Sábado, 10 de junio de 2006 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
Diseño y artesanía es un binomio por el que la emblemática Artesanías de Colombia viene trabajando hace más de cuarenta años con logros sorprendentes, como hacer pie en Milán y Nueva York.
Por Luján Cambariere
Las fronteras del diseño son varias, pero sin dudas una de las más ricas y valiosas para ahondar es la artesanía. Esa posibilidad de rescatar técnicas ancestrales, saberes, oficios y materias primas aggiornándolos a nuestro tiempo para que no sucumban en el olvido. Obviamente en un diálogo que no siempre es fácil. Y hablamos de diálogo, no de imposición de uno sobre otro, por el que vale apostar, ya que de ese encuentro puede surgir una de las mayores riquezas y diferenciales de nuestra región.
Artesanías de Colombia es un buen ejemplo de estas experiencias. Entendió hace tiempo el enorme potencial de este intercambio y hace escuela. Mal no le fue: Expoartesanías, la feria que realizan en diciembre y cuenta con más de 850 expositores, 115.000 visitantes y ventas superiores a los 3500 millones de dólares (sí, leyó bien), es la más importante de Latinoamérica. Además tienen franquicias en Nueva York, bellos locales en Bogotá y algunas de las uniones que genera ya llegaron a las pasarelas de la semana de la moda de Milán mostrando la mejor cara de Colombia.
Orígenes
Creada en mayo de 1964, Artesanías de Colombia es una entidad estatal que opera como una empresa de economía mixta vinculada al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo. Su misión es incrementar la competitividad del sector artesanal y fortalecer su capacidad para generar ingresos y mejorar así la calidad de vida de los artesanos, recuperar y preservar el patrimonio cultural vivo y la sustentabilidad del ambiente. “Dignificar los oficios artesanales y consolidar la identidad nacional y la imagen del sector, elevar el nivel socio-cultural, profesional y económico de los artesanos, fomentar la comercialización nacional e internacional contribuyendo a la generación de empleo, fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías aplicadas a la artesanía en un marco de rescate, preservación y desarrollo del sector y la conciencia ecológica”, algunos de sus fundamentos. Para ello, año a año, suman distintas acciones. Investigan y documentan (en el ’98 publicaron el primer censo económico nacional del sector artesanal que permitió constatar que en Colombia más de 1.200.000 de personas viven de la artesanía y de ese total el 70% es población indígena, afro-colombiana y campesina con oficios como cestería, tejeduría, alfarería-cerámica, trabajos en madera, joyería y marroquinería). Ofrecen capacitación y asistencia técnica. Impulsan la comercialización por varias vías (la feria, franquicias y hasta ostentan una plaza de artesanos en Bogotá de 37.000 m2). Y construyen imagen de país mediante campañas y concursos.
Diseño para la artesanía
Pero sin dudas donde hacen la diferencia es en la promoción de la relación entre diseñadores y artesanos. Básicamente mediante laboratorios de diseño. Unidades especializadas en innovación, desarrollo y diversificación de productos y transferencia de tecnología. “En todos los programas lo que buscamos es que los nuevos productos tengan un fuerte contenido de diseño. Ese es nuestro fuerte y lo que ha hecho que la artesanía colombiana se posicione en el mundo”, cuenta María Teresa Marroquin, directora de la Oficina de Cooperación Internacional. “Nuestra filosofía es llegar con mucho respeto, aproximarse a las comunidades y hacer un trabajo interactivo. No se trata de que los diseñadores lleguen a imponer nada”, continúa Marroquin desde el bello edificio colonial que ocupa la sede de Artesanías al lado de la Iglesia de las Aguas en Bogotá. Por eso los primeros en capacitarse son ellos. “Artesanías ha hecho escuela con los diseñadores porque en las universidades esto no se enseña. Aprenden desde qué es la artesanía hasta una metodología de trabajo que obviamente después mucho tiene que ver también con su propia sensibilidad”, señala. Hoy son más de cincuenta entre industriales, textiles y gráficos los diseñadores contratados. Porque, además de los laboratorios, suman otros proyectos. Casa Colombiana, una colección de productos para el hogar; el concurso de diseño creado en 1996 para el desarrollo de nuevas líneas y para vincular al sector académico e Identidad Colombia, un proyecto de desarrollo de moda artesanal que los llevó a las pasarelas de Milán.
“Los objetos de la artesanía pertenecen a un mundo anterior a la separación entre lo útil y lo bello”, sostiene Octavio Paz. Las piezas de exquisita factura de Artesanías dan cuenta de esto. Las bellas piezas de barniz de pasto (una técnica única colombiana porque parte de una resina vegetal que solamente se da en las selvas del Putumayo y que trabajan desde la época precolombina); los bolsos, carteras y ahora hasta muebles en caña flecha (fibra vegetal preciosa que trabajan con absoluto virtuosismo); los sombreros también en caña flecha o en paja de iraca, amero de maíz, esparto, palma tetera o enea; los objetos con granos de café y las coloridas hamacas de San Jacinth y utilitarias en fique, sinónimos del Caribe. “La artesanía evoluciona y nosotros con ella”, remata Marroquin.
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