CON NOMBRE PROPIO
Ricardo Bustos es un diseñador argentino con 18 años en Francia y una carrera de productos innovadores, tienda propia y una importante muestra de diseño argentino en preparación.
› Por Luján Cambariere
Según Bustos, su historia tiene como todas un hilo conductor, que en su caso fue la pintura. “¿Cómo podés unir todas esas ciudades tan disímiles y extrapoladas si no es por la pintura?”, reflexiona. Así, cuenta su historia, en la que nada menos que Antonio Berni tuvo injerencia. Cuando Bustos tenía 15 años, el pintor visitó su ciudad natal y tuvo comentarios muy halagadores sobre sus dibujos, con lo que afirmó su camino. “Desde muy chico me gustó la historia del arte y pasaba mucho tiempo leyendo sobre movimientos y artistas. Pero como sentía que me faltaba la dimensión real de esas imágenes y su entorno, salí a buscarlas a las ciudades europeas. La escala obligada de esa memoria fue naturalmente París, que además, en los ’80 y ’90 pasaba por un momento de ebullición. Evidentemente ese viaje fue una verdadera explosión de información para mí, que intenté empezar a asimilar”, relata.
En eso está desde hace varios años, desde múltiples actividades –dirección de arte para marcas como Ariel, Lancaster o Whirlpool–, oficiando de curador u organizador de muestras, dando clases en la Ecole Supérieure d’Art et de Design de Reims y sobre todo mediante sus productos. “Mis objetos conservan lo minimalista tendiendo a lo esencial mediante curvas y formas livianas, texturas y materiales innovadores, colores o la difusión de la luz que contribuyen a suavizar la percepción”, detalla.
¿Los más elogiados? La Red Low Table con la que responde a una tipología de mesa baja, a tan sólo 20 centímetros del suelo (muy ad hoc con la última tendencia en mobiliario) en Corian. Esta pieza, que además cuenta con una bandeja y un revistero termoformados, fue presentada en la feria del mueble de Milán. “Otro de los trabajos que implicaron un desafío fue el que hice para Artoria Limoges, donde se trataba de asociar la porcelana a otros materiales y también crear una nueva tipología de objeto. Determinamos que el sector de hotelería, congresos y reuniones de trabajo carecía de un set de comida rápida que no llegara a lo descartable y manteniendo cierto status. Así, propuse una superposición de bandejas acompañada de una taza que, una vez terminado el servicio, se convierte en organizador de hojas y lápices”, detalla.
Deliciosas también son su bandeja de porcelana Paréntesis, la lámpara Clair y el muy funcional sistema modular Cubo, una estructura de base que, según su variación de escalas, superposiciones o encastres, se transforma en un mueble-organizador, separador de ambientes o microarquitectura.
–¿Cómo te abriste camino en París?
–Quien haya hecho la experiencia de vivir afuera sabe que es durísimo, pero no debo quejarme porque tuve suerte. Los contactos se dieron rápidamente, pero a medida que avanzaba perdía mi medio de expresión que era la pintura. Hasta que hubo una ruptura, un vuelco hacia algo que desde hacía tiempo me parecía una expresión más contemporánea como es la de los diseños de objetos de uso cotidiano. Comencé por hacer lámparas con los papeles del taller, me gustó y así descubrí los distintos caminos del proyecto (costos, cadenas de producción, comunicación). Me fasciné y esta pasión sigue intacta.
–¿Cómo definirías el diseño francés?
–En Francia el diseño es heredero de una gran tradición de las artes decorativas, muy relacionadas con la historia del mueble, del motivo, con la ebanistería y con los artesanos y el arte. Aunque también es el país que permitió a Le Corbusier desarrollarse y la cuna de Starck y su starcksystem y la de sus pigmaleones como Matalie Crasset.
–¿Cualidades y defectos?
–Existe una ola de diseñadores de la French Touch, eximios manipuladores de la imagen del lujo. En un sentido opuesto se realizan esfuerzos a nivel de las escuelas como para que el diseño encuentre una vocación social más amplia. La cualidad sigue siendo la capacidad de cuestionar al objeto a diferentes niveles. Mientras que el defecto principal pasa por un marketing excesivo que empuja hacia las modas en diseño.
–¿Qué aportaste vos con tu visión del sur?
–Trabajo el aspecto Low Tech, es decir, la simplicidad en toda la línea del proyecto incluida la producción, acompañado por la calidez del material en reacción a un mundo muy agresivo y deshumanizado.
–¿Qué te lleva a hacer una muestra de argentinos en París?
–Muchas razones. Principalmente he observado el fenómeno en la Argentina y creo que es digno de compartirlo con otros públicos. Desde hace un par de años, pero más en estos dos últimos, se ha visto aquí mucho cine argentino pero sobre todo se ha seguido de cerca la crisis y creo que puede haber una cierta apertura para captar el diseño. En lo personal, sería también el logro de un trabajo que llevo haciendo desde hace un tiempo.
–¿Qué creés que podemos aportar?
–Frescura, que aunque parezca banal no lo es. Renovación formal, latino funcional y low tech.
* Ricardo Bustos: www.ricardobustos.com(Versión para móviles / versión de escritorio)
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