Sáb 23.12.2006
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Prototipos para el Banco Hipotecario

› Por Matías Gigli

El miércoles pasado se entregó el concurso promovido por el Banco Hipotecario, organizado por la SCA y auspiciado por Fadea. El llamado era para proyectar cuatro prototipos de viviendas unifamiliares destinadas a cuatro regiones del país. La idea surgió después de que el banco lanzara una nueva línea de créditos para la vivienda que sólo requiere ser propietario de un lote y tener los consabidos papeles probatorios de haberes. El banco financia el total de la casa según el avance de obra. Por ese motivo se requería una unidad fácilmente evaluable e hipotecable. El objetivo consiste en traducir los cuatro proyectos ganadores en cuatro carpetas técnicas que se extenderán a los adjudicatarios del préstamo para que usen el material técnico como hoja de ruta durante la construcción. Este aporte técnico proveniente del banco no sustituye la necesidad de un profesional que actúe en el proyecto y la dirección de la obra futura.

Las cuatro regiones en las que se operó son Patagónica, Cuyo, Noreste y Noroeste. El resultado del concurso a todas luces es un éxito: se convirtió en el concurso que más participantes arrimó a la SCA en todo el año y marcó un balance de participación de equipos de todo el país como ningún otro concurso.

¿Por qué tanta convocatoria? El tema de la vivienda viene quedando postergado en el debate de los arquitectos y eso que no estamos hablando de vivienda de interés social ni mucho menos. Estos prototipos están dirigidos a tomadores de créditos de clase media ocupada y con una entrada de dinero constante. Y la verdad es que en los últimos años se materializaron cientos de casas en barrios cerrados o en nuevas urbanizaciones, y en el completamiento de la trama urbana. Sin embargo no hubo debate, a lo sumo se abrió un batalla entre las casas compradas llave en mano y de catálogo, comúnmente llamadas de cartón y al mejor estilo yanqui, y “al uso nostro”, en el que el imaginario corre desde el chalet hasta los más variados estilos decorativos. Pero el debate arquitectónico no existió a pesar de tener nuestra historia ricos momentos de reflexión y búsqueda.

Este concurso marcará un punto de inflexión y se verá dónde estamos parados. Desde el banco se recordaron en el lanzamiento del concurso viejas imágenes que añoran los cincuenta y sus modelos de chalets: concretamente el modelo peronista de organización de barrios y casas para el pueblo con reminiscencias californianas en algunos casos y neocoloniales en otros.

¿Qué líneas discursivas nos deparará el resultado del concurso? Pienso que se avizoran trabajos mucho más decididos y jugados que las obvias añoranzas del pasado. De todos modos, el gesto del banco de materializar un concurso para la reflexión y el uso de viviendas basadas en una tipología y repetitivas ayuda a dar el puntapié inicial para un debate que no debe ser excluyente de las viviendas de interés social que tanto le hacen falta a nuestro país. Por el momento Adriana Miceli y Pablo Beitía, que ocupan las funciones de asesores, recién están empezando a organizar los trabajos.

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