En el viejo barrio industrial de Parque Patricios se alza una antigua fábrica de plásticos y amiantos industriales. Es un lugar polisémico y grande, con naves bien iluminadas y una vocación de laberinto que lleva de rincón a rincón. Bien llevada, bien pintada, la fábrica es el sueño de un argentino de los creativos que compró el lugar en medio de la crisis, cuando parecía que todo se hundía para siempre. De esa apuesta nació el Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano, cheLA, una fundación dedicada a extender ciertas aventuras conceptuales entre nosotros.
Por ejemplo, la que organizan mañana con la comunidad local y que tiene una semilla insólita. La fábrica es tan laberíntica que un buen día, explorándola, el titular de cheLA, Fabián Wagmister, se encontró con un portón que nunca había abierto. Costó encontrar la llave y destrabarlo, pero cuando finalmente se abrieron las hojas apareció algo completamente inesperado: lo que restaba de Navilandia, una fábrica de adornos de Navidad desaparecida hace décadas. Bajo hojas de plástico cubiertas por centímetros de polvo había cajas con miles y miles de estrellitas, bolas brillantes, Papás Noel, gnomos y vaya a saber qué más para colgar del arbolito. Era una legión bizarra a medio pintar, a medio terminar.
Mañana, domingo 23, cientos de miles de estos adornos van a ser “liberados” en las calles del barrio en una “acción de creatividad colectiva, parte instalación en espacio público, parte performance activista, parte sistema de computación cultural cívica”. En la movida van a participar personas en situación de calle, trabajadores y pacientes de hospitales, creativos del tango (bailarines, cantores), adolescentes de barrios aledaños en situación de emergencia, artistas circenses, estudiantes de la carrera de Diseño de imagen y sonido, vecinos del barrio y quien quiera acercarse.
La idea es literalmente intervenir calles y puertas, árboles y parques, hospitales y autos, cualquier espacio u objeto urbano que se preste a ser parte del solsticio navideño. La búsqueda es que “los grupos e individuos expresaran su identidad, sus luchas y aspiraciones”. La única guía, si así puede decirse, será la que brinden siete artistas norteamericanos y tres artistas programadores que llegaron a Buenos Aires para aportar “herramientas renovadoras”. La experiencia cuenta con lo que cheLA define como “un sistema de computación cultural cívica” para visualizar los resultados en comunidad. “Cada grupo de intervención contará con cámaras con GPS y un método de vectorización digital de su actividad”, explican. “El resultado será un dibujo interactivo en la web. Asimismo aquellos que encuentren en la calle objetos de Navilandia al Sur podrán participar contribuyendo con información sobre la evolución de su distribución y su constante reutilización.”
En las últimas dos semanas se realizaron encuentros y se arrancaron intervenciones de escala en los hospitales participantes, el Udaondo y el Muñiz. También son de la movida la Práctica Patricios, El Monteagudo, Circo Social del Sur, Centro Rural de Arte, A77, Cinefábrica, Iglesia San Antonio de Padua, Comuna 4, MTL, República de Barracas y Cuerda Producciones. Los norteamericanos que llegaron para el evento son del ARTScorpsLA, Freewaves.org, Public Matters, UCLA Remap, USC Price School of Public Policy, todos del California, y David Sloane del Smith College. La ingeniería creativa es de Jeff Burke y la dirección de la movida es de Wagmister, que es director de la carrera de Cine, Televisión y Nuevos Medios de la Universidad de California en Los Angeles.
La experiencia está abierta a partir de las 12 del mediodía de mañana en Iguazú 467, Parque Patricios, y sigue hasta terminar. La idea es que el 24 los vecinos sean sorprendidos por un barrio intervenido con el espíritu de fin de año.
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