El edificio de Rodríguez Peña 1671/73 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está siendo demolido. Comenzaron como siempre por el interior. De los revestimientos originales, decoraciones en mármol, carpintería y bronces ya no queda nada. Fueron sacados a las apuradas, de noche, durante los últimos días. No hay cartel de obra, por lo tanto es altamente probable que la demolición no esté autorizada. La falta de cartel en sí hace que se trate de una obra en contravención. Hoy están completando el montaje de un andamio en el frente para ocultarlo mientras lo demuelen. Comenzarán por la mansarda de pizarras francesas y terminarán con la impresionante puerta de roble que supo recibir a propios y visitantes de la casa que está a punto de desaparecer. Los vecinos, desconcertados, saben que están perdiendo un ícono del barrio. Y no tienen idea de cómo poder actuar para frenar este nuevo atropello. Las autoridades del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que deben velar por el derecho ciudadano al goce del patrimonio arquitectónico y cultural, tienen la última palabra.

Marcelo L. Magadán, especialista en restauración