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La diseñadora industrial colombiana Heidi Jalkh acaba de presentar Sección, una colección en el aparentemente sencillo material del barro –de la arcilla, del gres, de la cerámica– al que venía acercándose hace tiempo. Los objetos presentados ahora en la Tienda Malba muestra la curiosidad y el estilo de la autora en contenedores de construcción simple y cuerpo cilíndrico que de alguna manera rompe la simetría. Hay una cierta ausencia, un escamoteo en tensión visual con áreas de color que destacan lo que está y lo que no. Una ausencia resumida en un objeto tridimensional.

–¿Hace cuánto venís trabajando con cerámica?

–Empecé a trabajar con cerámica en el segundo año de la facultad, para un trabajo de materiales y procesos. Teníamos que hacer un prototipo y decidí inscribirme en un taller para aprender y hacer la entrega. Ahí aprendí y entendí como funcionaba el proceso desde los moldes a la colada y el esmaltado y toda la paciencia que hay que tener para llevar a cabo piezas cerámicas. Después retomé, una vez que terminé la facultad. Empecé a producir saleros y pimenteros que había diseñado en la facultad y comencé otras exploraciones dentro de cerámica que me llevaron a la relación mas cercana que tengo hoy con el material. En este momento un setenta por ciento de lo que hago tiene involucrado algún proceso cerámico.

–¿Por qué optaste por este material?

–La cerámica es un material noble y tiene una plasticidad increíble que te permite una amplia experimentación formal. Es un tecnología accesible y escalable que puede ir desde lo artesanal hasta lo industrial. Sin embargo en la producción industrial hay un mucho trabajo manual, eso es algo que me gusta mucho, sin importar la escala de producción la mano siempre esta presente.

–¿Cuál es el proceso que usas?

–La base y esencia de la cerámica es tierra, agua y fuego. Hay varias formas de trabajarla, pero en mi caso todos los productos están fabricados por coladas. Primero hago los modelos de las piezas desde las cuales se hacen los moldes, Hay que esperar un tiempo que los moldes estén secos para poder empezar con la piezas. Después se empiezan a hacer las coladas de barbotina sobre el molde, cada pieza tiene su particularidad y hay que agarrarle la mano a la mejor manera de colarla, hay que hacer varias piezas para poder ir acelerando el proceso. Una vez que la pieza genera el espesor, se vuelca el excedente de barbotina del molde y se espera a que tome consistencia la pieza. Después se retira del molde y se deja secar para poder hornearla. Luego de esta primera horneada se aplican los esmaltes y vuelve a horno y luego sí ya sale la pieza terminada. La cuestión con la cerámica es que todo es una variable, si hay humedad, si llueve, si hace mucho calor, las partidas de materias primas, bajas de tensión… modifican las horneadas. Son todas cosas a tener en cuenta que afectan el producto. Para esta colección estuvimos trabajando durante casi un año para lograr la pasta que estaba buscando. Fue un proceso largo y de muchas pruebas, pero cuando finalmente resulto quede muy feliz con como quedo. El exterior de la pieza no esta esmaltado y la textura satinada de material era lo que queríamos lograr con Diana Fernández, la experta ceramista que me ayudo en esto y que tiene una frase que me encanta sobre el proceso: “Esta línea me ha llevado por encuentros y desencuentros con la cerámica, alegrías y por sobre todo muchos desafíos y necesidad de superarme constantemente para obtener piezas de calidad con una estética única, tan fuera de lo tradicional pero nacidas de los materiales más nobles”.

–¿Cómo creés que está posicionada ahora como material para el diseño internacional?

–En cuanto a la cerámica en el diseño hay un informe que ha sido realizado de forma conjunta entre el Observatorio Cerámico y el Observatorio de Tendencias del Hábitat. que habla sobre las tendencias cerámicas 2016/2017 bien interesante. Barcelona en septiembre de este año será el centro mundial de la cerámica. En lo que nos toca, la escuela de cerámica de Avellaneda es un espacio hermoso con todos amantes del material donde se celebra el simposio anual también es muy vibrante. Pero es claro que además de una tendencia la cerámica en el diseño, hoy es un material que muchos jóvenes diseñadores eligen.

–¿Admirás especialmente a algún profesional que la trabaje?

–Admiro a un montón. Sobre todo admiro a quienes tienen el oficio y están enamorados de lo que hacen, por suerte la gente con la que trabajo en todas las etapas son así. Les gusta compartir, expandir su conocimiento y contagiar la pasión por lo que hacen. En cuanto a desarrollos me parecen interesante no sólo las objetos fabricados con cerámica, sino los nuevos métodos de fabricación como los trabajos de los chilenos de gt2p y del holandés Olivier Van Herpt. Los gt2p fabricaron una maquina para crear objetos cerámicos usando una versión analógica del diseño paramétrico. Mientras Olivier en colaboración con Ricky Van Broekhoven utilizaron la impresión 3D de cerámica y el sonido, más precisamente las vibraciones sonoras, para crear piezas. Realmente hay mucha innovación en el empleo del material.

–¿En qué te inspiraste para esta nueva colección?

–Esta colección nació en realidad porque Marina Christe de Casa Fetén quería tener en su local una colección de cerámicas facetadas. Estuvimos charlando un par de veces al respecto. Yo le dije que me dejara pensar como se podía tener lo facetado pero que se alejara un poco de lo que ya estaba en el mercado. La mayoría estaba más orientado a piezas inspiradas en poliedros. A partir de eso empecé a trabajar en tratar de tener la intervención mínima en la pieza pero que se les pudiera llamar “facetadas”, así que partí de la cantidad mínima de secciones que podía hacer en un volumen y se pudiera reconocer como tal. Empecé a jugar con los cortes y ángulos sobre cilindros de distintas proporciones. decidí resaltar la ausencia con un color, hacerlo presente de alguna manera.