El radical macrista Osella tiene algunas semanas más de intendente de la ciudad de Goya, lo que se nota. Proyecto Goya, la ONG que se dedica a cuidar el patrimonio local, de los mejores del país, tuvo que frenar otro acto de vandalismo ocurrido porque el intendente se rehusó a convocar el consejo patrimonial local y combatió por todos los medios la ley nacional con media sanción del Senado. Lo que se ve en primer plano es la casa Russovich, con sus pilastras, arquerías, ornamentos y rejas originales deformadas por la obra en altura que asoma en lo que era su patio. La casa tiene además su historia porque su dueño, Alejandro Russovich, era de los mejores amigos del escritor polaco Witold Gombrowicz, que se quedó varado entre nosotros por la Segunda Guerra Mundial. Grombowicz iba seguido a Goya a ver a su amigo y la ciudad entró a la literatura europea en sus Diarios argentinos. Pero como Osella prefiere los negocios “modernos” al patrimonio –se dice orgulloso de ser correntino, pero le avergüenza la realidad de su ciudad– no sólo permite estas barbaridades sino una demolición de otra casa similar justo enfrente y la destrucción de una fachada primorosa, ahora cribada de ventanitas y puertitas por alguien que se mandó un entrepiso.