La confitería del Molino sufrió tantos maltratos que la tarea enorme de restaurarla que va a enfrentar el Congreso Nacional se complica por la desaparición absoluta de algunos de sus elementos. Quien vea la cúpula no encontrará ni rastros de su vitral y de las esculturas representando las provincias sólo quedaban testimonios. Es por eso que el blog que lanzaron el PRIE de Diputados y la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos arrancó pidiendo datos, fotos, imágenes. Pues esta semana hubo festejo, porque llegaron a la página restauraciondelmolino.blogspot.com dos imágenes invaluables.

Las mandaron Fabio Grementieri y Pablo Chiesa, coleccionistas de documentos e imágenes, y no sólo se ven las esculturas sino que hasta se puede ver con toda claridad los vitrales, que resultó que reproducían el logotipo de la confitería. Pero de yapa aparecieron cosas que no se buscaban porque ni se sabía que existían. En la base de la cúpula había cuatro extrañas esculturas de leones alados, desaparecidos sin rastros. Y al tope de los techados había una crestería ornamental, cuyo casi único registro son estas fotos. Estos elementos aumentan el misterio, porque las fotos donde aparecen son del estreno del edificio –una del Ministerio de Obras Públicas, otra de la Dirección de Paseos de la vieja Intendencia de la Capital– y no son visibles en otras fotos tomadas poco después.

Esta información alegró mucho a los profesionales que preparan los planes de restauración del hermoso edificio, porque permiten por fin tener completa la información visual del lugar. También son una prueba de que los trabajos en el Molino serán realmente un trabajo colectivo, que ya empezó.