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Sábado, 21 de febrero de 2004

CON NOMBRE PROPIO

Intimidades

La diseñadora de interiores Karina Lipski crea accesorios y utilitarios para el baño,ese ambiente personal tantas veces relegado.

 Por Luján Cambariere

La de Karina Lipski es la historia de muchos que, crisis mediante, encuentran en la autogestión de proyectos de diseño una salida, en principio, para hacer lo que les gusta. Después de seguir un par de años la carrera de arquitectura, problemas económicos y un bebé en camino la hicieron abandonar. Luego estudió diseño de interiores y aprovechó el embarazo de su hija, que hoy tiene cuatro años, para hacer los cursos de microemprendimientos que estaban a su alcance. Así, un día, salió de su casa con diez pesos y una misión: transformarlos en jabones artesanales. A las pocas horas había logrado duplicar el monto inicial y ya tenía pedidos de familiares y amigos. Otro curso, esta vez del Gobierno de la Ciudad, le brindó padrinos (un contador y una ecónoma) que le facilitarían nuevas herramientas para que el negocio creciera. Hoy, desde su etiqueta Sinfonía, produce sales, geles, espumas y originales líneas de accesorios y utilitarios, que rejuvenecen un espacio, poco abordado por el diseño como el baño.

Puertas adentro
“El baño es generalmente un lugar muy olvidado. El más descuidado de la casa, sobre todo si uno piensa en inversiones en diseño. Y paradójicamente es un lugar donde uno pasa mucho tiempo y, sobre todo, muchas veces al día, para asearse, relajarte. Paradójicamente, a la vez, suele ser un espacio muy reducido donde realmente el diseño puede ser una gran herramienta de renovación sin gastar mucha plata”, señala Lipski. Por eso, lo primero que se propuso a la hora de diseñar objetos para el baño fue intentar derribar ciertos clichés.
“El baño tiene que ser un espacio que te produzca placer y relax. Un lugar donde te puedas mimar. Por eso, además de la funcionalidad que te pueden aportar todo tipo de organizadores y objetos portantes para cepillos, peines, pasta, jabones, esponjas, cremas y juguetes, vale crear instrumentos que fomenten una atmósfera placentera y de relax. Velas especiales y esencias que neutralicen olores”, detalla.
Hoy, sus siete líneas de baño –la símil venecitas, corazones, aromática en base a naranja y lavanda, las de estrellas y las dedicadas a los más chicos con ranas y ballenas que asoman de cortinas, batas, alfombras y todo tipo de accesorios de algodón y towel– son muy solicitadas por locales y clientes ávidos de ponerle algo de humor al baño. Además, Lipski no descansa y hace poco incorporó una línea erótica que se vende en todos los sexshops de Buenos Aires. “Siempre estoy buscando temáticas para incorporar al baño. En eso no tengo prejuicios y me divierto probando a ver cuáles son los resultados”.
Hoy, el próximo objetivo pasa por ampliar su línea de spa. “Producir más cremas exfoliantes, hidratantes, relajantes y sobre todo utilitarios donde el diseño esté en función de los placeres cotidianos. De poder mediante ciertos guiños cómplices o más osados por el color, motivos o formatos renovar un lugar tan estático”, detalla. Exportar a otros lugares donde tampoco esté tan desarrollado el culto al baño es otra de sus metas a nivel empresa. ¿El secreto de su éxito? “El haber encontrado un nicho, pero sobre todo la perseverancia y la imperiosa necesidad de luchar y trabajar en lo que verdaderamente me gusta”, remata.

Sinfonía: 4855-8764, 15-5632-7213,
[email protected]

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