Jueves, 9 de agosto de 2007 | Hoy
PERFIL: FALLECIO DON ARDEN, EL “AL CAPONE DEL POP”
Por DIEGO A. MANRIQUE
Don Arden, famoso manager británico, falleció en una residencia para ancianos de Los Angeles, el sábado 21 de julio, a los 81 años. Cantante en sus inicios, Arden se estableció en 1959 como representante, interviniendo en las carreras de Gene Vincent, Nashville Teens, Small Faces, Amen Corner, Wizzard, ELO y Black Sabbath; también fundó la discográfica Jet Records. Cultivó minuciosamente su mala reputación, que lo convirtió en una temible leyenda. Caballero feo de modales groseros, manipulador cínico que desprecia a los consumidores, sinvergüenza que roba sin complejos, terror de artistas y colegas. Durante el último tercio del siglo XX, fue uno de los hombres clave del negocio musical británico. Reinaba por el miedo: su mera mención paraba las conversaciones.
De verdadero nombre Harry Levy, había nacido el 4 de enero de 1926, en el seno de una familia judía de Manchester. Su madre amaba el teatro y Harry ejerció de entertainer cuando entró en el ejército. Tras la guerra, rebautizado como Don Arden, funcionó como cantante en el circuito de variedades. También organizaba espectáculos para las bases estadounidenses en Europa. Hasta que en 1959 montó una gira de Gene Vincent, rockero maduro que había perdido su público en Estados Unidos, pero era venerado en el Reino Unido. Tenía habilidad para vender caro a los artistas (y pagarles lo mínimo).
Cuando llegó el boom de los conjuntos beat, Arden trabajó brevemente con los Rolling, los Animals y los Nashville Teens. Finalmente encontró el filón con los Small Faces, potentísimos representantes de la estética mod londinense. Su forma de embaucarles fue clásica: les abrió cuentas en boutiques, les juntó en un piso de solteros... y les daba una asignación miserable (20 libras por persona a la semana). Cuando sus padres protestaron, puso cara de pena y proclamó que los chicos se habían convertido en yonquis. No era cierto y tampoco explicaba su misteriosa contabilidad.
Los Small Faces generaban montañas de dinero: en 1966, cuando Robert Stigwood se interesó por llevar sus asuntos, Arden asaltó su oficina, amenazó con tirarlo desde un cuarto piso y logró que desistiera.
Aseguraba que cualquier disco podía convertirse en éxito con una inversión generosa. Explotó el talento ajeno, centrándose en grupos de provincia con managers frágiles. Desde Birmingham llegaron Black Sabbath y The Move; de estos últimos surgieron Wizzard y, lo más rentable, la Electric Light Orchestra. Solidificó su poder al fundar Jet Records.
Black Sabbath terminaría convirtiéndolo en personaje público, tras una bronca familiar. Su hija Sharon se casó con Ozzy Osbourne, el cantante, y se hizo con su management: la ofensa determinó que padre e hija dejaran de tratarse durante 20 años. Don ponía obstáculos legales a Sharon y ésta intentó atropellarlo cuando lo vio caminando por una calle de Los Angeles.
Para entonces, Don Arden era conocido como el Al Capone del pop. En Scotland Yard sabían de sus guardaespaldas, sus armas de fuego, sus amenazas de muerte, sus palizas. Finalmente, en 1986, un antiguo socio lo denunció por secuestro y chantaje: su hijo David recibió una condena de dos años de cárcel y Don se refugió en California; extraditado, salió libre tras el juicio, ante el asombro general.
De El País, especial para el suplemento NO de Página/12.
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