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¿Vos sos un pintor punk? Alejandro Rodríguez acusa el impacto de la pregunta y resuelve como puede: “No sé bien qué sería eso, pero sí sé que utilizo mucho la estética del collage, recurso muy usado por la imaginería punk y los fanzines de los que me nutrí por años. Las fotocopias, la serigrafía y el esténcil son estéticas que me fascinan. Los curadores de la muestra me dicen que hay en lo mío una acumulación obsesiva de collage armado, como en las películas de serial killers; pero, bueno, son visiones particulares”. Para entrarle mejor al personaje, este tal Alejandro es a veces Anteojo –guitarrista de los punkies Loquero– y otras veces Yamandú, un artista plástico con cierta reputación under, que se dedica a conectar chicas comunes por chat, fotografiarlas –tocándose, con un toys apoyado en la cola, caminando en tanga sobre muletas o levantándose una minifalda colegiala para mostrar qué bien combinan las bombachas negras con unas medias en red rotas– y exponerlas en centros culturales. “Son mujeres que conozco por chat y les planteo la propuesta. A muchas les interesa participar de la experiencia. Y se da un efecto multiplicador, porque ellas me presentan conocidas a lasque también les interesa ser fotografiadas mientras se sacan la ropa o muestran su cuerpo en lugares anónimos o excesivamente hogareños.” Pero la jugada de Yamandú, aunque divertida –¡como discutirlo!– no está exenta de polémica. Tanto en la muestra colectiva Barniz Marino –que concluyó hace unos días en el Centro Cultural Borges– como la que está llevando a cabo por estos días en el mismo lugar –Temporada–, el pibe sufrió el síndrome León Ferrari. “Como en la primera muestra hubo quejas del público, ahora construimos una habitación especial, porque por la sala pasa mucha gente de distintas edades. Hay un cartel en la entrada que avisa sobre el contenido de las fotos, pero igual siguen lloviendo las quejas, lo cual me divierte bastante. Los tipos llaman después de leer la advertencia, entrar igual, y ver tetas y culos; extraña y patética doble moral”, dice. Yamandú, Anteojo en este caso, toca en Loquero desde 1991. “Tocar la eléctrica es una cuestión vital. Me interesan el noise, el acople, la guitarra mal tocada por momentos, y también las líneas de melodías punteadas”, define y avisa que la banda está por reeditar su último disco, Black, con la inclusión del video del tema Youngs. –¿Hay enlace entre la música, la pintura y la fotografía? –En los shows observo inmediatez y locura, algo muy distinto a la tarea de creación plástica. Lo más parecido a la música sería la sesión de fotos. Las fotografías funcionan como recuerdo del momento de captación de las imágenes y la música grabada actúa como recuerdo de su interpretación en un momento dado.