Hubo una época, a fines de los ‘90, en la que todo (o casi todo) parecía tomar un definitivo rumbo electrónico. A tal punto llegaba esa idea (fogoneada en forma incesante por artistas y críticos) que animarse a discutir el pronóstico sólo cabía a retrógrados o necios sin remedio: en el futuro no habría fiestas fuera de las raves, ni cultura rock lejos de la programación bit a bit. Diez años después, la utopía electrónica fundamentalista no sólo está lejos de cumplirse sino que muchos de sus apologistas vuelven sobre sus pasos y promocionan su “vuelta al rock” con tal de recuperar algo del status perdido. ¿Qué pasó?

Rha, cantante de 202, y ex vocalista de Santos Inocentes (grupo que en ese período llegó acariciar el éxito cuando Madonna los fichó para su sello Maverick, fascinada por su preciso tecno-rock), expone su propia teoría al respecto: “Aparecieron programas muy fáciles de usar que democratizaron la electrónica, pero a la vez fomentaron que muchos sin demasiado conocimiento buscaran la simple secuencia en lugar de la electrónica artesanal”, sostiene. Y pregunta: “¿Por qué los Strokes maravillan? Porque revalorizan al músico como músico y no como mero secuenciador. Ser un buen guitarrista sigue siendo algo difícil. Hacer un disco electrónico de esa manera, no”. En ese sentido señala “Depeche Mode y Nine Inch Nails todavía están a la vanguardia de la electrónica rock porque arman bases que no son previsibles, que no aburren”. Ahora, con su nuevo proyecto 202, el cantante se propone continuar en la senda electro-rock (“nosotros crecimos con las máquinas, no renegamos”, subraya), pero con algunos agregados: “Melodías a la McCartney, cuartetos de cuerdas, melodías súper inglesas”, se entusiasma. Una propuesta que puede ir desde la balada pop hasta el nü metal. “Está bueno redescubrirse en cosas nuevas. Hasta ahora hemos tenido muy buena respuesta”, sintetiza Rha.