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Los lectores de m2 recordarán que en Nueva York también hay batallas por el patrimonio edificado y la identidad de los barrios. Una de ellas, contada hace poco más de un año, es que la enfrenta a los vecinos de la zona del Village cercana a Washington Square con la Universidad de Nueva York, NYU, que es la principal inversora inmobiliaria del barrio y quiere taparlo de torres. El plan se llama Sexton, por el presidente de la universidad, aunque el verdadero villano es Martin Lipton, que preside el directorio de la universidad –como se ve, organizada como una corporación– y es un abogado de Wall Street especializado en negocios de alto vuelo. NYU recibió hace muchos años terrenos subvencionados y permisos especiales para construir en altura a cambio de crear espacios públicos entre sus torres. Esto generó espacios verdes y puntos de reunión en un tejido urbano muy antiguo y carente de plazas. El Plan Sexton consiste en cerrarlos, construir algunos y hacer más torres para tener 200.000 metros cuadrados de oficinas nuevas.

Con lo que nació una ONG llamada FASP-NYU, con las primeras cuatro letras significando Faculty Against the Sexton Plan, o profesores contra el Plan Sexton. Efectivamente, el grupo incluye grandes nombres de la facultad, como E. L. Doctorow, y un buen segmento del quién es quién del Village, con nombres como Jules Feiffer, Peter Carey, Philip Levine o Nat Hentoff. Los organizadores lograron varios goles ante la opinión pública, pusieron a la defensiva a la universidad, lograron nada menos que cinco votos en contra de Sexton en el directorio y otros tres a favor de declaraciones criticando la megaobra. Pero, como en Buenos Aires, la gran palanca fue la demanda legal iniciada contra el plan, que paralizó cualquier trabajo y que está tan avanzada que, confían en FASP-NYU, aun si la jueza de primera instancia falla en contra tienen argumentos de sobra para apelar.

Pero, se sabe, estas cosas cuestan dinero, con lo que FASP-NYU está organizando una subasta silenciosa por Internet entre el 8 y el 18 de diciembre, para juntar fondos. Los premios son realmente originales y muestran la inserción de la ONG. Por ejemplo, se puede comprar una clase de actuación con el actor Philip Seymour Hoffman, un partido de básquet con John Lequizamo o una excursión de compras de dos horas con Padma Laskshmi, la estrella de Top Chef. Los objetos incluyen un grabado autografiado de Alex Katz, una hoja de partitura de puño y letra de Philip Glass, libros autografiados de Doctorow, Zadie Smith, Richard Sennett, Larry Rivers, Art Spiegelman –un tesoro, porque es la galera original del primer volumen de Maus–, Junot Díaz, Eric Bogosian, Luc Sante y Erica Jong. Además de un libro, la escritora Fran Lebowitz ofrece un almuerzo para conversar en el Bar Pitti.

Para los amantes del cine, hay un poster dedicado de Grand Budapest Hotel, la nueva película de Wes Craven, con el agregado del autógrafo de su estrella Edward Norton. Matthew Modine agrega una rara foto suya en el set de Nacido para matar, mientras que se pueden comprar DVD, firmados por sus directores, de Gasland, Cape Spin, The Vanishing City, My Brooklyn, Zipper, Rezoning Harlem y Orwell Rolls in his grave. Siguen infinitas invitaciones a restaurantes y bares, una copa de champagne visitando una formidable colección privada de libros antiguos, la lapicera con que el poeta laureado Philip Levine escribió su libro The Simple Truth, un tour en barco, estadías en hoteles, ropa, objetos, muchos vales para librerías y actividades realmente insólitas para los bibliófilos, como almorzar con Peter Gethers, el vicepresidente de la editorial Random House, con derecho a llevarle un manuscrito para que lo lea y lo comente.

Y para quienes gustan de ver arquitectura, hay tres tours posibles. Uno es caminar Florencia con el artista Alan Pascuzzi, otro es caminar el Village con Kevin Baker y el tercero es recorrer Buenos Aires con el editor de este suplemento.