Arquitectura de nieve
Ya que estamos por Finlandia, al comienzo de este invierno se realizó uno de los eventos más extraños del mundo, seguramente el más raro del mundo dedicado a la arquitectura. En un pueblo yermo y frío bien al norte, justo al sur del Círculo Artico, donde un día invernal significa unas horas de luz mortecina, tuvo lugar un concurso de construcciones en hielo. Cosa de niños en otros países del hemisferio norte –o de esculturas patéticas y kitsch en hielo en Canadá y Japón–, el de Rovaniemi fue a cara de perro y entre arquitectos y artistas plásticos. Los invitados tuvieron un día, del “alba” al “amanecer” altamente teóricos, para crear un edificio u objeto arquitectónico con hielo y nieve.
La idea es nueva y fue de un marchand de Nueva York, Lance Fung, un seductor legendario que convenció a un grupo de plásticos y arquitectos para que llegaran a esa soledad perdida –apenas en el mapa por las obras de Alvar Aalto, ver nota en esta misma página– a competir entre ellos ferozmente. La sede principal es Rovaniemi y la secundaria es en el todavía más pequeño pueblo de Kemi, donde Fung envió a jóvenes estrellas en ascenso.
Fung organizó a sus invitados en parejas, y terminó formando equipos como el de la arquitecta Zaha Hadid con el plástico Cai Guo-Qiang. Con una mínima asistencia de trabajadores locales, los edificios fueron construidos cortando bloques de hielo del vecino lago o apisonando nieve. Entre unidad y unidad se dejaron unos cincuenta metros, de modo de crear un área arquitectónica evanescente y provisoria.
El finlandés Juhani Pallasmaa creó un severo cubo, en colaboración con la escultora Rachel Whiteread. Future Systems y Anish Kapoor crearon la pieza más colorida, una suerte de ballena colorada (foto) que misteriosamente se derritió enseguida. Tadao Ando y Tatsuo Miyajima crearon un coqueto y traslúcido túnel serpenteante en bloques de hielo. Hadid y Qiang se lucieron con una suerte de escalinata irregular y curva que recuerda vagamente a un buque o al Guggenheim de Nueva York. Yoko Ono y Arata Isozaki inventaron un laberinto de hielo y el estudiante Halldor Arnar Ulfarsson, con Pernille Klausen, salieron hasta en el New York Times con su huevo de nieve.
Las obras ya no existen, porque poco duran en el tétrico clima finlandés. Fung está planeando otros encuentros para el 2005 y 2006, en otras locaciones y usando maderas o arena, pero también con estrellas de las artes.
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