LA ESCENA ELECTRONICA DE FIN DE AÑO
Se atormentan las pistas porteñas en este agitado fin de año. Mientras Richie Hawtin adelanta su show en Creamfields, Undertones despidió el año en Niceto y Justice les sacó la cabeza a los agraciados que fueron a La Trastienda. Justicia por mano propia.
› Por Yumber Vera Rojas
Es un placer disfrutar de los sets de Richie Hawtin cada vez que pisa la Argentina. Pero para el productor, músico y deejay canadiense el éxtasis es mutuo. “Mi sonido siempre fue bien recibido allá, desde la primera vez que fui”, reconoce desde su estudio en Berlín, para el NO, este cacique de la segunda ola del techno. “Buenos Aires es una de mis ciudades favoritas. Me encanta esa mezcla de sentir latinoamericano e imponencia europea. Ya conocí Córdoba, y en esta ocasión me gustaría ir a Salta a hacer algo de turismo.” El artífice del alter ego Plastikman y del laboratorio F.U.S.E. (junto a John Acquaviva) regresa al país para actuar en esta oportunidad en la versión porteña de la Creamfields. “Quiero participar en un festival tan importante como éste. Durante mi performance estará Ali Demirel en los visuales, quien trabajó conmigo en el show que brindé en el Sónar de este año. Tengo muchas expectativas con este regreso, espero que suceda en una noche loca.”
Pionero del minimal techno, este hijo de un técnico en robótica será, junto al increíble Jeff Mills, uno de los nuncios del género en esta edición del evento que se celebrará el sábado en Parque Roca. “Todavía no se sabe si el minimal va a llegar a ser mainstream, pues todo el tiempo están naciendo propuestas”, reflexiona Hawtin. “De hecho, aunque el periodismo la respalde y siempre se encuentre en crecimiento, no creo que la electrónica logre ser tan masiva como el pop.” A pocas semanas del final de la llamada “década del milenio”, el artista nacido en Oxfordshire (Inglaterra), pero criado en Ontario, entrevé con optimismo el recambio de era. “El futuro está bien. Hay productores, deejays, sonidos y discos nuevos. Los grandes nombres del dance son aquellos que no se conocen todavía porque están construyendo las bases de lo que está por venir. Por eso, los referentes no son los DJs establecidos, sino los noveles talentos. A ellos hay que apoyarlos.”
Justamente, el mayor exponente del bit de la “nación de la hoja de arce”, quien a los 17 años cruzaba hasta Detroit para adentrarse en la cosmogonía instituida por la Santísima Trinidad del techno (Juan Atkins, Derrick May y Kevin Saunderson) sin imaginarse que tiempo después sería uno de sus grandes herederos, es uno de los principales impulsores de los flamantes forjadores del dance en todo el mundo. De hecho, uno de sus pupilos es el argentino Barem, partícipe asimismo de esta novena versión de la Creamfields Buenos Aires. “El es un buen ejemplo de lo que me gustaría que se diera a conocer debido a que su concepto musical, si bien denota la influencia del sonido europeo, tiene una identidad propia”, explica Richie, que, como parte de su actitud visionaria, decidió radicarse en la capital alemana adviniendo el protagonismo que tendría esa ciudad en el desarrollo de la electrónica. “Es el corazón de todo”, asegura. “Allí están los mejores clubes, productores, sellos, bookings y compañías de software”.
Aunque en tiempos recientes se dedicó a trabajar más con su nombre de pila, Hawtin advierte el pronto regreso de Plastikman, proyecto con el que publicó en 2003 uno de los discos fundamentales del dance de esta década: Closer. “En los últimos dos años actué básicamente como DJ —período que coincide con su paso del vinilo al formato digital—, pero estoy reflexionando acerca de cómo esto puede influenciar la vuelta de Plastikman.” Maestro del groove minimalista, que estimuló el flirteo entre el techno de nueva generación, el dub y el house, la figura canadiense, que en 2008 armó el compilado Sounds From Can Elles para la revista DJ Mag y celebró el primer decenio de su sello Minus, cumplirá en 2010 dos décadas de actividad profesional. “Cada paso que di fue importante. Más allá de que a fines de los ochenta incursioné en el techno, de que en los noventa se dio el desarrollo de Plastikman y de que en la década de 2000 comencé a venir a Sudamérica, me siento inspirado para seguir realizando cosas nuevas”.
Undertones cerró el sábado pasado el 2009 con una súper fiesta en Niceto Club que terminó por confirmarlos como una de las grandes sensaciones del dance criollo en la actualidad. Este colectivo surgió en 2007 a partir de la reunión de un grupo de artistas que buscaba poner en marcha una estética sonora que no estaba desarrollada en la Argentina. “Comenzamos haciendo fiestas en depósitos abandonados, fábricas y salas underground”, reseña Cisco, DJ y fundador del proyecto. “Luego pasamos al circuito de discotecas cuando llegamos a un acuerdo con el sello DFA Records (el mismo de James Murphy de LCD Soundsystem) para presentar a sus artistas acá. Eso fue en 2008, y trajimos a Andy Butler de Hercules and Love Affair. Desde entonces empezamos a hacer que la fiesta circulara por distintos lugares de Buenos Aires, la idea creció y finalmente conformamos esta pandilla-agencia.”
Constituido por los productores KRMPCK, Get Nuts, Toomy Disco y Le Microkosmos —que se sumó recientemente—, y los DJs Cisco, The Waiters, Free Radicals, Martix y Cisco; Undertones es un muestrario de varios subgéneros de la electrónica. “No homogeneizamos en lo grupal”, detalla Cisco. “En el proyecto hay artistas que abordan el electro, otros apuntan hacia la nü rave y la nü disco, pero hay también los que incursionan en el house y el techno”. Al igual que Mugre, se trata de uno de los escasos colectivos que pululan en el dance argentino. “La afinidad entre nosotros tiene que ver con lo estético y lo personal. El formato lo consolidamos a mediados de este año, y responde al agotamiento de la cultura clubber del mainstream. Es un nuevo modo de funcionar que absorbe micro prácticas de la cultura rock. La aspiración para el 2010 es crear nuestro sello discográfico.”
Hasta que no subió al escenario, para muchos todavía era una fantasía que Justice pudiera actuar en la Argentina. Así como los cuentos de hadas, el sueño se hizo realidad pasadas las 12 de la noche del martes 8, luego de que el local Zuker y el francés So Me (ambos en plan deejay) convirtieran a La Trastienda —como pocas veces sucedió— en una de las pistas de baile más calientes y vibrantes (literalmente) de Buenos Aires. A lo largo de dos horas, la pareja parisina conformada por Gaspard Augé y Xavier de Rosnay, que en 2008 editó el CD+DVD A Cross The Universe, se estrenó en el país con un DJ set efectista que alternó temas de primer álbum (Cross, 2007) con hits de Daft Punk o The Chemical Brothers. Tras un inicio potente e intimidatorio (en el que la audiencia clamaba: “¡Justicia! ¡Justicia!”), la performance comenzó a tambalear a la hora y cuarto de show, justo después de que una muchedumbre (en la que se confundían indies, floggers y seguidores del dance, que pagaron entradas que oscilaban entre 300 y 600 pesos) asaltara el entarimado y provocara el fervor de la masa, pues el binomio abusó de la exaltación con su hit Stress, que terminó por disolverse y desorientar la propuesta. No obstante, consiguió remontar en el cierre y provocar un bis absoluto, con el público coreando el megahimno We Are Your Firends. Una vez que regresó al tablado y complació al gentío, Gaspard y Xavier, al son del Roxanne de The Police, advirtieron que estaba saliendo el sol.
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