Jueves, 29 de diciembre de 2011 | Hoy
SHOWS MASIVOS, POGO, FIESTAS
Por Julia González
De no haber vivido rápido y muerto joven, ¿tocaría Sid Vicious en alguno de estos megafestivales auspiciado por alguna marca que ofrece campos divididos en tres partes desiguales? Desde antes del inicio del pogo hasta nuestros días, el rock en vivo sufrió tantos cambios que lo llevaron a parecerse más a un circo romano (instalación destinada a entretener al pueblo inspirada en los griegos) que a la rebeldía de sus años dorados. Con una tragedia de Cromañón de por medio, el fin de la industria discográfica, el download y el aggiornamiento del rock ante otras ofertas de género tal vez más vendibles, la música en vivo resistió tanto como pudo. Pero el puesto número uno a la mayor desgracia en el rock del país se la lleva Cromañón con 194 chicos muertos y Callejeros, la banda que tocaba el día del incendio, absueltos en primera instancia, y finalmente con su líder condenado.
Aparte de la catástrofe en sí, lo que esta tragedia dejó fue cientos de negocios clausurados, otro tanto que hace malabares para tener en orden y al día la habilitación, y muchos que ni sueñan con que una noche cualquiera toque una banda. Rock en vivo en un bar era motivo de reunión y jolgorio. Hoy es un sueño que no se hará realidad o un hecho clandestino. Hasta llegó a estar prohibido bailar o mirar un show de pie. Por eso, y para alegría de los pibes, la solución fueron las fiestas secretas. Tocar la puerta, contraseña y adentro. Y aunque parezca un chiste, hasta este tipo de fiestas se volvió un negocio rentable.
Megaproductoras y marcas de gaseosas y telefonías trajeron a las bandas que parecía imposible ver. Radiohead, Pearl Jam, Sonic Youth, Flaming Lips, Madonna, Michael Jackson, U2, The Rolling Stones, Stone Temple Pilots, Paul McCartney, The Strokes, Aerosmith, Robert Plant y Jimmy Page, entre tantos otros, pisaron suelo argentino. Entre los locales se juntaron Los Fabulosos Cadillacs, Illya Kuryaki and The Valderramas, Soda Stéreo y las llamadas Bandas Eternas, a las que revivió Spinetta y compañía en un recital de más de 5 horas. Y las mismas bandas nacionales siguieron siendo cabezas de festivales. Asimismo, ante tanto negocio del espectáculo, resisten esas fechas donde el indie se hace una fiesta y hasta los periodistas y sus amigos pagan la entrada con tal de colaborar con la causa de la independencia. Gracias a la cercanía del mundo a través de la globalización y las tecnologías, y teniendo en cuenta que ya no es imposible ver a tu banda favorita, salvo que sean Los Beatles, ¿a cuál te gustaría ver antes del fin del mundo?
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