Jueves, 22 de marzo de 2012 | Hoy
EL COLECTIVO DE HIJOS SE MUESTRA EN LA LEGISLATURA
Compuesto por hijas e hijos de desaparecidos y asesinados durante el terrorismo de Estado, este espacio ofrece una nueva dosis de Avivol.
Por José Esses
En distintos momentos históricos, el movimiento de derechos humanos argentino inventó una forma original para dar a conocer sus reclamos. Durante la dictadura, los afiches con las figuras de los desaparecidos mostraban a aquellos que no estaban. Los escraches, unas décadas después, sirvieron para recordar que nuestro vecino podía ser un asesino o un represor que se había favorecido con las leyes de obediencia debida y punto final o con el indulto. El Colectivo de Hijos, compuesto por hijas e hijos de desaparecidos y asesinados durante el terrorismo de Estado, ofrece una nueva dosis de ese Avivol. Con su muestra Huachos, en la Legislatura porteña, plantean preguntas, sensaciones, reflexiones acerca de la orfandad, analizan las respuestas que recibieron de parte del Estado en democracia y se dan la libertad de expresarlo exactamente como quieren (y como les sale).
El CdH tiene 50 integrantes y trabaja sobre tres ejes: arte, investigación y políticas públicas tendientes a la reparación. “Está todo entrelazado porque el arte es político, el hecho político no deja de ser creativo en sus planteos. Nuestras investigaciones buscan decir algo nuevo”, reflexiona Nicolás Bai, artista plástico, integrante del CdH. La colección de cuadros, objetos y afiches que colgaron en la sala Manuel Belgrano de la Legislatura son la cosecha de un año y medio de trabajo en un espacio que llamaron Campo de Creación (CdC). “Construimos en conjunto. No se prioriza al individuo sobre el resto. Lo que le da la fuerza, la productividad, es el colectivo mismo”, acota Sebastián Grynberg, doctor en Matemáticas.
Las leyes 24.411 y 25.914, con las que el Estado reparó a los hijos y familiares de desaparecidos, fueron objeto de estudio del CdH. Muchos casos no estuvieron contemplados y no recibieron un peso. “Generaron diferencias dentro del mundillo de huérfanos, de los hijos, porque discriminaba. Algunos entraban y otros no”, dice Raquel Camps, delegada gremial de la Asociación de Empleados Judiciales de Buenos Aires. “En las dos leyes, el Estado nos dice: ‘Yo te doy un dinero, una vez que te lo di, ya no tengo nada que ver contigo’. Si por el secuestro de tus padres, o el asesinato, te volviste loco, te lo pago. Si no pudiste ir a la escuela porque quedaste en una situación de orfandad mucho mayor que otro, jodete. Pero la cantidad de dinero es irrelevante en comparación con los problemas que podés tener”, acota Grynberg. La timba financiera en la que se vieron involucrados dio lugar a La Rueda Loca, una de las instalaciones de Huachos. La muestra recopila distintas formas en las que el Colectivo materializó sus exigencias, sus sueños, sus broncas. Desde el afiche que directamente reclama “Igualdad” hasta una imagen que combina un rinoceronte con la frase ‘A mi padre lo fusilaron delante de mí’. El estilo es directo, duro, poético, bello, colorido, áspero. Todo junto. El dolor es protagonista. Se lo ve. Se lo lee. Se lo comparte. “Si te ocurre una situación horrorosa, como que vayan a tu casa, secuestren a tus padres, te caguen a palos, o los asesinen enfrente tuyo, ese hecho dramático no es tan fácil de expresar directamente. Una manera es mediándolo a través de la manifestación artística, que te permite correrte un poquito. El otro lo puede mirar y salirse de la cosa lastimosa del ‘pobrecito, pobrecito, de esto nunca te vas a recuperar’”, dice Grynberg. Otro afiche reúne sinónimos de la palabra huérfano: paria, abandonado, desprovisto, pobre, desabrigado, desamparado, hospiciano, falto, náufrago, guacho, asilado, adoptivo y remata con el subtítulo de la muestra: Huérfanos científicamente producidos x el genocidio.
Bai: –No es cualquier tipo de huérfano, es el producido por el Estado en el marco de un genocidio que tuvo una planificación. Eso es lo que somos. Y nos vincula con los huérfanos de otros genocidios, como podrían ser los pueblos originarios.
Camps: –A muchos de nosotros no nos miraron mucho cuando éramos chicos, no nos preguntaban cómo estábamos. Hoy estamos pensando nuestra problemática por propia cuenta. Y lo hacemos en este contexto político. Muchos tenemos necesidades que en su momento el Estado no cubrió y ahora tampoco.
Para el CdH, exponer en la Legislatura es especial. El año pasado acercaron a la Cámara un proyecto de ley que promueve el trabajo en el Estado para hijos de desaparecidos, pero nunca se debatió y quedó en un cajón, tal cual se puede ver en una de las obras. “No pedimos que aprueben esa ley, pero al menos que la debatan. No tenemos la papa de todos los temas, simplemente queremos discutir con otros para visibilizar nuestra situación. Nuestro horizonte es tener una ley marco donde se contemple todo el universo de hijos con un criterio integral”, dice Leonardo Surraco, sociólogo. El CdH reclama nuevas leyes porque pone el ojo en lo que falta, en esos momentos en los que el familiar de desaparecidos o asesinados sigue sintiendo que el Estado le da la espalda. Ejemplo de eso es el Proyecto Panteón, que buscará que aquellos familiares que encuentran los restos, puedan sepultarlos de manera gratuita, algo que hasta ahora no sucede.
Hace pocas semanas, algunas de estas piezas estuvieron exhibidas en Gualeguaychú. “Los collages que hicimos no son fácilmente mercantilizables, no creo que se puedan hacer camisetas con esas imágenes. Me parece que estamos haciendo un aporte desde el punto de vista de la expresión cultural y política. Por más que el CdH no sea una organización poderosa o que no tenga gran capacidad para modificar la realidad materialmente, por lo menos a nivel discursivo estamos ofreciendo una perspectiva distinta”, sintetiza Grynberg.
* Huachos estará expuesta hasta el 30 de marzo en la sala Manuel Belgrano de la Legislatura porteña, Perú 160, de 13 a 19.
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