Jueves, 27 de diciembre de 2007 | Hoy
ESCLAVOS DE NUESTRAS PALABRAS II > CONFESIONES DEL POST CROMAÑON
En una especie de sincericidio histórico, Pachi de Barrios Bajos se refirió al momento que atraviesan las bandas que vivían de la fiesta bengalera. ¿Momento de inflexión?
Por Cristian Vitale
”Yo me acuerdo que antes ibas a ver las bengalas, las banderas, todo. Ahora te tenés que calentar más por la escenografía, por hacer un buen show”, es la frase completa que espetó Pachi de Barrios Bajos en una nota sobre el “aguante” que derivó en otra cosa. Pero, a los hechos: más allá del eterno enrosque judicial que marcha por otro carril, hubo gente que se puso el overol en serio. “Dimos respuesta al tiempo que nos tocó vivir”, dijo Diego Boris al NO, a principios de año. En general, apuntaba a la gesta global de la Unión de Músicos Independientes que él y Cristian Aldana cofundaron a comienzos de siglo. Pero en particular, el foco estaba puesto en la complicada escena post Cromañón. Movieron cielo y tierra para juntar adhesiones y presionar –legal y tenazmente– con un fin concreto: desmonopolizar el reducido circuito de espacios para tocar. Juntaron firmas, se asesoraron, y el 15 de febrero dieron el golpe: acción declarativa de inconstitucionalidad ante el Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Objeto? Mejorar las condiciones en que se realiza música en vivo en Buenos Aires. ¿Propuesta? Que se declare inconstitucional toda normativa que regule la necesidad de permisos, habilitaciones o autorizaciones para la actividad. “No puede ser que tocar una guitarra cambie las condiciones de seguridad de un lugar”, repetía Don Boris. El 18 de abril, el juicio fue declarado admisible por tres de los cinco jueces del Tribunal. Y luego llegó la audiencia pública.
Después, declamaciones. Las hubo furtivas y radicalizadas. También principiando el año, Gamexane –histórico guitarrista de Todos Tus Muertos– se mandó sin filtros. Dardo I: “El 90 por ciento de los músicos posta, que la venimos peleando desde la adolescencia, odiamos esa banda. El único valor que tenían, más allá de clonar mal a los Redondos, era generar ese clima bengalero en lugares no aptos”. Dardo II: “Después de Cromañón, las cabezas de los grandes festivales son siempre las mismas. Eso impide que las bandas crezcan. ¿Cómo puede ser que no existan bares donde toquen grupos? Es una estupidez total”.
Las Manos de Filippi, en sintonía, hicieron pública por primera vez ante el suple la letra de un rapreggaetón consustanciado con el tema. Munición pesadísima. “No hay una sola verdad sobre Cromañón. Nosotros, antes que pasara, nunca paramos un recital por el uso de bengalas. El público se tiene que hacer cargo y el periodismo también, porque antes ponía acento en el festival y el colorido. La actitud general, incluso, hablaba a favor del uso de bengalas. Callejeros era la banda que más bengalas encendía, pero en todos lados pasaba. Nos parece mal estar señalando eso, pero es hipócrita. Si la señora de la esquina, con 70 años, dice ‘qué locura’ la entiendo porque va del supermercado a su casa y de su casa al supermercado. Si la Camerata Bariloche o Les Luthiers dicen ‘qué atrocidad’ también es entendible... ahora, ¿los rockeros?”, sostuvo el Cabra aquella vez.
¿Callejeros? Reaparecieron en los medios mediante una entrevista para la revista Viva. Dijeron que Chabán los traicionó pero que no tendría que estar preso, que Bergoglio ¡sí, el cardenal! les pidió que vuelvan a tocar y dijeron ser “rehenes políticos”. Poco antes, en el polémico Cosquín del “nosotros y ellos”, decían: “el que quiera entender, que entienda, y el que no, que se quede discutiendo contra la pared. Nosotros vamos a seguir juntos”, se le escuchó decir al Pato Fontanet. Palabras, porque hechos sólo ocurrieron cuando los quijotes de la UMI se le atrevieron al sistema y lo enfrentaron a cara de perro.
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