Jueves, 1 de febrero de 2007 | Hoy
DEFTONES RESISTE EN EL MUNDO DE LOS RINGTONES
Sobrevivientes del nü metal, junto a Korn y Limp Bizkit,
editaron el impecable Saturday Night Wrist, en un contexto “demasiado lookeado”, dicen, como para ser tan pesados. Un Luna Park en puerta.
Cuando el año que viene Deftones cumpla dos décadas en la ruta, tal vez estemos ante un nuevo milagro. Porque muy pocas bandas han permanecido tanto tiempo tan cerca de la ruptura como del disco perfecto, y aún le quedan cosas por decir. Y quizá la respuesta se pueda encontrar en la compleja personalidad de sus integrantes o en la disfuncionalidad natural de un combo que por momentos pareciera odiarse a sí mismo. Pero Deftones supo convertir desde sus comienzos en 1988 esa inestabilidad en un motorpsyco que combina riffs demoledores, climas desesperantes y un universo de oscuridad post-grunge que descansa en la lírica tortuosa del cantante Chino Moreno.
Egresado de la misma escuela nü metal que supo albergar a estudiantes ilustres y conflictuaditos como Korn y Limp Bizkit, el cuarteto de antihéroes que completan el guitarrista Stephen Carpenter, el bajista Chi Cheng y el baterista Abe Cunningham regresará a la Argentina el 12 de febrero para presentarse en el estadio Luna Park, luego de aquella primera visita bajo la lluvia en 2001 junto a los Red Hot Chili Peppers.
“Me acuerdo perfectamente de aquella noche. Fue una experiencia salvaje e increíble. Llovía y llovía y llovía y parecía que nunca iba a parar. La verdad es que no vemos el momento de tocar otra vez en Buenos Aires”, asegura del otro lado de la línea el señor Cunningham. Y suena sincero.
Aunque el embrión sonoro de Deftones se halla en las profundidades del heavy metal, la influencia de monstruos ochentosos como The Cure, Depeche Mode y Duran Duran intoxicó su sonido durante los noventa hasta mutar en un áspero zombie dark en estado de gracia violenta que llamó la atención de Maverick Records, el sello de Madonna, que se convirtió en su fiel compañía discográfica. Si su debut Adrenaline de 1995 los puso en el ojo de la tormenta, Around The Fur fue sin dudas el álbum que los sacó de la comida chatarra de Sacramento y les hizo asomar la cabeza gracias a verdaderos himnos de culto como Be quiet and drive (far away) y My Own Summer (Shove It)”.
La incorporación del DJ Frank Delgado los animó a experimentar en terrenos poco comunes para su ADN rockero como la electrónica, iniciando un proceso de maduración que se vería reflejado en White Pony y Saturday Night Wrist, su flamante trabajo de 2006 que los puso una vez más al borde del knock out. ¿El motivo? Por poco se agarran a las trompadas con el productor Bob Ezrin, el mayor responsable detrás de las perillas de The Wall, la paranoica y colosal obra de Pink Floyd. “Fue una mezcla equivocada”, reconoce Cunningham. “Cuando Bob llegó yo tenía muchas expectativas, pero hubo algunos incidentes insalvables, ya que coincidíamos en dos o tres cosas y no estábamos de acuerdo en miles. Todavía no sé con seguridad qué es lo que pasa por la cabeza de Bob.”
—Chino Moreno dijo que cada disco de Deftones es un test para el cuerpo y la mente. ¿Se puede disfrutar una grabación con esas pautas?
—Yo te puedo decir que para mi grabar con Deftones aún no es aburrido, y espero que eso no me pase. Más bien es un desafío que pasa por saber cómo vamos a funcionar nuevamente entre nosotros. Sigo considerando encuentro excitante el hecho de grabar discos, porque pienso que todavía no hicimos nuestro mejor álbum y porque luego de dieciocho años aún esperamos que meternos en el estudio sea algo fascinante y no un compromiso.
—Escuchando “Saturday Night Wrist” se puede notar una cierta preocupación por la experimentación. ¿Fue algo accidental o realmente estaban buscando un nuevo concepto?
—Sí, fue un disco donde decidimos experimentar. Tratamos de hacer cosas diferentes pero siempre respetando el hecho de saber que esas cosas sean a la vez algo que nos guste tocar. Porque si hacés siempre lo mismo la música se vuelve una fórmula sin sentido que te quita la sorpresa ante el público, porque la idea es que la gente también lo disfrute.
—Tienen fama de ser chicos problemáticos en el estudio. ¿Creés que eso impidió de alguna manera que pudieran terminar el disco con Ezrin?
—Lo que pasa es que a esta altura uno ya no quiere que le digan qué es lo que tiene que hacer, y lo que nosotros queremos es hacer el mejor disco posible, y para eso todos tenemos que estar conectados. Si no es así, el disco que hagas va a ser malo.
—Antes de la salida de Saturday Night Wrist apareció en internet un sitio donde cientos de chicas se ofrecían para ilustrar la tapa del álbum. ¿Lo sabías?
—¿En serio? No, la verdad es que no lo sabía y me sorprende. Pero lo que si ví en internet es un sitio que se dedica a encontrar caras lindas que se quieran fotografiar para ofrecerlas a los que deseen ponerlas en las tapas de los discos. ¿Suena loco, no? A nosotros también nos ofrecieron pero ya teníamos a la modelo. De todas maneras, si las chicas hicieron esa página, me parece algo muy tierno.
—El título del álbum remite a un trastorno neurológico que puede ser provocado por una intoxicación alcohólica y que llega a ocasionar una parálisis parcial. ¿La inspiración vino de un caso cercano?
—Sí, está inspirado en una amiga cercana que una noche bebió demasiado, se fue a su casa y no pudo moverse más. La intención de nombrar así al disco no apuntó a hablar acerca de algo jodido ni tomarlo como una anécdota divertida de alcohol ni marcar lo estúpido que puede llegar esa experiencia. Por suerte ninguno de nosotros tuvo que atravesar un “saturday night wrist” hasta ahora.
—Recientemente en la gira Family Values que realizaron junto a Korn un fan fue asesinado durante uno de los conciertos. ¿Cómo golpeó eso en el seno de la banda?
—Fue algo terrible. La verdad es que nosotros no sabíamos lo que había pasado porque estábamos concentrados en el concierto y no supimos del asesinato hasta que terminó. No sé... es lo peor que te puede haber pasado, aún así hayan apresado al que lo hizo. De acuerdo a aquellos que lo vieron, esta persona, Michael Axley, increpó a un joven pidiéndole que tenga cuidado porque podía lastimar a su novia embarazada. Según sus propias palabras minutos después lo golpeó en la nuca y el chico cayó de cabeza contra el concreto y falleció dos días después. Fue algo muy triste.
—En Argentina hace dos años 194 chicos murieron en un show de rock. ¿Puede una banda seguir adelante después del algo así?
—¿Eso pasó de verdad? No sé que decirte... es increíble. Nosotros tuvimos ese incidente y es algo que no me voy a olvidar nunca más y con lo que voy a cargar el resto de mi vida. Imaginate que un invitado tuyo se muere en tu fiesta a la que sólo había ido para tratar de disfrutar de un poco de música. Cuando nosotros nos dimos cuenta que algo pasaba en el show y que la gente de seguridad corría de un lado para otro, no nos imaginamos que alguien podía atacar y matar tan rápidamente a otra persona en un concierto. ¿Cómo se sigue? Es muy difícil. Nosotros no pudimos impedirlo y ni siquiera lo supimos en su momento. Y vamos a cargar con ese peso para siempre.
—El rock norteamericano pareciera haber encontrado una fórmula: exportar bandas de punk pop adolescente como My Chemical Romance, Simple Plan o Good Charlotte. ¿El mercado le está ganando a la originalidad?
—Sí, estoy de acuerdo con eso. Hoy existen muchísimas bandas de jóvenes que están triunfando en Estados Unidos, pero lo hacen en un contexto un poco tonto, porque se fijan primero en el look y después en la música. Pero recordemos que estamos hablando de grupos pop cuyo interés se centra en vender vender y vender. La cosa no pasa por “vení a ver como suena mi banda”, sino por “vení a ver que lookeada está mi banda”.
—Teniendo en cuenta la inestabilidad del grupo y el difícil proceso de grabación del reciente álbum ¿Este podría ser el último tour de Deftones?
—Espero... que no. Estuvimos muy cerca de separarnos, porque hace casi veinte años que estamos juntos y no es fácil mantener una banda tanto tiempo. Chino tiene sus proyectos y se hizo complicado coincidir con las fechas, además de soportar un proceso de grabación demasiado tenso. Creo que pudimos zafar y que podemos estar juntos muchos años más. Al menos eso espero.
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