CONTRATAPA
Tablada es una línea de muebles inspirada y fabricada en, por y para el conurbano.
› Por Luján Cambariere
Oriunda del conurbano bonaerense, la historia de Tablada empieza cuando Ignacio Fluerquin y Darío Fallas, cuentan ellos mismos, sus autores, se conocen en el jardín de infantes en La Matanza y se hacen amigos. La vida transcurre y cada uno va tomando su rumbo: Ignacio se convierte en diseñador de paisaje fundando el Estudio Bulla y Darío se dedica a trabajar en la empresa familiar de comercialización textil. La vida adulta los vuelve a juntar compartiendo una misma necesidad: comenzar a diseñar el equipamiento para sus propias casas, cada vez más chicas, y en un mundo donde la adquisición de diseño parece
inalcanzable, según detallan.
“Ya en la facultad, nuestros barrios –San Justo, Tablada, Lomas del Mirador– no eran parte. Eran de algún modo los innombrables”, adelanta Fluerquin. “Pero fue sobre todo cuando tuvimos la necesidad de empezar a equipar nuestros propios espacios, chicos, monoambientes, en Morón y Ciudad Evita respectivamente, cuando vimos que el diseño, el circuito tal vez habitual o que uno relaciona con el diseño, era inaccesible para no-sotros y absolutamente irreconocible para los que viven en estas zonas. Por supuesto que las necesidades de diseño son las mismas, pero no los recorridos. Por eso en una primera instancia la idea fue crear una oferta atractiva, pero al valor de lo que sería el mueble más básico de pino.”
“Desde su origen bonaerense, se define así como la contracara del diseño estereotipado, fuera de los circuitos tradicionales, y utilizando mano de obra barrial. Como un batallón en defensa de la democracia, Tablada pretende poder llegar a todos los hogares, creando así la cultura del diseño como una posibilidad de construcción y vínculo social”, vuelve a la carga la dupla.
Así, apelan a un tipo de construcción también al alcance. “Tablada se proclama una productora de muebles, combinando técnicas mecánico-artesanales y convocando a jóvenes diseñadores y estudiantes a que lleven a cabo sus diseños. Como una cooperativa de diseñadores, se establece con dos bases operativas: una en San Justo y otra en Paternal, en donde actualmente funciona un espacio fabril-experimental junto con Grupo Bondi y Jannello Editora, emprendimientos amigos. Actualmente ya llevamos producidos más de 15 modelos de muebles, y pretendemos llegar a fin de año a 40 modelos. Siempre sosteniendo la misma política: bueno, bonito y barato”, rematan.
¿Qué significado tiene la palabra diseño en el conurbano?
–Creemos que la gente entiende al diseño como algo snob y sectorizado. Responde al imaginario de objetos meramente estéticos y de alto valor, casi inalcanzables, lo cual genera un fuerte contraste con sus realidades, y por consecuencia un rechazo. La gente piensa en función de la necesidad y qué respuesta le da a su cotidianidad. Entonces cuando ven que el producto es accesible, lo miran con otros ojos, y cuando descubren pequeños detalles que resuelven su uso (manijas para moverlos, posibilidad de transformarlos, detalles para cables) lo terminan de querer. Por otro lado, no utilizar palabras o términos en inglés o descripciones rebuscadas nos permite trabajar a partir de un lenguaje común, al alcance de todos.
¿Cómo son algunos de los productos y la tecnología empleada?
–Dentro de los productos más renombrados está la banqueta Aldo, de líneas de geometría filosa y una tapa con manija transportable; la mesa Isidro, con seis patas y una tapa sinuosa, posible de utilizar como ratona o rinconera; la mesa de luz Rafael con un estante para guardar cosas y un caladito pasacable. Los productos recorren tres pasos: corte de maderas reconstituidas a través del sistema digitalizado CNC, ensamble manual y laqueado o lustre manual. Lo cual confiere al producto una mixtura entre producto industrial y seriado con terminaciones casi artesanales.
¿Qué muebles, según su propia experiencia, solucionan el primer hábitat?
–Los muebles los pensamos bajo una premisa básica, casi de subsistencia. Cuando uno llega a un departamento vacío, pensamos en cuáles serían las primeras cosas para poder habitarlo y conquistar el territorio mínimo. De esa forma, los muebles cargan una estética y carácter, dándole el primer acento y huella al espacio. Un lugar para sentarse, una mesa que funcione con múltiples funciones (comer, trabajar, apoyar cosas, tv). Otros elementos secundarios como las mesas de luz, los percheros y la iluminación, y unos últimos productos de la “fase confort” como los racks, respaldos, las bibliotecas.
¿Quiénes diseñaron hasta la fecha para Tablada?
–Inicialmente invitamos a Maxi Ciovich, quien es un gran amigo de la casa además de un gran talento. Facu Fernández se sumó un tiempo más tarde con algún encargo en particular. Actualmente estamos convocando a otros diseñadores a que produzcan sus productos bajo nuestro sistema. Y estamos cerrando una línea de iluminación con Arturo Peruzzotti. Nos interesa recalcar el diseño accesible y construido en colaboración con diseñadores jóvenes y/o estudiantes. Y la posibilidad de armar un espacio de trabajo colaborativo.
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