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lLos días Sokol transcurren entre Las Pelotas y furtivos shows solistas. Entre la calma bonaerense de Chivilcoy, el paisaje serrano de Nono (Córdoba) y el ruido de Buenos Aires. A mitad de camino de todo eso, se detuvo –por un instante, no más– para contestar xxx preguntas. Después, siguió su camino.
–¿Tus shows solistas son un pasatiempo o el comienzo de algo?
–En un momento decidí ponerle fin momentáneamente a mi carrera solista. La idea era componer material para mechar con los covers, que acaparaban casi todo el set. Pero al final seguí. Igual, no le doy importancia a mi brillo personal. Lo mío es Las Pelotas, aunque a veces me presente solo. Lo hago para divertirme un rato y para que mis amigos ganen cartel cuando me nombran.
–Entonces, ¿nunca pensaste en una carrera solista “formal”?
–Sí. Más que nada por el lado acústico. Pero no me preocupa hoy.
–¿En qué está el octavo disco de Las Pelotas?
–Estamos ultimando detalles.
–¿Cómo es?
–Diferente a todos los otros. Poderoso, raro, loco. Hay mucho material atípico. Va a ser muy significativo para la carrera del grupo.
–¿Es cierto que estuvieron a punto de separarse?
–Tenemos problemas como todo el mundo y es cierto que estuvimos un tiempo dispersos. Pero nunca se habló de separación. La confusión surgió por una equivocación del dueño de un boliche, que nos promocionó mal. Es una gilada pensar eso.
–Después de tantos años de carrera, ¿están conformes?
–Seguimos haciendo lo que nos gusta y disfrutamos un montón de eso. El hecho de que el camino haya sido más lento y menos vislumbrante que el de Divididos realmente no me preocupa. Seguimos siendo una banda luchadora.
–¿Son tan independientes como al principio?
–Seguimos siendo iguales. Es el camino que elegimos y no nos vamos a correr justo ahora.
–¿Nunca una concesión?
–Jamás.
–¿Haber tocado como teloneros de los Stones en River fue lo máximo?
–Enfrentarse a 40 mil personas en una noche no es un hecho de todos los días. Fue lo mejor que nos pasó. De todas maneras, nuestra lucha es más cualitativa que cuantitativa.
–En Sumo tocaste varios instrumentos. En Las Pelotas, además de cantar, tocás la guitarra. ¿Qué es lo que más te gusta hacer?
–Me gusta tocar todos los instrumentos, pero estoy muy lejos de hacerlo a la perfección. Sólo puedo defenderme dentro de mi estilo. Lo mejor que hago es cantar.
–¿Qué opinas de la consecuente negativa de Mollo y Arnedo para ceder derechos de las canciones de Sumo?
–Lo que hayan hecho ellos respecto de Luca no es algo que me incumba. Me importa lo que hago yo.
–¿Te gusta Divididos?
–Me gusta, son buenos. Pero me gustan algunas cosas, no todo. –¿Qué otras bandas te gustan?
–Los Redondos y Bersuit.
–¿Qué cambió para vos después de los cacerolazos de diciembre del 2001?
–Estoy del lado de la masa. Siempre dijimos cosas que nos pasan a todos. Tenemos una trayectoria que pesa en este sentido. Y no podemos pasar desapercibidos frente a eso.
–¿En qué cambió tu vida desde que te mudaste a Chivilcoy?
–En mucho. Chica nueva... hermosa vida. Tengo la tranquilidad que en Buenos Aires jamás pinta. Lo demás es personal.
–¿En qué se diferencia de Nono?
–Son lugares parecidos. La mayoría de la gente labura a full todo el día. Yo, como músico, tengo que estar agradecido.
–¿Te conocen ahí?
–Alguien me conoce.