”Ha nacido una idea. La propuesta es hacer un video (...) ¿Quién hará el clip? Otra idea ha nacido: Serás tú, cariño.” Con esas palabras, posteadas algún tiempo atrás en su página web, Björk invitaba a darle imagen al tema “Innocence”, de su placa Volta. Así, una de las artistas más consecuentes (y conscientes) de lo que fomentan las interfases digitales, seducía a realizadores audiovisuales a trabajar pixel a pixel con su propio imaginario. Justamente Björk (que produjo clips con capos en la faena como Spike Jonze o Michael Gondry) sugería con un ofrecimiento, aunque realmente, no sorprendía. La islandesa no había sido la primera con este tipo de llamamientos. Exactamente un año atrás Robbie Williams lanzaba un concurso de similares características. Artistas plenamente mainstream, otros que coquetean a sabiendas con lo artie y hasta algunos locales se suman al fenómeno. Y el mercado publicitario tampoco se queda afuera. Será por la búsqueda de nuevas formas creativas, o la necesidad de que un poco de agua digital vaya para su corral; lo cierto es que a profesionales, y amateurs, se les presenta la posibilidad de probar su talento, y ser premiados por ello. Atrás quedó el tiempo en el que se garabateaba el logo del artista favorito, tampoco es necesario que su obra plazca, simplemente son oportunidades para hacerse camino audiovisual.

¿Quieres ser Spike Jonze y Michael Gondry?

“Siento mucha empatía con la obra de Björk, también me interesan los universos simbólicos con que trabaja y cómo los pone en conflicto, me divierte mucho y me hace pensar. Me motivaba la posibilidad de un intercambio de ideas o algún tipo de contacto con ella, ése era el premio para el primer puesto. Y me gustó que el tema fuese ‘Innocence’, era como una invitación muy permisiva; la letra de la canción habla del miedo y el placer entre otras cosas”, explica Mario Caporali. Este artista audiovisual argentino envió un clip hecho a partir de una planta carnosa (kalanchoe tubiflora), y que derivó en “caciques, seres asépticos, parásitos, ejércitos, Africa”.

El trabajo fue uno de los cinco más votados, y en algún que otro foro geek en castellano resaltan que fue una lástima no haber sabido antes de ello para hacer correr el rumor. Lo que sí sucedió, en cambio, con The Eighties de Robbie Williams. Un buen actor, y con llegada mediática, como Nahuel Perez Biscayart (invitando a votar por él desde el Blog “hagoderobbie”); irrefutable destreza audiovisual filmada en una cancha de Atlanta; más todo el plan y trabajo de la productora Pinball, transformaron al clip en la estrella de la convocatoria. Nahuel Lerena, realizador autodidacta (trabajó con Divididos, Viejas Locas y Man Ray, entre otros) cuenta el trasfondo de la historia: “No siempre hago videos de artistas preferidos, generalmente lo encaro como un trabajo, pese a ser un afortunado ya que me encanta filmar y hacer videos, es una profesión como cualquier otra. De todas formas, Robbie me caía simpático. Básicamente partimos de la letra en donde se plantean los ‘80, y Robbie cuenta en primera persona todo lo que hacia: amigos, la disco, el colegio, la primera novia, las drogas, la familia”. Películas como Kids, 24 hour Party People, Rock and Roll High School sirvieron de modelo para el clip que, pese a algunas idas y vueltas (a los organizadores les parecía injusto premiar dos veces al mismo video) resultó el vencedor en las dos categorías dispuestas (jurado y público): “Robbie creía que era el mejor y el jurado también, finalmente puso el dinero para poder premiar dos videos. Y ésa es la verdad de la milanesa. ¡¡¡Thanks a lot Robbie!!! Toda la experiencia fue alucinante, digo, el proceso en sí, lo disfruté mucho, el trabajar con tanta gente, con actores tan interesantes. Fue muy enriquecedor”.

Las motivaciones para ponerse en la mente del deseo visual ajeno pueden ser varias. “Un regalo”, como lo fue para Caporali (“prefiero pensar que se trata de participación”), a usufructo compartido como destaca Lerena: “A nosotros nos sirvió muchísimo, pero tampoco soy inocente. Acá hay un beneficio de ambas partes, en un mercado en decadencia, donde no hay venta de discos, para qué gastar en promoción si la gente se baja música a diario, si los videos están al alcance de todos en YouTube. Entonces bajemos costos, hagamos concursos para tener videos sin costo o con un premio a cambio, y sigamos viendo cómo evoluciona esto. Igualmente todo lo que estimule y que promueva nuevos artistas suma, sirve, por eso, y a pesar de los pesares, celebro todo este descalabro, porque permitió por ejemplo que un grupo de argentinos con ganas de mostrar lo que pueden hacer lleguen a uno de los mercados más elitistas del mundo”.

Para la productora la apuesta tuvo su recompensa: además de las libras, obtuvieron el premio internacional Cads 2007 al mejor video on line del año. Gustavo Cerati, hombre afilado a las nuevas tendencias, se sumó al juego con el, aún, inédito video de “Lago en el cielo”, tema de la placa Ahí Vamos, ya que el artista se encuentra embuido en la “burbuja” de la vuelta de Soda Stereo. El guitarrista seleccionó junto al director Andy Fogwill más de una treintena de ganadores entre los cientos de videos enviados. Sus capturas serán parte del clip final.

El último en transformarse en un samurai videodigital es Moby, que cede temas de Play, 18, y algunos inéditos, para que “artistas independientes sin fines de lucro, estudiantes de cine, o cualquiera” utilicen su obra para musicalizar cortos, a la que puede accederse desde Mobygratis.com. Aunque aclara: “si querés usarlo para un film comercial podés optar por una licencia fácil, y el dinero generado irá destinado a la sociedad humana” (sic). Corren tiempos de filantropía digital.