Jueves, 8 de julio de 2004 | Hoy
TEATRO PARA VIERNES, SABADO Y DOMINGO
Afuera del grupo sanguíneo, Charly (detrás de la sonrisa) y El pánico son sólo tres de las múltiples opciones de una ciudad convertida en hervidero teatral. Ideal para armar un buen programa de fin de semana.
SABADO
Betty Boop, Greta Garbo, el Gordo y el Flaco, y Charles Chaplin o imágenes
posibles de ellos, discuten sobre su futuro como actores de un cine que ya dejó
de existir, como personajes con características particulares y como iconos
de la cultura popular, mientras afuera se desarrolla una guerra muy larga. En
la obra de El Bachín Teatro, Charly (detrás de la sonrisa), escrita
y dirigida por Manuel Santos Iñurrieta (Siberia), pueden verse varias
obras en una. Primero, la inofensiva historia de un grupo de actores que perteneció
al cine mudo y ya no encuentra su lugar. Pero, además, la obra intenta
profundizar en lo que se esconde detrás del gesto cómico. Chaplin
aparece, al igual que el Gordo, como una imagen posible de Hitler, o más
bien como el Chaplin de El gran dictador. Los personajes-iconos son también
los payasos al servicio del mal. La obra admite lecturas dentro de lecturas
que remiten a otras. La cita con el cine es constante (también hay citas
a Tiempos modernos) y la referencia de cada línea del texto excede el
marco de la obra para instalarse como un discurso que ya no habla sobre ellos,
sino sobre nosotros, y nuestro presente.
A las 22.30 en el Centro
Cultural de la Cooperación,
Sala Tuñón, Corrientes 1543. Entrada: 6 pesos.
DOMINGO
La chica de la inmobiliaria tiene que alquilar el departamento para cobrar la
comisión, aunque aún está en el piso la marca del contorno
del cuerpo del muerto. El muerto es Emilio, el padre (¿el padre?) de
una familia tipo, y con su ida imprevista al más allá (¿más
allá?) dejó a su familia sin conocer el lugar donde se encuentra
la llave de la caja de seguridadque tienen en un banco. Lourdes la madre
que alguna vez sedujo al Papa y sus dos hijos Jessica, la bailarina;
y Guido, el indeciso harán lo que esté a su alcance para
encontrarla. Irán al banco a pedir socorro, contratarán a una
médium y también a un psicólogo, visitarán en la
cárcel a la amante del muerto, y la llave seguirá sin aparecer
(¿sin aparecer?). El pánico, escrita y dirigida por Rafael Spregelburd
(Bizarra), acaba de reestrenarse en el Teatro del Pueblo. Es parte de la Heptalogía
de Hieronymus Bosch, un compendio de siete obras independientes sobre los pecados
capitales (La estupidez está en cartel en el mismo teatro). Aquí,
el terror de bajo presupuesto se combina con la telenovela y la comedia negra.
Es la historia de los vivos y también de los muertos, y de lo que unos
y otros tienen en común: el miedo.
A las 20 en el Teatro del Pueblo, Roque
Sáenz Peña 943. Entrada: 10 pesos.
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