Este miércoles, una patota del PRO pasó a la acción directa contra los vecinos de La Boca que se oponen a que su partido en el poder regale la Casa Amarilla para construir una segunda Bombonera. La agresión fue dura, con un vecino hospitalizado con un corte en la garganta y otros dos con fuertes golpes, y ocurrió en la reunión del Consejo Consultivo de la Comuna 4. Lo que se hablaba era de la venta de 3,2 hectáreas de los terrenos al club Boca Juniors, curiosamente el único oferente en la venta, que quiere hacerse un segundo estadio para edificar en el viejo un shopping. Los vecinos quieren que siga el proyecto original de hacer viviendas sociales con espacios verdes. A la reunión se presentó la agrupación Boca es Pueblo y la patota relacionada con un puntero local del PRO, y no con la barra brava del club, como se informó descuidadamente.

Este ataque muestra que habilitar negocios para los amigos es una prioridad esencial del PRO como partido y como gestión. Otro ejemplo por suerte menos violento es el de la Feria Masticar que arrancó este jueves y cierra mañana. La Feria es un emprendimiento mimado del macrismo, que le presta terrenos y le da fondos por razones nunca aclaradas, aunque es supuestamente un emprendimiento privado. Para esta edición, la Ciudad cerró el polideportivo Colegiales por tres semanas y se puso con nueve millones de pesos en gastos diversos. Esto quiere decir en concreto que 600 alumnos de escuelas del barrio no pudieron hacer sus actividades de educación física desde el 25 de abril y seguirán sin hacerlo hasta el viernes que viene, y que 300 adultos se quedaron sin poder usar el lugar. El caso es tan delirante que la secretaría de Deportes porteña tuvo que modificar el reglamento de uso de los polideportivos, que prohíbe este tipo de “préstamos”.