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Sábado, 10 de abril de 2004

La herencia colonial en Melaka

 Por Matías Gigli

Malasia organizó este verano un foro mundial para discutir cómo conservar el mixto y variado patrimonio edificado de la ciudad de Melaka (o Málaca).
La idea es incorporar a la lista de monumentos de World Heritage de la Unesco a un sector de esa ciudad, que tiene una fuerte herencia colonial. Parte de esta herencia es un fuerte portugués de 1613, con etapas de expansión y crecimiento en 1795, 1891, 1916, 1945, 1970 y 2000. La ciudad muestra la confluencia de varias culturas –portuguesa, holandesa, británica, china– que la dominaron o trajeron fuertes migraciones, además de la arquitectura tradicional local.
Con el afán de hacer las cosas de forma consensuada, los malayos organizaron un foro que convocó a un comité de especialistas del Icomos de los más diversos países, para evaluar el plan que fue presentado a la Unesco. Entre los participantes hubo profesionales de Holanda, Uganda, Alemania, Sudáfrica, Filipinas e India, y desde la Argentina fue convocado Alvaro Arrese.
Lo interesante de Melaka reside en la confluencia de culturas que poco tienen que ver entre sí pero que a la hora de hacer ciudad lograron convivir. Actualmente, existen en buen estado tanto ejemplos de arquitectura como barrios enteros de interés patrimonial.
Entre las observaciones generales, el grupo de participantes encontró de especial interés la fuerte expansión que se produjo en la época de dominación británica en torno del núcleo original portugués/holandés. Hicieron notar que la función del comercio portuario está en declive, que existe una amplia zona de costa rellenada y que la ciudad tiene un fuerte perfil turístico como parte de una activa política de Estado. La idea es generar un plan de conservación integral.
Entre las sugerencias que volcaron en el documento, se puntualizaron la de mezclar funciones propias de la ciudad con atracciones para el turismo, de manera que la ciudad no pierda vida. También se mencionó la conveniencia de generar recorridos culturales, volcar en los programas de estudio de los colegios la valoración de la ciudad y generar programas de encuentros mixtos entre políticos, gente de negocios y comerciantes. La relación con el río y su borde y la pérdida del comercio y actividades vinculadas con la pesca, que antiguamente dieron vida a la ciudad y actualmente desaparecieron, dejan vacante un nuevo rol a esta parte de la ciudad. Se sugirieron criterios de accesibilidad al río.
El tráfico es un problema claro y evidente en la ciudad, con sectores saturados que la hacen casi peligrosa para los transeúntes y poco atractiva para el turista. Para eso se recomendaron medidas como pavimentaciones irregulares para reducir la velocidad de circulación, y zonas de tránsito limitado.
Los barrios históricos de la ciudad están perdiendo su población original y recibiendo inversores de Singapur, China o Kuala Lumpur. Muchos locales dejaron de invertir en el lugar debido al congelamiento de alquileres que fueron recientemente liberados y subieron mucho, expulsando la población tradicional. Este proceso también causó la destrucción de inmuebles por razones económicas, con dificultades para hacer cumplir las leyes de preservación.

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