio web para que gente con pre-diabetes reduzca las posibilidades de convertirse en diabéticos a través de un programa online revolucionario.

Siguiendo en el ámbito de la salud, Jordan Clare-Rothe presentó Image Engine, una plataforma para construir apoyo visual para niños con autismo. A partir de la observación de que esos chicos tienen dificultades para adquirir habilidades dentro de un ambiente tradicional, como el de una clase escolar, debido a que por lo general tienen problemas con el aprendizaje auditivo, Jordan pensó en la conveniencia de enfocarse en las ventajas de un aprendizaje visual. Comprobado que docentes y padres han tenido un éxito notable comunicándose con chicos autistas a través del recurso visual, Jordan puso a su disposición una plataforma que funciona tanto en web como en telefonía móvil.

La plataforma incluye una serie de imágenes que comunican objetos, tareas y actividades que pueden ser utilizadas por los usuarios, que a la vez pueden colaborar subiendo sus propias fotos o ilustraciones, generando así un beneficio a la comunidad. Gracias a estas herramientas visuales, pacientes con autismo gozan de mayores posibilidades de aprender las habilidades que necesitan para afrontar su enfermedad.

Educación y diseño

Emily Pilloton, fundadora del Proyecto Diseño H (http://www.projec thdesign.org/) disertó sobre cómo el diseño puede mejorar la comunidad y la educación pública desde dentro. Arquitecta y diseñadora, Emily mostró cómo estudiantes de su clase de diseño/construcción en una escuela rural en Bertie County, Carolina del Norte, adquirieron conocimientos de diseño y técnicas de construcción para luego ponerlas en acción con sus propias manos. A lo largo del semestre, los estudiantes secundarios tuvieron la oportunidad de diseñar y construir desde gallineros hasta un pabellón para un mercado de granjeros de 700 metros cuadrados, gestando una transformación en su propia ciudad producto de su propia acción. Diseñando no solo “para” la gente sino “con” la gente, Emily propone una aula distinta, con una dinámica de clase en donde los estudiantes desarrollan capital creativo, pensamiento crítico y deber ciudadano, necesarios tanto para su éxito personal como para el futuro de sus comunidades.

Como éstos, cada vez son más los casos que evidencian el impacto social positivo del diseño y su rol cada vez más amplio en cuanto a estrategia institucional y liderazgo. En estos tiempos de cambio y transformación, los atributos creativos de los diseñadores generan ventajas adicionales a la hora de enfrentar proyectos de relevancia social. Y como bien afirmó Richard Grefé, director ejecutivo del AIGA, “el valor del diseño se refleja en su aporte para mejorar la experiencia humana”.

* Miembro del Departamento de Diseño Gráfico de las Naciones Unidas en Nueva York. [email protected] / www.matiasdelfino.com / Twitter @matias_delfino

Proyecto H, experiencia de diseño con estudiantes secundarios.