Sáb 09.06.2007
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CON NOMBRE PROPIO

Diseño & Industria

En xCruza diseñan desde juguetes hasta vajilla e instrumental médico, aunque el premio Ciudad y Tecnología llegó con su cocina solar portátil, un diseño para promover el uso práctico de fuentes de energías renovables.

Por LujAn Cambariere

Fusión entre diseño e industria. Eso es lo que hace xCruza*, un trío que supo ser sexteto formado por dos diseñadores industriales –Victoria Rique y Carlos Genoud– y un licenciado en Relaciones Internacionales –Alejandro Salesi–, quienes desde el diseño de producto y gráfico se proponen llegar a todo tipo de empresas. Emprendedores desde el inicio del ejercicio de su profesión (post crisis 2001) mamando cómo es eso de atender diversos frentes y buscar una oportunidad para el diseño en todo lo que tocan. Así, al día de hoy, hacen desde juguetes para firmas nacionales y extranjeras, pasando por serigrafía para vajilla, instrumental médico y hasta una cocina solar portátil que acaba de alzarse con un importante premio que refuerza el camino que se abrieron hacia un diseño concreto.

Inicios

“xCruza empezó en la facultad a raíz de un grupo que por 2001 nos reuníamos a filosofar los sábados en el bar La Giralda. Ahí empezaron todo tipo de planteos existencialistas que decidimos concretar en conjunto. Como primer paso nos presentamos en un concurso de diseño de envases con un producto ultrairónico –un aromatizador de perfume externo al cuerpo– porque en ese tiempo, más allá del producto, lo que nos interesaba era debatir entre nosotros”, explican.

Coincidencias mediante, descubrieron que podían trabajar juntos. El primer trabajo formal del estudio fue “medio de sopetón. Yo viajé a lo de unos amigos en Brasil y terminé casi en ojotas en la oficina de un industrial, dueño de la empresa Mercotoys, prometiéndole que cuando llegara a la Argentina le iba a mandar un juguete diseñado por nosotros. Lo menos serio del mundo”, cuenta Genoud, gracioso pero no falto de verdad. Llegó y se pusieron a trabajar en un juguete de arrastre, que como sucede en otros países donde el vínculo entre diseñadores e industria está más aceitado, en poco tiempo pudieron ver hecho realidad nada menos que en plástico soplado e inyectado gracias a esta empresa que lo produce de a miles de piezas por mes.

“Un lujo para nosotros, terminar haciendo el modelo de un perrito. Después llegaría un cocodrilo y más recientemente un monopatín”, detallan. Después comenzaron trabajos para el rubro regalería, diseñando gráfica para vasos y serigrafía para vajilla, instrumental médico como un oxímetro de pulso para la firma Electromedik (ahora están haciendo un monitor multiparamétrico), ollas multifunción para la emblemática Essen, un termo para botellas para la empresa Fysa, nuevos juguetes esta vez para la empresa Mattel, bajo la licencia de Polly Pocket, y la cocina, recientemente premiada.

Diseño para todos

La cocina solar también nació en la facultad. “Nos pidieron diseñarla en un trabajo y empezamos a desarrollar de una manera muy experimental y nos quedó la inquietud. Sobre todo porque era un contexto más frívolo, pensada para camping, y nos parecía que daba para mucho más”, cuenta Rique. Cuatro años llevó este desarrollo que tuvo su recompensa. Ganaron el 3er. premio del Concurso Ciudad y Tecnología 2007, que reconoce proyectos que propongan soluciones innovadoras a problemas relevantes de la ciudad en el marco de la unidad temática “Fuentes de energías renovables y eficiencia energética”.

“La cocina solar se inserta dentro del escenario de crisis energética que atraviesan la Argentina y el mundo entero, obligándonos a repensar el sistema energético actual. Se desarrolló con la premisa de incentivar y socializar el uso de energías renovables no contaminantes, con el fin de simplificar y optimizar las tecnologías existentes. Es portable. Está compuesta casi en su totalidad por un material aislante reflectivo (burbujas de aire cubiertas por láminas de aluminio puro) y de un textil sintético. Ambos materiales son ligeros, resistentes, livianos y plegables. Sus dimensiones y morfología permiten guardarlo y trasladarlo cómodamente como si fuera un bolso de mano. Su diseño posibilita un armado y desarmado simple y práctico para ser utilizado en todo momento y lugar. Además es segura. Los materiales utilizados son ignífugos y de baja conducción de calor, lo que reduce el riesgo de quemaduras a los usuarios y evita la posibilidad de incendio tanto de la cocina como del lugar en la cual se utiliza. Tiene una amplia capacidad térmica, ya que su morfología poliédrica optimiza la capacidad de reflexión y concentración de rayos solares, que le permiten alcanzar temperaturas mayores a 100ºC. Utiliza dos principios físicos de funcionamiento: la concentración de rayos por reflexión direccionada a un área y la conservación de energía calórica por efecto invernadero. Y se limpia fácilmente. Por último, su simpleza tecnológica la transforma en un producto fácilmente industrializable en un taller de confección y de bajo costo”, detallan.

“Es ideal para zonas rurales, donde los tiempos son otros. Obviamente no reemplaza una garrafa, pero en esos contextos puede ser muy aprovechable. De hecho en una hora llega a los cien grados, que después se mantienen; entonces se obtiene una fuente de calor gratuita para calentar agua, lavar los platos o para higiene. Un complemento que permite ahorrar. De hecho ya tuvimos pedidos de la India, donde tienen un Ministerio de Energías Alternativas. También de España, Grecia y Haití. Y de varias ONG locales que quieren proveerlas a barrios carenciados”, rematan.

* xCRUZA: 4372-5742, www.xcruza.com.ar

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