Sábado, 8 de abril de 2006 | Hoy
NOTA DE TAPA
La sexta edición de Puro Diseño Latinoamericano tiene bastante de mercado persa, pero es una buena oportunidad de dar con algo de lo que se está haciendo en el interior del país. Jujuy, Catamarca, Corrientes, Córdoba, La Pampa y Santa Fe dan el presente.
Por Luján Cambariere
A pesar de que la edición tiene algo de feria persa –puesta un tanto caótica, calidad irregular–, eso no quita que el talento salga a la luz. Sobre todo el de diseñadores y artesanos del interior del país, que como otros años llegan a la gran ciudad a legitimizar sus productos transportándonos a nosotros, animales urbanos, a otros tiempos, escenarios y paisajes. Si piensa visitarla, oriente la brújula.
Llegan los Usos. Los arquitectos Arturo de Tezanos Pinto y Carlos Gronda, que el año pasado nos trajeron la magia del Carnaval norteño, éste van más allá y plantean la comunión que se da en el Norte entre Oriente y Occidente. Algo que ellos vivenciaron desde chicos por los cruces en esa frontera donde La Quiaca se toca con Villazón, Bolivia. “De hecho, para mí de niño, Taiwan quedaba en Bolivia”, cuenta con gracia De Tezanos Pinto en alusión a los juguetes de su niñez, cuando allá por los ‘70 Jujuy era una provincia pujante. Para ellos, las imágenes de esta mixtura son recurrentes y las relaciones se multiplican: los rasgos físicos como los ojos achinados de los collas, el sabor de la comida, la música, el uso del color, cierta morfología de las prendas y quizás el paralelo más acabado y palpable –el dragón chino y el diablo–. Ellos también hablan de cierta espiritualidad, forma de ser, cadencia, temperamento (se cuidan, siempre respetuosos, de no usar la palabra sumisión) que los asemeja. En su libro 1421, el año que China descubrió el mundo, el capitán de navío inglés Gavin Menzies se encarga de documentar esta relación (básicamente demuestra cómo un almirante chino descubrió América antes que Colón) que ellos hoy plasman en productos contemporáneos. Piezas que nombran con voz aymará. “Llamamos Chármiri a la colección, cuenta Gronda, que significa ‘hermoso y raro’. Una definición que sin dudas mucho tiene que ver con esta apuesta a la que arribamos en un estado casi onírico. Con una mirada muy personal que nace de nuestras propias vivencias.” Así crearon la mesa Tin-Ku, que se sostiene casi en el aire mediante patas que terminan en pompones de madera de Tipa en alusión al baile festivo de origen boliviano donde los pompones rígidos forrados en alambre y la fuerza de los hombres hacen vibrar la tierra. A ésta se suman el Anchi (postre típico de sémola y naranjas), un banco panzón en chapa y colores estridentes (turquesa, rosa y amarillo) logrado a través de artesanos que heredaron la experiencia de trabajo en hierro de Zapla. El Chañi, otro banco en alusión al cerro jujeño y el Tuna. “Este camino nos conduce al desarrollo de un diseño más profundo. En esto de trabajar con identidad, que es el camino que elegimos, surge la oportunidad de ir mas allá con nuestra visión de lo que somos realmente que, lejos del folklore o carnavalito, nos relaciona también con otras cuestiones sumamente potentes. Trabajando desde ahí, nuestro universo es inagotable. De hecho, creo que con esta línea, explica De Tezanos Pinto, terminé de fundamentar un poco lo que soy.” “Hay que tener los pies en la tierra para poder ver el cielo”, dice Ricardo Vilca, músico y compositor de Humahuaca. Sólo quienes profundizan en raíces verdaderas logran una identidad auténtica.
Más precisamente desde Santa María en los Valles Calchaquíes, llega el artista plástico Enrique Salvatierra. Parece que después de años de trabajar en pintura, cerámica, esculturas y tapices, decidió seguir los pasos de su esposa (la reconocida artista textil catamarqueña Manuela Rasjido, que investiga los procedimientos antiguos de teñido, hilado y tejido en arte para usar) y diseñó mobiliario y objetos con la impronta de su trabajo. Una colección de neocriollo argentino que apodó con su apellido Salva Tierra. Sillones en madera de algarrobo o nogal enfundados en tapices de su autoría con tintes naturales en lana de oveja, bancos tallados en una sola pieza con tiento sobado y cocido y deliciosos objetos.
Guillermina Rosenkrantz de la etiqueta De Allá Ité, fundada con artesanos del Litoral, trajo el sillón Yaguarí, nombrado a través del río cerca de Curuzú Cuatiá, en madera de algarrobo negro, con un trenzado en tiento muy particular (tipo bordado) y detalles en loneta rayada que remiten al colorido de los guardamontes, protectores que usan los paisanos arriba de las polainas. Además de la mesa Aratiri (relámpago en guaraní), hecha en puro tiento trenzado con base de madera y una especie de fuentón, el Ajaka, de cuero cocido y manijas de asta.
La diseñadora gráfica rosarina Carina Cavazza, que el año pasado sorprendió con su original y exquisita línea de jabones artesanales La Pasionaria con aromas patrios –ceibo, pasionaria y jacarandá– y de la despensa –canela, leche, miel– amplió su línea para esta edición. Aromas de la Patagonia –rosa mosqueta, lavanda y frutos del bosque–, Aromas de la Huerta –albahaca, romero, menta, tomillo y salvia–, Tango –naranjo en flor y nostalgia– y la línea For Export de yerba mate y dulce de leche son las versiones 2006. “Jabones gourmet. Nada sin alegría”, su propuesta.
Los Ego Design dejaron hace tiempo el garaje donde supieron empezaron en Córdoba capital y ostentan una pequeña fabrica, ya que lo suyo ahora tiene proyección internacional (en octubre pasado se presentaron en la feria House & Gift de San Pablo). Sus lámparas realizadas en un material de su autoría –el difolam– se venden en Brasil, Perú, Ecuador, Chile, Bolivia y Paraguay. ¿De estreno? La línea infantil o adolescente Cool –dos colgantes, lámpara de mesa y pie de pantalla circular y apliques con forma de mariposas, caracoles o corazones–, la Incube que suma el color –fucsia, naranja y celeste– y una más conceptual con la que buscan ofrecer una alternativa clásica y moderna, la Waves, de pantallas blancas (símil las antiguas plisadas) con pies de cromo en las que los distintos diámetros son manejados mediante encastres que logran las distintas configuraciones de las luminarias.
María Celia Verlini y César Kazanietz de Artepampa vienen agrandados y no es para menos. Este último febrero viajaron a exponer sus productos a la muestra Ambiente de Frankfurt y antes pusieron un pie con premio y todo en Holanda. Su trabajo de investigación sigue por el collage de papel, cueroy tela, al que este año incorporan el metal (alpaca, bronce y cobre). “Tratamos de ser un eslabón más en la cadena cultural argentina. Siempre a través de la reinterpretación, de rescatar la imaginería textil y las imágenes de culturas antiguas”, explica Kazanietz. Rescate que plasman en todo tipo de objetos –cajas, espejos–, tapices, esculturas, muñecos, retablos, accesorios, indumenta y mobiliario.
* Hasta el 9 de abril en el Centro Costa Salguero, de 13 a 22:
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