Jue 17.05.2007
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LAS MANOS DE FILIPPI CUMPLEN 15 AÑOS

¿Todavia hay que matar al presidente?

Nacidos en los albores de la contracultura menemista, Las Manos podrían haber triunfado en el showbizz, pero decidieron hacer un camino más radical. “Apoyamos a las fábricas recuperadas y al movimiento piquetero. Nos hacemos cargo”, dicen.

› Por Cristian Vitale

Cabra y Pecho, el buró político de Las Manos de Filippi, pulen detalles para el cumpleaños de 15 de la banda. Proyectan para este sábado, en el Colonial de Avellaneda, tres recitales en uno –Agrupación Mamanis, Che Chino y Las Manos–, carnaval carioca, presentadores, serpentinas y fiesta. Tango, cumbia y hip-hop duro y combativo. El Cabra odia hablar por teléfono, pero en 10 minutos llama cuatro veces. La hora lo exige. “Van a venir músicos que pasaron por la banda desde el principio, Sebas Zambrano, Bernardo, Ana Sol, El Tumba, queremos que todo este tiempo quede reflejado”, dice y sigue convidando invitados. El bunker es la sala–estudio propia que están a punto de terminar en Villa Pueyrredón, allí por los lindes de San Martín. El olor a poxirrán embriaga y hay que esquivar bochitas de cemento, cal y arena esparcidos por el piso. Pecho, también ultraocupado, informa y condensa. “Yo no estoy desde siempre, pero creo que estos 15 años fueron cinco discos y mil transformaciones. Hoy estamos menos verdes, más maduros.”

Demorada la edición de Control obrero contra la explotación, el disco que hicieron cuando aún estaba Mosky –ver aparte–, los planes B pasan por la edición del flamante Activismo (DVD debut) y el estreno de nuevos temas que reemplazarán a los del Mosky. Entre ellos, El ególatra y Cromañón, cuya letra opera como manifiesto, como suma total de las ideas que Las Manos de Filippi representan como parte del ala izquierda del rock argentino. “Siempre tomamos partido por lo que pensamos y lo apoyamos. Nos hacemos cargo. Siempre apoyamos al movimiento piquetero, las fábricas recuperadas, y nos respetamos mucho como artistas independientes”, sigue Pecho.

Cromañón es una especie de rap-reggaetón marca Filippi, que no calla ni omite. Denuncia la privatización del rock y la persecución al under. Personaliza el beneficio monopólico de Universal, Pop Art y otras compañías. Destituye a Ibarra de cualquier “perdón” y ubica a Callejeros en una posición incómoda. “Estos 15 años fueron para ir descubriendo nuevas transformaciones que le daban a la banda energía nueva. Hoy, por ejemplo, es un replanteo, porque primero Cromañón y después la ida de Mosky nos pusieron en otro plano. Cromañón fue un gran detonante para nosotros. Después de la tragedia, cambiamos un poco la cabeza. Nuestra posición es denunciar al Estado, la privatización del rock y de la cultura en general. Luchar y organizarnos como músicos trabajadores, salir de esa onda estrella.” La edición de Control obrero... está demorada, porque de los 14 temas la mitad pertenecía al Mosky. “Vamos a agregar temas nuevos y, además, Gaspar –guitarrista nuevo– está grabando las guitarras otra vez. Sacarlo como estaba sería como una foto vieja”, sostiene Pecho.

–¿Y el packaging (la bomba) va a ser el mismo?

Cabra: –Totalmente. Si el disco no llega a salir, las vendemos para Navidad o hacemos baleros para los chicos (risas).

–¿Qué momento detectan, en estos 15 años, como el más intenso de la banda? ¿Señor Cobranza, la crisis de 2001, el MUR, Cromañón?

Cabra: –Mirá, arrancar con La cumbia del cucumelo nos impidió laburar más en el medio del rock con Señor Cobranza. Fue una barrera grande que tuvimos que afrontar, y lo hicimos con Agrupación Mamanis. Pero lo que más fortaleció a la banda fue la crisis de 2001, cuando todas las radios pasaban cualquier cosa (risas). Pergolini, cuando se fue De la Rúa, arrancó el programa con Hay que matar al presidente. Las bandas independientes, en medio de la crisis, se reforzaron. Y nosotros también... ganamos mucho en identidad.

–¿Cómo tomaron que el Pelado Cordera les haya agradecido Señor Cobranza en River, después de tantos años de polémica mediática?

Cabra: –Joya. Eso fue algo que arrancó torcido, pero hoy estamos más tranquilos a ese nivel. No queremos problemas. Queremos avanzar y esas cosas tiran para atrás. El puterío de los medios no da, ya estamos grandes.

–Se cerró un círculo...

Cabra: –Lo cerramos dentro nuestro. Es todo mental... es más real que Internet, te puedo asegurar. Pasan los años, vos crecés y los otros lo hacen a la par tuyo.

–¿Haber “invitado” a Mosky a irse también fue cerrar un círculo?

Pecho: –Fue parte del crecimiento de la banda.

Cabra: –Respetarnos a nosotros mismos, poder decidir como banda en cuestiones grossas, fuertes. No es que lo echamos al Mosky y chau; fue importante haberlo hecho en conjunto. Nos fortaleció.

–¿Estaban totalmente convencidos?

Cabra: –Todos queríamos lo mismo.

Pecho: –Buscar un cambio, crecer. Da un poco de cosa hablar de eso, pero antes de Mosky hubo cinco violeros más. Siempre fue y vino gente en la banda. Pasa que él cantaba y tocaba la viola... tenía su power de showman el chabón, pero en la intimidad estábamos medio incómodos y preferimos hablarlo como gente grande.

–La ideología siempre jugó un rol importante dentro de la banda. ¿Cuánto pesó en este caso?

Cabra: –Había diferencias ideológicas ante la vida. Si surgen problemas, siempre es por cuestiones de ese tipo. Pero no porque él sea anarquista y nosotros trotskistas... eso es una boludez. Las diferencias tenían que ver con formas de aportar o no al grupo. De manejar cierto poder sin destruir.

Pecho: –Además, la banda suena distinta, porque antes el Mosky estaba atento a cantar y tocar la viola, y Gaspar, el actual guitarrista, no canta. No desatiende nunca la guitarra.

–Seguramente, la banda se resignificó. ¿En qué aspectos se nota más?

Pecho: –En la tranquilidad. La sensación es como cuando estás relajado con tu novia y te tirás un pedo delante de ella (risas).

Cabra: –Nos confirma más que nunca que la cosa no es buscar la canción perfecta sino vivir en paz. Cuando es así, la música sale sola. Una vez que vos solucionás tus problemas de relación humana, después estás más preparado para crear. Un ejemplo práctico: en la situación que estábamos antes, dudábamos hasta de sacar el disco... Hoy te digo que estamos con pilas para hacer 30. Además, estamos como un perro manso, cuando antes se ve que le ladrábamos a la gente.

IZQUIERDA DEL ROCK

Poetas de la zurda

Por Javier Aguirre

En 15 años de carrera, Las Manos de Filippi representaron una suerte de “ala de ultraizquierda” del rock argentino, y estuvieron presentes en cuanto espacio combativo hubiera (piquetes, fábricas recuperadas, marchas, festivales contra la despenalización de drogas). Por tal razón, la ruptura intestina entre los líderes de la banda, Hernán “el Cabra” de Vega y Hernán “Mosky” Penner, recuerda a las rupturas intestinas entre las agrupaciones políticas de la izquierda argentina. ¿Pero hay diferencias ideológicas irrecuperables entre ambos Hernanes? ¿Se trata de un enfrentamiento por razones programáticas? ¿Acaso un reagrupamiento de las bases? ¿Una distinta percepción de las posibilidades revolucionarias del rock?

Dentro de la banda tuvieron, sí, diferencias estéticas: Cabra, con perfil callejero, mundano, de guitarra criolla y mirada maléfica; Mosky, la “pata moderna”, con lazos con la electrónica y el sonido industrial, y mirada siempre oculta por anteojos negros. Pero a la hora de componer canciones, la cohesión resultó total. Al frente de Las Manos, el Cabra y Mosky acaso tuvieron posiciones más enérgicas que ningún otro rocker durante los gobiernos de Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner. Dijeron “arriba las manos, esto es el Estado”, denunciaron que “son todos narcos”, levantaron la bandera de los métodos piqueteros y llamaron a la insurrección popular, a la huelga general, a no pagar impuestos ni deudas externas y hasta a matar al presidente. Y si bien es cierto que la mayoría de los hits de Las Manos fueron compuestos por el Cabra, la concordancia de puntos de vista entre él y Mosky –los dos principales compositores de la banda– siempre pareció muy alta. A tal punto que es difícil advertir qué canción pertenecía a cada uno de ellos, responsables de engendrar –en la última década y media– los temas más combativos del rock argentino, tanto propios (Los métodos piqueteros, Organización, Materialismo), como “ajenos” (Sr. Cobranza, popularizado por Bersuit Vergarabat).

Seguramente Las Manos de Filippi puedan continuar su lucha a pesar del alejamiento de Mosky, con el timón –más que nunca– en las pezuñas del Subcomandante Cabra. Pero el rocker de izquierdas tendrá que ver cómo, una vez más, las divisiones internas parecieran atentar contra las posibilidades de hacer la revolución.

Bonus Web Video:
un clip en YouTube de "Hay que matar al presidente" con imágenes del 20 de Diciembre de 2001.

http://www.youtube.com/watch?v=ey1Z8jD12Xg&mode=related&search=

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