Sábado, 4 de julio de 2015 | Hoy
Por Gerardo Gómez Coronado *
Durante el debate de candidatos a jefe de Gobierno de la Ciudad, que alcanzó una importante trascendencia en los medios, pudimos constatar en la exposición de los postulantes –en particular durante el segmento dedicado a planeamiento urbano e infraestructura– dos cuestiones que se vienen señalando de forma recurrente desde este suplemento. La primera es la omisión de la protección del patrimonio edificado y la fisonomía de los barrios en la agenda de políticas públicas. La otra tiene que ver con la concepción monumentalista que Macri le imprime a las obras públicas, privilegiando el impacto mediático y propagandístico de cada obra. Siguiendo esa línea “duranbarbiana”, pudimos escuchar a Horacio Rodríguez Larreta atribuirse haber realizado la obra hidráulica mas importante de la historia de Buenos Aires, cuando se refería a las obras del Maldonado.
Por empezar, como bien se lo marcaron sus contrincantes, tanto las obras del Maldonado como las del Vega y el Medrano, están insertas en un Plan Hidráulico que se viene desarrollando desde 1998 bajo la gestión de varios jefes de Gobierno, por lo cual a lo sumo el macrismo bien puede atribuirse la decisión política de continuar las obras. Y bien decimos “continuar” y no “finalizar”, porque del Maldonado solo terminaron las obras de la cuenca baja, de la calle Cuenca hasta el río. Al respecto podrían preguntarle a los vecinos de Floresta, Villa Santa Rita y Monte Castro cómo se inundaron durante las últimas tormentas fuertes.
En cuanto la afirmación de Larreta sobre “la obra hidráulica más importante de la Ciudad” no hace falta recurrir al tan en boga “chequeado.com” para comprobar su falacia. No es el primer ni único gobierno que con aspiraciones fundacionales pretende reescribir la historia, pero vayan desde estas líneas una reivindicación para aquellos hacedores y gobernantes que en su momento realizaron la hasta ahora “obra hidráulica mas importante”, que fue la recuperación de los bañados del Bajo Flores, que abarcaban gran parte de los actuales barrios de Flores, Pompeya, Soldati, Lugano y Parque Avellaneda.
Como corresponde para una obra de esta envergadura, no la hizo un solo gobierno, ya que fue planificada en 1958, documentada en el “Plan Director para la Ciudad de Buenos Aires y Lineamientos Generales para el Area Metropolitana y su Región” de 1962, y llevado adelante en su parte sustancial por el intendente Rubén “Pancho” Rabanal, designado en 1963 por el presidente Illia. Para que aquellos lectores más jóvenes tengan en cuenta la magnitud de la obra, valga la referencia histórica que nos aporta la letra del tango “Sur” escrita en 1948: “Pompeya y más allá la inundación” no fue una licencia poética de Homero Manzi, sino que por el contrario era una descripción bastante acertada de cómo quedaban anegados los terrenos de una superficie equivalente a un quinto de Buenos Aires cuando por las sudestadas o por lluvias copiosas se desbordaba el Riachuelo y el arroyo Cildáñez.
Y ya que mencionamos a Pancho Rabanal, ese intendente de estilo campechano que le hacía honor a su sobrenombre, vale la pena recurrir a sus propias palabras en un reportaje a la revista Primera Plana de 1971. Para describir las obras decía que “esa fue siempre mi chifladura. El primer proyecto lo presenté en 1939 y me tomaron por loco. Pero fue desde la Intendencia que realizamos el trabajo mayor. En esos tres años se construyeron 42 kilómetros de conductos destinados a evacuar el agua que siempre anegó la zona. Pero como no alcanzaban, fue preciso excavar dos lagos reguladores y un tercero que se decidió destinar a motonáutica. La tierra extraída se usaba para los rellenos, pero tampoco alcanzó. Entonces firmé una disposición por la que toda la tierra de las excavaciones de Buenos Aires no podría salir de la ciudad. Además, plantamos 30 mil árboles, y sin esperar el crédito del BID se construyeron más de 3 mil viviendas”.
Como bien documenta Ariel Pradelli –uno de los que más conoce la problemática urbanística de la Comuna 8– que nos acercó las fotografías que acompañan la nota, los lagos reguladores que mencionaba Rabanal son los de Soldati, Lugano (actual del Parque Roca) y el de motonáutica es el que está dentro del Autódromo. Dentro de los 42000 metros de conductos cabe mencionar la canalización y entubamiento del arroyo Cildáñez.
Como se puede apreciar y sin desmerecer los necesarios diez kilómetros de conductos aliviadores del Maldonado que la gestión macrista continuó de gobiernos anteriores, las magnitudes de las obras no guardan relación.
Valga la reivindicación entonces para un “Pancho” que en tres años y sin destinar presupuesto para el autoelogio –o justamente por eso–, invirtió mas en soluciones hidráulicas que la gestión macrista en ocho años.
+ Secretario ejecutivo del Consejo Económico-Social
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