El ocaso de una estrella

HISTORIAS DE SUPERNOVAS

Como las bacterias, los escarabajos, los hombres o la ballena azul, las estrellas nacen, se desarrollan y mueren. Y mientras que algunas lo hacen sin mucho alboroto, otras (las menos) terminan su vida de manera gloriosa: explotan –libe-rando en segundos una cantidad gigantesca de gases, luz y ener-gía– en un bestial rugido adornado por el brillo de más de miles de millones de soles juntos. La moribunda estrella se convirtió en su-pernova. Muy raras (para ese bre-ve pestañear llamado humanidad), estas terribles bombas de luz des-lumbran por su espectacularidad y su escasez: en el último milenio se encendieron sólo cinco en los cielos de la Tierra. Y en cualquier momento se viene la próxima.

Por Mariano Ribas