Paisaje Cultural de la Unesco
Se podría plantear seriamente que Buenos Aires es una ciudad única sin hacerlo desde el cariño o el espíritu provinciano. El gobierno porteño acaba de hacerlo literalmente, internacionalmente, pidiendo que una franja de la ciudad sea declarada “paisaje cultural” por la Unesco y justificando la idea con una batería de razones racionales que describen a Buenos Aires como un producto social y físico particular, irrepetible, figurita rara.
Este jueves, el secretario de Cultura porteño, Gustavo López, con su plana mayor de patrimonio, le presentó la propuesta al ministro de Educación nacional, Daniel Filmus. Esto es porque Filmus preside el Concejo Argentino ante la Unesco, la entidad que propone cada año un bien o lugar a declarar como bien de la humanidad en alguna de las muchas categorías de la entidad cultural de la ONU. La porteña es apenas la primera candidatura de este año para las propuestas a elevar en 2005. Como la competencia no es poca, la Ciudad formó un equipo de trabajo con Antonio Elio Brailovsky y los arquitectos Ramón Gutiérrez y Graciela Viñuales, que prepararon una masiva propuesta.
La idea es señalar como único en el mundo y de peculiar valor el “litoral” porteño, una banda que va de La Boca a los parques que bordean con Vicente López, y que avanza dentro del tejido urbano de modo variable. Este espacio incluye la reserva ecológica, todo el sistema de parques de Palermo y aledaños, La Boca, San Telmo, Puerto Madero, todo el Centro, el eje completo de la Avenida de Mayo, Retiro, Recoleta, Palermo Chico y la Ciudad Universitaria. Esta área contiene una inmensa proporción de los tesoros artísticos, bibliotecas, edificios catalogados y en vías de catalogarse, la casa más antigua de la ciudad, galerías de arte y lugares históricos de la ciudad, y tiene la curiosidad de ser mitad edificada y mitad verde. Como una franja fronteriza, se delinea una zona de amortiguación: para la Unesco las cosas no pueden empezar abruptamente, y separando el “paisaje cultural” propuesto debe haber un área intermedia, de transición y protección.
No es causal que buena parte de lo que se ofrece a la Unesco sea territorio ganado al río y ésa es otra característica porteña, de una ciudad “de estuario, de una orilla, que se expande en ese borde”, como describió el secretario López. Como la definición de paisaje cultural es la de un lugar construido o caracterizado por la intervención humana, una ciudad encaja perfectamente. La apuesta porteña es que Buenos Aires sea percibida como única.
Si la ciudad gana la candidatura argentina para el año que viene, apenas comienza un proceso complejo y largo. Hay que preparar un plan de gerenciamiento del recurso propuesto, hay que encarar obras de todo tipo, hay que negociar con sectores públicos y privados para mejorar y preservar, y hay que tomar un par de decisiones sobre el patrimonio edificado. Es un buen objetivo estratégico y una obligación internacional que puede ayudar a enfocar políticas y hacer que por fin sucedan un par de cosas largamente demoradas. Buena suerte, Buenos Aires.