“Para hacer el balance de este año, en realidad hay que hablar del 2006 y 2007, porque fue un proceso de trabajo realmente largo que logró un real avance”, explica Teresa de Anchorena, legisladora porteña fundadora y presidente de la Comisión de Patrimonio. Anchorena es una figura de la cultura: galerista, ex directora del Recoleta, ex responsable de Cultura de Cancillería, fue la secretaria de Cultura que recopiló la lista de Edificios Representativos que hoy es una de las bases de la ley.

En 2005, recién elegida por la Coalición Cívica, su primera experiencia al querer introducir legislación específica fue amarga y aleccionadora. “Mi primer proyecto fue proteger los edificios anteriores a 1942 con un régimen especial,” recuerda. “Ni siquiera pasó de mi comisión, la que yo misma presidía. No logré dar ni el primer paso. Era una fantasía a la que nadie se tomaba en serio.”

“Dos años después, es el mismo régimen que tenemos en el polígono costero. Esto va a permitir demostrar que un régimen así funciona.” Pero Anchorena sabe que no va a ser fácil: la ley por sí sola no funciona en el aire. “El problema es que es el Ejecutivo el que tiene que determinar qué se preserva y tomar los pasos para preservarlo. Tenemos un año para actuar y que eso suceda. Si podemos probar que este proyecto sirve, ganamos y podemos expandirlo a otras áreas de la ciudad.”

La diferencia entre 2005 y 2007 es para Anchorena muy clara pero muy simple. “Antes el patrimonio no le interesaba a nadie en la Legislatura. Hoy es parte de la agenda política de la que hablan los legisladores porque es algo que exigen los vecinos. Esta politización no es mérito nuestro. El patrimonio entre legisladores y funcionarios era declamatorio, cosa de viajes, publicaciones, congresos. Pero en cuanto surgió un conflicto material, de dinero, y los patrimonialistas tenía que arriesgar algo... Con el apoyo de la gentes, de la Justicia y de medios como el suyo fue que algo se movió y la situación cambió. Desde la Legislatura estamos pasando de los enunciados a crear hechos.”

Anchorena piensa que es hora de mostrar el valor del patrimonio creando “cuadras ejemplares” en los barrios porteños. La idea es seductora en su simplicidad: crear una sinergia entre privados y el gobierno porteño para que se restauren todos los edificios de una cuadra, de ambos lados de la calle. Así se crearían sectores impecables donde se podría apreciar la belleza y el valor de lo que para muchos sigue pareciendo casas viejas.”

Facundo de Almedia, colaborador estrecho de Anchorena en estas lides, subraya que “este año cambió sustancialmente la percepción del valor del patrimonio, lo que hay que reforzar con proyectos como ese. Hasta ahora se pensaba que un edificio antiguo no tenía valor hasta que se demostrara lo contrario. El fallo de la Cámara y la ley actual invierten la carga de la prueba y muestran que un bien sí tiene valor y por eso es que no se permite que se lo destruya sólo porque alguien así lo pide”.