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Sábado, 12 de junio de 2010

Las alturas de Barracas

Proteger Barracas es un grupo de vecinos muy pero muy activos que está intentando que no se destruya uno de los barrios más característicos de nuestra ciudad. Quien mire un mapa verá que Barracas es además uno de los mayores barrios porteños y quien recorra sus calles podrá notar algo evidente: ya es el mayor reservorio de edificios patrimoniales de Buenos Aires. Esto ocurrió por simples razones económicas. Ya se sabe que esta ciudad todavía se parece a Buenos Aires por las cíclicas recesiones y crisis que vivimos, que demoran la piqueta y la destrucción total. Si nuestra economía no hubiera tenido estos altibajos, estaríamos conservando el Cabildo y algún palacio público, viviendo entre edificios mediocres de ocho a nueve pisos, balcón al frente, materiales patéticos.

Pero Barracas se está poniendo peligrosamente de moda, en la mira de los que quieren comprar muy barato y vender caro. Como esto es Argentina, este proceso no implica una valorización material de lo que está sino su destrucción completa para reemplazarlo por edificios con amenities, ya que sólo lo moderno es bueno.

Desde Barracas comenzaron hace tiempo la pelea por frenar esta tendencia y lograron resultados. Ya hay en la Legislatura nada menos que tres proyectos para bajar las alturas de la zona de riesgo en el barrio, que es una manera segura de cambiar la ecuación económica, a ver si a algún empresario se le ocurre otra manera de hacer plata que no sea destruyendo edificios. Uno de los proyectos fue firmado por Eduardo Epszteyn (Diálogo por Buenos Aires), Juan Cabandié (Encuentro para la Victoria) y Fabio Basteiro (Proyecto Sur), que contempla reducir alturas máximas permitidas en el área de riesgo y también incorpora la avenida Caseros y varias manzanas al Area de Protección Histórica Nº 1.

El segundo fue presentado la semana pasada por Fernando Sánchez (Coalición Cívica), Antonio Campos (UCR) y Gabriela Cerruti (Nuevo Encuentro), y también contempla reducir alturas en un polígono que coincide con el otro proyecto. A su vez, Patricio Di Stefano (PRO), que preside la Comisión de Patrimonio, está preparando su propio proyecto, que al parecer coincide en líneas generales con los dos anteriores. Y todavía sigue con vida, hasta fin de año, el que presentó en su momento la entonces diputada Teresa de Anchorena, que baja alturas, amplía el APH 1 y protege individualmente ochenta edificios. Haciendo las cuentas, en Barracas subrayan que hay cinco votos de los nueve de la Comisión de Planeamiento, ya que Cabandié, Epszteyn y Campos son miembros. Con lo que sólo falta ver qué inventarán esos enemigos jurados del patrimonio que son la diputada Silvina Pedreira, que preside la comisión y es un cuadro de la industria de la demolición; el diputado Alvaro González, eminencia gris e ideólogo de cómo poner palos en la rueda, y la lobista Débora Rosen, directora de la comisión y vocera de los intereses corporativos. El debate será una exhibición de presiones, lobbies y tretas de los representantes en la Legislatura de ciertos intereses.

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