Sábado, 22 de julio de 2006 | Hoy
CON NOMBRE PROPIO
El rosarino Leo Battistelli trabaja con arcillas del Paraná y porcelana Verbano para dar vida a sus colecciones Plast y Flota. Exquisitos utilitarios de artista.
Por Luján Cambariere
La del rosarino Leo Battistelli es la historia de algunos artistas que de golpe se topan con objetos utilitarios que se desprenden de sus obras y los hacen navegar en las aguas complejas del arte y el diseño. La suya es además una vida marcada por el río Paraná, donde pasó su infancia y pasa sus días nadando, remando y observando la naturaleza, seducido sobre todo por el barro, las vetas de arcilla que se ven cuando baja el río en las islas. Y como en estos casos donde se hila vida y obra, justamente de allí sale su primera línea de utilitarios: una original colección de vajilla apodada Plast. Antesala de la nueva colección, Flota, que esta vez hizo también en Rosario, pero en porcelana de la fábrica Verbano. Un encargo para el restaurante del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) que ya se vende en la tienda y hoy lo definen tan diseñador como artista.
Estudió Bellas Artes con especialidad en escultura en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y cerámica en el taller del artista Leo Tavella. Obtuvo dos becas de estudio y perfeccionamiento –en 1999 del Fondo Nacional de las Artes y en 1998 la de Subsecretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe–. Recibió varios premios (Premio Artista iniciación del año, Premios a las Artes Visuales, Asociación Argentina de Críticos de Arte y Primer Premio de la Fundación Federico Klemm). Realizó muestras individuales y colectivas desde el ’93. Dentro de sus exposiciones se destacan Sed, que realizó en 2003 junto a otros artistas dentro del programa Contemporáneo de Malba y Fotografías Subacuáticas que presentó en 1999 en el Centro Cultural Ricardo Rojas. “Estando en la facultad, presenté un proyecto de restauración de una serie de collages –objetos, murales– de mi abuelo que hacía en azulejos y cerámicas cortadas en su casa. A partir de esa acción me doy cuenta de que me encanta el material. Fue como una conexión entre la obra de mi abuelo y un despertar. Un antes y un después en mi producción”, cuenta Battistelli.
“Nunca me había planteado el tema de los objetos hasta que surgieron de la manera más espontánea. Enseñándole cómo hacer moldería a una alumna en mi taller, se me ocurrió trabajar con los vasitos de plástico de cumpleaños. Hicimos un calco con eso y cuando lo vi hecho me encantó. De ahí vino toda una avalancha de descartables. Como salía un calco perfecto, empecé a buscar todo tipo de vajilla de avión de distintas líneas aéreas, descartables de rotisería o hasta de comedores de hospital. Se abrió un mundo a partir de ellos. Enseguida me atrapó la facilidad, la simpleza, pero sobre todo me encantó eso de rescatar al descartable. Un día se me ocurre un plan canje con los amigos. Ellos me traían descartables con diseño y yo se los devolvía en barro”, cuenta. Es que de inmediato decidió que la colección estaría hecha de arcilla extraída de los desprendimientos naturales de las islas del Paraná (filtrada para quitarle materia orgánica y posibles partículas gruesas). El interior es esmaltado con vidriados artesanales sin plomo y todas las piezas son horneadas dos veces a 1016º. Así, las distintas colecciones de elementos para infusiones, sushi, tapas o picadas están firmadas en la base con las iniciales del autor. “Siempre intento tener un espíritu de respeto a la naturaleza. Siempre detesté estar en las islas y encontrarme con millones de descartables tirados y esta, en cierto modo, es una forma de señalizarlo y darles otro uso. Hoy me divierte ese diálogo fuerte entre lo descartable con el lugar donde la estoy fabricando. Además es como una especie de homenaje a esos diseñadores que hacen cosas tan bellas y son ignorados”, detalla. ¿Existe un conflicto entre arte y diseño? “Yo hago siempre ese juego y me encanta que la obra entre en otros espacios. En un ambiente familiar, cotidiano, de uso”, señala.
Mientras tanto, trabajando en la fábrica de porcelana Verbano en su obra plástica, el Malba vuelve a convocarlo, esta vez, para desarrollar una línea de vajilla exclusiva para su restaurante. Así nace Flota, un conjunto de objetos para la mesa construidos en porcelana, con los procesos industriales de la fábrica italiana situada en Rosario. Piezas de usos múltiples. Un bol que oficia de panera, ensaladera, sopera o plato de postre, un cuenco para queso, aderezos, salsas, patés o dulces y una jarrita para aceite, leche o salsas. Lo bello, además de sus formas, es la coloración de las piezas que hace mediante un teñido artesanal por flotación en baño de soluciones con sulfatos (de allí su nombre Flota) que crean una gama de colores azules, verdes y ocres, que varían de una pieza a la otra. “En Verbano estoy en el paraíso de los moldes. Sesenta años de historia que para mí es un submundo apasionante. Moldes de 30 años de polvo, que rescato, miro, pruebo”, relata. Así, cuenta, al principio hacía todo él, desde los moldes, la colada y el lijado. Pero ahora se dedica particularmente a este especial uso del color.
“Es paradójico, dice de sus dos materiales. El barro, la arcilla del Paraná, tiene mucho óxido de hierro, elemento que para la porcelana evitan todo el tiempo. En eso son tan distintas. El chorro enorme de óxido de hierro continuo que es el Paraná y esa cosa impecable que es la porcelana”, reflexiona. Igualmente, Battistelli se encuentra maravillado por ambas. Se ganó una nueva beca, esta vez para estudiar los puntos de extracción del barro en Misiones. “Es una vena regrosa de América y arrastra partículas del centro de Sudamérica hasta acá, que me conmueve y por eso me apasiona trabajar con este material que tiene tanta identidad”. Y con la porcelana también va por más: “Además de ampliar la línea de vajilla para el restaurante, me gustaría hacer otra línea con la vajilla que descartan en la fábrica. Piezas inmaculadas a las que un granito de arena o punto negro las vuelve desechables y para mí son bellas. Veremos. Me gustaría apostar por estas en las que logró colarse una particular. Las que lograron, de algún modo, no ser seriadas”, remata.
* Leo Battistelli: 0341-156-213374, [email protected]. Sus piezas se venden en tienda Malba, Figueroa Alcorta 3415.
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