Sáb 13.07.2013
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Para los peques

Krethaus produce diseño para los más chicos en clave modernista.

› Por Luján Cambariere

Diseño contemporáneo dedicado a los más pequeños de la familia. Así se define y así se presenta la Krethaus. Y hablando con su creadora Karina Kreth –a la que conocemos de larga data–, una arquitecta con frondosa trayectoria en el universo del cine y la publicidad, enseguida nos da la clave de su éxito. Y de lo que más celebraron en la reciente muestra Kidsroomzoom, curada por Paola Noé durante la Semana del Salón del Mueble en Milán de la que participaron. “No son pretenciosos”, sentencia Karina, quien a la hora de formalizar este nuevo desafío profesional convocó a su hermana Vanesa.

Juntas vienen sacando a la luz todo tipo de soluciones para un nuevo tipo de cuarto infantil. Más relajado, cómodo, neutro, funcional, abierto, a través de un abanico enorme de muebles y objetos en materiales nobles como lenga fueguina.

La colección Nido, según ellas, “debe su nombre a una palabra que, en su significado, lleva a los recuerdos intensos, imágenes y emociones: un lugar donde siempre queremos volver”. Es una línea con varios hits, como la cama adaptable a cualquier edad. “Comienza utilizando un colchón de noventa centímetros por 170 acompañado de 3 boxes de guardado en el apoyapiés. A medida que su dueño va creciendo, estos boxes se retiran para dar paso a un colchón de 190, como el de cualquier somier.”

La cuna Bienvenida tiene dos canastas realizadas en papel lavable off-white, calado, y puede tomar tres posiciones. La primera es “hasta cuatro meses y la pequeña canasta actúa como mecedora, hasta que el bebé comienza a incorporarse. El espacio libre debajo es ocupado por dos canastos extra de guardado. La posición dos utiliza la canasta grande, con lo que la cuna sirve hasta los dos años y medio. Posición tres significa que la cuna se transforma en la ansiada camita y sirve hasta los cuatro años, volviendo a utilizar la pequeña canasta”.

Hay también diversos y practiquísimos cambiadores-cajonera, además de bibliotecas, percheros, biombitos separadores de ambientes, mesas, sillas, todo tipo de accesorios como almohadones, mantas y chichoneras de bellas y originales estampas y el boom, los canastos, pufs y bolsos de papel lavable.

¿Cómo arrancás con Krethaus?

–Hace dos años que no entro más a un set de filmación. Que no filmo más. Pero fue un proceso el dejar eso para poder meterme de lleno en este proyecto y otros de interiorismo.

¿Y por qué las hermanas?

–En realidad lo determinante es que tengo un hijo de cinco años y cuando él nació empecé a buscar mobiliario y objetos para poder armar su cuarto y no encontraba nada que me gustara. Las chicas de Picnic me cuentan que están lanzando su línea Kids y me piden que les haga una cuna, porque su fuerte era el textil. Con un carpintero logré hacerla a pesar de que yo seguía a full en el mundo del cine y la publicidad con esas horas hombre interminables, pero me animé a hacerla y la vendieron un montón. Entonces ahí la convoqué a mi hermana, Vane, para arrancar y tener nuestra propia colección. Me puse a diseñar y ahí nació, por ejemplo, la biblioteca Carlota, iluminada por el modernismo con cuerpo y estantes en madera patagónica natural y parantes en laca poliuretánica blanca, gris o rosa. Las alfombras, la cama Nido, que tiene una particularidad que es genial y un poco surgió de la necesidad y la ignorancia y que descubrí, como virtud, en la reciente Feria de Milán donde participamos. Y es que tiene un tamaño de cama que no hay. En Europa ellos saltan del moisés, a la tolder y de ahí a la cama. Y acá pasamos de la cuna a la cama porque es de 1,70 (ellos tienen camas de 1,40). La nuestra sirve hasta los doce años.

¿Los diseños son tuyos?

–Yo soy arquitecta y me formé en el cine. Trabajé 19 años en cine. Y durante ese tiempo, mi oficio y mi profesión se desarrollaron realizando decorados y muebles todo el tiempo. No había plata para comprar, entonces siempre estaba yo ahí armando y desarmando con los diferentes gremios. Creo que en Krethaus ahora hay una combinación de una cosa académica, formal, que me parece que me sostuvo todo el tiempo y que en este proyecto se aprecia más. La gráfica, la impronta de la web. Eso tiene que ver con cómo me formé. Y por supuesto, la gimnasia del resolver con lo que hay.

¿Si tuvieras que definirlos?

–Mis referencias vienen del modernismo. Mucho Perriand (Charlotte). Todo el mobiliario de niños está basado de algún modo en ella y sus referencias. La biblioteca Carlota en realidad era la Charlotte, en tributo a ella, y una francesa nos escribió que quería hacer una nota sobre ella y paradójicamente la rebautizó. Todo es referencial. Por ejemplo todo lo textil y la paleta es referencia a Lucianne Day. Las alfombras se llaman colección Alvin, por Alvin Lustig, que era el diseñador de las tapas de los libros de Kafka. Que en realidad es todo el mismo grupete de amigos. Unos personajes increíbles por otra parte. Ahora estamos haciendo una alfombra en fieltro, como la clásica de goma eva, pero con tramas de Gio Ponti. Entonces la alfombra se llama Ponti en fieltro natural y plateado. Lo que me parece importante aclarar y es por lo que me parece que funciona, es porque no son pretenciosos. La nueva búsqueda, creo, en el universo infantil es más relajada. Más compartida con la vida cotidiana. Por ejemplo, las mesas y sillas pueden estar en el living de una casa. No desentonan. No son cítricos. Ni con forma de oso polar. Son diseños neutros. La paleta también ayuda. Realizados con materiales nobles, de forma artesanal.

¿Qué otros materiales usás?

–Además de la lenga patagónica que es la vedette, mucha chapa para los percheros Nube por ejemplo y tyvek.

¿Cuántas piezas suman hoy en la colección?

–Ochenta y cuatro. Las contamos por el tema de la exportación en la que estamos embarcadas. Tratando de concretar a raíz de la aceptación que tuvieron en el exterior.

¿Fue muy importante la participación en Milán?

–La verdad que sí y en muchos sentidos. Primero porque descubrimos que aun en la meca del diseño el infantil sigue siendo un segmento pequeño. Pero a la vez nos sorprendió la repercusión que tuvo nuestro producto. Llegamos y el espacio de la muestra, sinceramente, nos pareció pequeño. Y estando allá nos decían que la locura vendría después. Y fue así. No paran de llegarnos mails de gente de todo el mundo que vio nuestros muebles ahí. Recibimos pedidos de camas o cunas de Londres, Australia. En fin, por suerte, mucho aún por recorrer.

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