Extraño y familiar
Por Matías Gigli
“El diseño es una paradoja en nuestras vidas, ambiguamente anónimo y notable, familiar y extraño. Nos rodea mientras se desdibuja bajo nuestra mirada, convirtiéndose en una segunda naturaleza aún irreconocible.” Estas palabras son de Andrew Blauvelt, el curador de la muestra organizada por el Walker Art Center en Minneapolis, e intentan introducir a los espectadores de la muestra “extraño-familiar” en un mundo experimental en donde conviven producciones difícilmente etiquetables.
Las cuasiarquitecturas o más bien transarquitecturas que integran la muestra pretenden ilustrar las ideas de un cierto diseño de vanguardia para lo cual Blauvelt no tuvo mejor idea que convocar a gente de diversos países con disímiles aportes a la muestra. Hay trabajos en donde se agrupan objetos multifuncionales que mutan de uso y forma, cuestionando la relación convencional forma-función. Hay arquitecturas nómades que respondiendo a condiciones de no permanencia cuestionan la relación establecida entre arquitectura y emplazamiento. Hay objetos efímeros que mediante la reinvención de lo cotidiano logran transformar las condiciones del sitio y de los usuarios.
La muestra es una colección de productos que rozan la arquitectura con diversas disciplinas plásticas y reúne a 36 trabajos, muchos de los cuales están materializados en tamaño natural, otros representados con dibujos y maquetas. La muestra, ahora en el Carnegie Museum of Art en Pittsburg, para fin de año pasará a Lille en Francia y después de vuelta a EE.UU. en el Museo de Arte de la Universidad de Michigan.
En la muestra se agrupan proyectos vinculados con cuatro temas básicos: los rituales de uso –objetos que nos obligan a que revisemos nuestra relación con los productos existentes–; las estructuras portátiles; lo multifuncional y la transformación de lo cotidiano.
Esta exposición tiene además la particularidad de que, dentro del grupo de diseñadores convocados, fue incluida la porteña Oficina Stöberl, que desde Callao y Santa Fe envió una maqueta de una casa portátil hecha en madera y desarrollada por Alejandro Stöberl y Solange Rossi, arquitectos habitués en muestras en donde la imagen y la innovación son fundamentales al momento de diseñar. En este caso la propuesta convive con la de los holandeses MVRDV, que proponen una “ciudad del cerdo” con granjas de alto rendimiento en donde disponen la producción dejando libre espacio para otros usos. Hay que tener en cuenta que Holanda es un país que en 1999 tenía tantos habitantes humanos como cerdos, de ahí la preocupación de estos holandeses.
Además, hay trabajos de los japoneses Shigeru Ban, Atelier Bow-Wow, los holandeses Marijin van der Poll, y Frank Tjepkema y Peter van der Jagt, los italianos Paolo Ulian, Nucleo Global Design y Moreno Ferrari, los norteamericanos Doug Garofalo y el finlandés Markku Hedman, entre otros.