La destrucción de la placita Biro, un amparo confirmado y con causa penal en puerta. Lo que realmente pasó con el Velódromo.
› Por Sergio Kiernan
En la edición del sábado pasado de este suplemento se publicó el cuestionario a los candidatos a jefe de Gobierno porteño que llegaron a la segunda vuelta. Una de las preguntas, la tercera, era sobre cómo generar nuevos espacios verdes en la ciudad, y se averiguaba explícitamente si se pensaba comprar terrenos para hacer plazas. Esto se preguntó teniendo en mente específicamente el supuesto miniestadio sobre la avenida Jujuy, una manzana que un gobierno municipal civilizado hubiera comprado de inmediato para hacer una plaza. El candidato Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete de Mauricio Macri, dedicó su respuesta a hablar de usar “entornos de vías ferroviarias y otros terrenos en desuso”, a proponer muros verdes verticales y a decir que los arbolitos plantados en “las obras de peatonalización”. De paso, el jefe de Gabinete no debería hablar de peatonalización porque si le tomamos la palabra resulta que confesó un delito, porque no se puede peatonalizar sin ley de la Legislatura. Como le dirían sus abogados, tiene que decir “semipeatonalización” o “tráfico restringido”, como inventó el ministro de Planificación Daniel Chain.
Pero el tema es que el gobierno porteño actual y el macrista que se propone para continuarlo ni piensan invertir en crear parques. Los vecinos de Colegiales acaban de comprobar en carne propia que ni siquiera están dispuestos a usar espacios que ya son suyos, porque prefieren pavimentarlos. El lugar que muestran las fotos, en la calle Concepción Arenal, era un lote por atrás del Mercado de Pulgas de la avenida Dorrego, que hasta 2008 tenía árboles. Los vecinos lo usaban de plaza y hasta le habían puesto nombre, Ladislao José Biro, en homenaje al vecino que inventó eso de la birome. En 2008 ya se habían cargado varios de los árboles. El mes pasado cayeron con camiones con piedritas y asfaltaron. Este mes se cargaron hasta los árboles de la vereda, un ensañamiento notable.
Las fotos revelan además que no fue un privado que hizo esto, o un concesionario del Mercado. Los taladores vestían el uniforme de BsAs Verde, lo que los sindica como empleados de la Ciudad bajo órdenes superiores. Con lo que queda en claro que ni siquiera para sumar algún metro para quedar bien en las estadísticas, ni siquiera cuando los vecinos hasta le pusieron nombre al espacio, el macrismo está dispuesto a hacer un espacio verde si le puede dar otro uso.
Quien quiera ver la secuencia entera de la hecatombe de árboles y adherir al repudio, puede ir a http://parquecolegiales.blogspot.com.ar.
Los vecinos de la plaza Güemes, también conocida por plaza Freud, están festejando un triunfo realmente importante. Resulta que este mes la Sala uno de Apelaciones de la Justicia porteña en lo contencioso administrativo rebotó la apelación que habían presentado la Ciudad y la iglesia de Guadalupe, confirmando un fallo de primera instancia. Ese fallo había congelado la demolición de un inmueble en la calle Mansilla 3545, parte de la primera capilla de la Señora de Guadalupe. La misma decisión declaró nula la resolución del gobierno porteño de sacar de prepo ese edificio del catálogo de inmuebles patrimoniales. Más aún: la Cámara consideró tan irregular el trámite del gobierno porteño que le mandó la causa a la Cámara Nacional en lo Criminal para que revise si no hubo delitos de incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Este espectacular sapo del macrismo se debe a la habitual mezcla de angurria y mano blanda que caracteriza al actual gobierno de nuestra Ciudad, que ya instaló que demoler es fácil y simple, casi un mandato de progreso. La congregación de la Guadalupe tiene más de un siglo instalada en el barrio y es dueña de casi todo lo que rodea y enfrenta al templo en sí. Esta causa nace con la idea de demoler lo que fue la primera capilla y hacer un edificio en altura para uso de los religiosos. Los vecinos se movilizaron y recurrieron a la Defensoría del Pueblo porteña, cuya área de patrimonio estaba por entonces a cargo de Gerardo Gómez Coronado. Este logró una rara instancia de diálogo con el gobierno porteño, que mostró expedientes y más expedientes para probar que todo estaba en regla.
Pero los vecinos notaron cosas raras, como que paralizaran las obras mientras hablaran y hasta ofrecieran hacer un Museo Pastoral abierto al público, con lo que miraron más de cerca los papeles. Así fue que descubrieron que el pecado era de origen, porque el edificio había sido descatalogado de araca, sin seguir ningún trámite medianamente legal.
Lo siguiente fue el amparo, un fallo favorable y ahora la segunda instancia, que confirma de este modo potente que sí pasan cosas raras, que sí se dan permisos de demolición irregulares, que sí estamos lejos de tener un gobierno porteño que respete la ley.
En tren de hacer sus propias obras y negocios, al macrismo tampoco le tiembla la mano a la hora de contar mentiritas. Fue el caso del reciente anuncio de la demolición del Velódromo porteño para su reutilización, contado por el oficialismo como fruto de una ley presentada en octubre de 2013 por el Ejecutivo porteño. El “olvido” en el anuncio es que el proyecto del mismísimo Mauricio Macri nunca se aprobó y lo que sí se votó fue un proyecto creado por la Asociación Amigos del Lago de Palermo y presentado por Adrián Camps.
Las diferencias entre ambos proyectos con breves pero contundentes. El de Macri se limitaba a desafectar el Velódromo tanto de la Urbanización Parque como del APH que protege el lugar, y autorizaba explícitamente “la demolición de las estructuras existentes”. Como se ve, convenientemente no había detalles de qué se demolía y se liberaba construir cualquier cosa, de cualquier tamaño e impacto, en un terreno exento de protecciones. El proyecto que sí se votó no desafectaba el Velódromo ni de su categoría de Parque, ni de su protección histórica, y detallaba que se podían demoler las tribunas –obsoletas y ruinosas– pero no los paredones ornamentales de las entradas.
La aclaración, hecha por los amigos del Lago, la Red Nacional de Acción Ecologista, el Consejo de Planeamiento Estratégico de la Ciudad de Buenos Aires y Queremos Buenos Aires, agrega que lo votado autoriza la instalación de oficinas provisorias para los Olímpicos juveniles de 2018.
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