Novedades en Calafate
Esta semana se cerró el concurso de anteproyectos para renovar una zona de la villa turística. Involucra una barranca pronunciada, una terminal vial a desactivar y una usina a demoler.
Por Matías Gigli
El Instituto de Desarrollo de Vivienda y Urbanismo de Santa Cruz organizó un concurso provincial para transformar un sector de Calafate aún relegado: la actual terminal de ómnibus y los terrenos linderos, que tienen una pendiente tan importante que ninguna arquitectura espontánea pudo con él.
Las nuevas funciones para esta parte central de Calafate tienen un interés singular. En la localidad faltan actividades culturales y ése será el centro del nuevo desarrollo. Es sabido que la industria de la cultura se complementa bien con la del turismo y en Santa Cruz se está tratando de dar una vuelta de rosca más a esta antigua receta, importante para estirar una estadía de una noche en algunos días más.
Calafate brilla por ser la ciudad más cercana al Glaciar Perito Moreno y vive un momento de crecimiento. Se trata de una pequeña localidad que de un tiempo a esta parte se convirtió en la perlita de la provincia patagónica. Ahí es usual encontrarse con gente hablando italiano, alemán o francés, muchos más que con acentos porteños.
El turismo internacional florece desde que se inauguró el nuevo aeropuerto y ese crecimiento sigue a un ritmo constante. Ahora, este concurso de arquitectura busca encontrar un proyecto que transforme el gran descampado en pendiente que tiene el pueblo en un parque para la ciudad.
Es que además de comprar artículos regionales, almorzar o cenar, poco hay para hacer en el pueblo después de volver de un frío día en el Glaciar. La idea es reforzar las posibles actividades con un centro cultural que aporte a la vida de los pobladores y a su vez sea un atractivo para los turistas. Además, se construirá un Centro de Convenciones y Congresos para contingentes de nuestro país y extranjeros.
Esto es el desarrollo para los terrenos cercanos a la actual terminal de ómnibus. Pero el otro elemento de relevancia en Calafate es que tiene dos aeropuertos, demasiado para tan pequeño pueblo. El tema tiene un justificativo: al viejo aeródromo no podían llegar aviones de gran porte, necesarios para incentivar el turismo. Por ese motivo se construyó hace pocos años uno nuevo. Ahora, el aeródromo desactivado se transformará en una nueva terminal de ómnibus y a la vieja se le busca con este concurso de anteproyectos una nueva función.
Otro logro significativo para el pueblo es el traslado de la antigua usina eléctrica, muy ruidosa, a un lugar de la periferia. El edificio desactivado es también parte del conjunto de la barranca y la terminal en desuso. La usina será demolida y el lote será parte de las propuestas a tratar en los anteproyectos.
Todos estos temas pendientes se debieron resolver en cada propuesta que se entregó hace pocos días en Río Gallegos. El Instituto de Desarrollo de Urbanismo y Vivienda es el encargado del tema, que involucran en el concurso provincial a la municipalidad de Calafate, a la Asociación de Comerciantes y al Colegio de Arquitectos de Santa Cruz.
Con vistas al lago en el horizonte, la estructura metálica de la vieja terminal de ómnibus acogerá nuevas funciones. No será el primer edificio que tiene valor arquitectónico en Calafate, la actual hostería del Automóvil Club, que ya cumplió sus primeros treinta años, es un excelente ejemplo de una arquitectura que trata de interpretar el entorno y el clima, y dispone las funciones pensando dónde hay que mirar: sin dudas al lago. Sus autores, Jorge Moscato y Roli Schere, siguen pensando en una arquitectura comprometida e intencionada. Ojalá que el nuevo proyecto siga por el mismo camino.